y ofendiditas,
con rintintín,
que se sientan
aunque no haya sitio.
Porque ell@s siempre
se creen protagonistas.
Reyes y reinas
que disponen
a su antojo
con la boca sucia
y más cara que espalda.
Se masca la tragedia
y la tensión
es irrespirable.
Pero ahí están ell@s,
siempre,
sabedores
de su influencia
e imprudencia.
Incontestables
se creen
para que comas
de sus sobras.
Ratas que dan la nota.
No ocupan tanto,
pero en nuestro imaginario
son inabordables.
Mentira.
Qué necesidad la nuestra
de aguantar la humillación,
de soportar el rencor,
de sujetar el orgullo
de serpientes
a las que no les debemos nada.
De frente y a la cara.
Aprieta tus dientes
y afila las uñas.
Defiende lo que te
parece justo
y ataca lo que debe
ser extinto.
No estamos aquí
para blanquear gilipolleces.
Estamos para dar paso
a l@s que vienen
con fuerza y dignidad.
Arremete contra
el incompetente
que llen@s de miedos
se desplazan indemnes.
Ofendiditos y ofendiditas
iros a tomar por culo.
Sin poesía ni abrazos.
No vengáis, no volváis
hasta que consigáis
curaros.
Reciclar a vuestros vasallos.
No os queremos impunes.
No queremos
que de vuestras fortalezas
salgamos el resto
más débiles,
ni más pequeñ@s,
ni menos válid@s.
No os queremos
ni así ni asá
hasta que no
os deis una vuelta,
respiréis profundo
y reventéis por dentro.
Así no, alimañas.
Ofendiditos del mundo
uníos
y desparaced.
Es una orden
con acuse de recibo.
Os espero en la palestra
para que el público,
la gran mayoría buena,
decida vuestro destino.
Como en la Edad Media,
peste negra,
que el pueblo tire
sus aguas sucias
hasta deshacerse de ellas.
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