miércoles, 29 de diciembre de 2021

Y vino la Pepa

Hacía tres años
que no veíamos 
a la Pepa.
Y nos regañó
como se debería
regañar a l@s niñ@s,
con voz suave y competente.

Pepa es la matrona
que debería tener
cualquier mujer embarazada,
de las buenas buenísimas.
Con pelo canoso,
gafas y regordeta,
bajita y graciosa
para que se te vayan
las tristezas,
inteligente y audaz
para que los miedos
sean menos miedos.

Pepa te recoge
del infierno
más absoluto
y te pone en el sitio
que corresponde,
un lugar consciente
no exento de preocupaciones,
pero con la firmeza e ilusión
necesarias como para
que seas capaz
de disfrutar la gestación
en caso de que esté
siendo compleja.

Recuerdo las clases
de preparación al parto
con Pepa.
Una especie de monólogo
participacitvo
con mucha comedia,
justamente el factor
más precario de las sociedades.
Pues ella 
lo compensaba todo
con su pedagogía activa.
Y yo me preguntaba
qué cojones
hacia una profesional
como la copa de un pino
en un ambulatorio
cada vez
venido a menos.
La suerte que tienes,
a veces,
en lugares
de los que no esperas nada.

Pues la Pepa
cogió el reposo
mal diagnosticado
y le puso escaleras
para que no se acomodara.
Con una conversación
de unos minutos
como si fuera 
una psicóloga gratuita y pública,
levantó su ánimo
y sus ganas
de querer estar bien,
de buscar el bienestar
que el tiempo
y el avance de las semanas
le habían robado.

Pepa es esa especie
de revulsivo sanitario
que tanto nos cuesta
encontrar,
porque no, 
no nos confundamos,
los sanitari@s públicos
no sólo luchan contra el virus,
sino contra su propia mediocridad,
exactamente igual
que l@s docentes.
No es suficiente
con gritar
"¡Sanidad pública!",
hay que ejercerla
y además ejercerla bien,
suave y competente
como la voz de Pepa.

Ese ratito que echó
con Pepa
le cambió la perspectiva.
Darse de bruces
con ella
es como el Atosibán
que te para el parto,
es como el hierro
que combate la anemia,
es el yodo que evita
las malformaciones.

Si la vacuna,
famosa mundialmente,
se llamara Pepa,
a todas nos iría
mucho mejor.
Y si aquella Constitución
de 1812
se hubiera llamado
en honor a ella,
estaríamos ahora
en lugares
mucho más amables.

_A la Pepa_

No hay comentarios:

Publicar un comentario