sábado, 11 de diciembre de 2021

Otro confinamiento

Por si no hubiera
tenido suficiente
con el confinamiento
nacional más restrictivo
y con los absudarmente
perimetrales de la comunidad,
ahora sufre uno nuevo
de tipo gestcional.
Imagino que las escaleras
sin ascensor
de La Mariana
hacen mucho,
pero es lo que elegimos
y toca hacerse cargo,
porque es mucho más
lo que ganamos
de lo que no tenemos.

Haya veces que,
para explicar las cosas,
lo hacemos desde el 
punto de vista
de la peor de las situaciones.
Como si eso
restase dolor
y sufrimiento
y ofreciese algún
derivado de consuelo.
Pero es la conjugación
de un cerebro complejo
con la equidistancia
y mediocridad humana
lo que nos define.
No sabemos hacerlo mejor,
pero podríamos
aprender a hacerlo.

El cuento de nunca acabar,
porque sí,
hay veces que
ni los cuentos nos valen.
Pero intentamos ejecutar
un planteamiento en positivo
sin quitarle un ápice
de realidad 
a la gravedad del suceso.

Favorecer un ambiente
acorde a lo que
necesitamos
es algo para lo
que nos preparamos
de bien pequeñ@s.
Soy veterano
en este tipo de misiones
y pese a la ausencia de medallas,
sé que cumplo
todos los objetivos
Pero claro,
mi posición es la fácil,
la dinámica y activa
que procura
que la rueda no pare.
Tendría que verme
ahí postrado,
viendo como
todo ocurre
mientras no puedo
ejercer mi física,
viéndolo todo
al alcance de mi mano
y aguantarme
la posibilidad de hacerlo
porque mi misión es otra,
la más compleja
e intuitiva
para la que los hombres 
no estamos preparados
ni biológica 
ni emocionalmente.
La de albergar
la ciencia en desarrollo
para que luego
se convierta en vida.

Y por mucho
que resulte limitante
y mine la moral,
esa es su única tarea.
Sacrificar el movimiento
y la calle
para construir 
un barrio amable
dentro del útero,
sin las hostilidades
a las que estamos
acostumbradas
y que hemos normalizado.
La de que te asistan
por precaución y prevención
sin la necesidad
de habitar un palacio.
La del ejercicio psicológico
de superar la inutilidad
de lo que crees
en lo que te estás convirtiendo.
Eso solo son
presiones sociales
y costumbrismos oscuros
que siguen esperando
la evolución de las sociedades.

Así que si,
otro confinamiento
por el porvenir
de nuestra familia.
Incluso así,
no depende solo
de nosotras,
de mi o de ti.
Porque favorecer
el ambiente
no es determinante,
solo son las condiciones
que incorporamos
para tener más posibilidades.

En esas estamos.
Y me diréis,
qué tienen que ver
las churras con las merinas
(que por cierto son ovejas),
pues que nosotras
sí que hacemos
confinamientos bien pesados,
no como tú, Ayuso, payasa.
Aprovechando que el Pisuerga
pasa por Valladolid.

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