nos hallamos,
más punkis
que fankis,
saltimbanquis.
Me dijeron
que los textos malos,
a base de práctica,
se convierten en buenos.
Pronto llegaré
al primer millar
y no me canso
de conversar
conmigo mismo.
Un diálogo sistemático
desde 2013
sin más ánimo
que el del sagrado respeto
a la libertad de expresión.
Una especie de terapia
sin ciencia,
ni dogmas,
ni leyes.
¿Por qué escribes?
me siguen preguntando.
La pregunta es
¿por qué no escribes tú?
Yo lo hago público,
pero tú puedes
quemarlo si quieres,
o comértelo
sin agua,
pero escribe
y luego me preguntas
para qué escribo.
Te contestarás solo,
te hallarás entera.
De tranquis pankis
significa estar
como una quiera,
sin condicionales
ni líneas rojas.
Abrupta y rugosa
como la mano
después del baño.
Confiada y placentera
de todo lo que te ofrece
la zona de confort
(un beso a Maribel Verdú).
Agradecida y respetuosa
con las que te piensan
y a las que cuidas
a partes iguales.
Además lo puedes hacer
en cualquier época del año
sin excusas
que quieran justificar
nuestras acciones.
De tranquis pankis
también puede ser
la violencia que anhelas
o el amor
que se ha reciclado.
Ponle el nombre
que quieras,
la sensación es la misma.
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