No es una jefa más.
Es la jefa
de las obreras,
de la colmena,
feminismo
en vena.
Me recogió
del fango.
Me lavó
las manos
y la cara,
me abrillantó.
Me posibilitó.
Me puso en mi sitio
y proyectó
el impulso
del futuro
que buscaba.
Mi primera
y mi última jefa,
no habrá otra,
mi amiga,
mi compañera,
mis cordones,
sus cojones.
Cierro el círculo
con la última
de La Kuadrilla,
la primera
del inicio
de nuestros días.
Mi nación,
mi patria,
confío
en tus ojos,
me arropo
con tus hoyuelos,
me refugio
en tu regazo.
Fuiste
mi conejo blanco
con reloj
de bolsillo;
mi gato
recostado
en lunas;
mi reina
de corazones;
mi oruga
empapada
en humo;
mi fiesta
del té;
mi sombrero
esquizofrénico;
mi Alicia,
mi octava maravilla.
Compartimos
lecturas
y ganas,
ganas de
escribirle
ocult@s
a la vida.
Que no haya un lugar en el mundo que no recorras.
¿Nos vamos ya de Gala?
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