todo lo anterior,
con sus logros y sus derrotas,
pero con la calma de haber
aprendido a mirar,
estaremos listas
para desencajarnos
de nuestra piel y huesos
y vernos como
andábamos tiempo
queriéndonos ver.
Yo lo descubrí
a partir de mirar
a mis hij@s.
En mi caso
reconocí partes
que había dejado de lado;
también descubrí
otras nuevas que no sabía
que existían;
y por último
deseché otras tantas
que me sobraban.
Nunca despejaremos
todas las incógnitas
que posibiliten la ausencia
de incertidumbre,
ese no es el objetivo,
pero tendremos las herramientas
suficientes
como para seguir intentándolo,
que es de lo que se trata,
de no cesar en la lucha.
Reconocerse por fin
a una misma
tranquila,
satisfecha,
apetente de seguir
hacia adelante;
a través de todos
los ojos posibles,
con todos sus prismas,
con todos sus colores.
El enfoque y la perspectiva
de una salud mental
cuidada, fuerte,
preparada para ser atendida.
Nos desglosamos
a partir de mirar
a nuestr@s hij@s
para entender
todo lo bueno y lo malo
que propiciamos,
todo lo que hemos alcanzado
y todo lo que nos queda pendiente,
que no será poco.
Los parecidos razonables,
la carga genética,
las apropiaciones culturales
y los factores externos.
Se aliña y se remueve,
según el momento,
con más o menos fuerza
disponible,
buscando nuevos sabores
y el placer de lo fisiológico.
Es mejor no acostumbrarse
a los errores,
a no darlos por hecho
como una sorpresa
desagradable,
a hacerse cargo de los perdones
y a buscar la mirada oportuna
que se merecen.
Verte y verse
son dos palabras
que deberíamos abrazar
constantemente.
Humildes y presentes
como dos medios
para un mismo fin.
Justificar de manera responsable
la pedagogía de la mirada,
es un obviedad
que necesita ser ensayada,
llevada a cabo con una ejecución
exquisita, envidiable, admirable
y a la altura de lo que les corresponde.
Eso marcará
de manera ineludible
cómo mirarán ell@s
en el futuro,
con el mismo proceso
de aciertos y equivocaciones,
pero con una base
que nosotras nunca tuvimos.
Es de lo poquito
que podemos regalarles
sin dinero de por medio;
un arma que no se acciona
con gatillo,
que no escupe balas sin sentido,
con el peso de lo abstracto
y el impacto sin atajos.
Verte a ti misma a través de mis ojos
son tantas preguntas
que no todas podrán
ser contestadas,
pero estaremos toda la vida
estudiándolas,
buscando nuevas formas
de operar
para llegar al mismo resultado.
En eso se resume
esta trilogía:
con suerte, en haber sido mirad@s,
en querer y saber mirar
y en asumir que serán
ell@s quiénes interpreten
como han sido mirad@s
y cómo quieren mirar.
Pero la semilla ya la has puesto.
_A Regi_
Nota de autor: Un texto de cuyo título no puedo apropiarme XXIII
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