Lo que para ti
es un pequeño escalón
totalmente controlado,
para ell@s
es un abismo
digno
de los más grandes
precipicios.
Ocurrió que le retiramos
la valla que contenía
sus impulsos inconscientes,
no como exigencia
para hacerse mayor,
sino por practicidad
a la hora de hacer la cama.
Desde pequeñ@s
les sitiamos
de cojines, almohadas
y demás elementos
a modo de casa simbólica.
Su primer pisito
donde no pagan alquiler
pero sí un alto precio
para que podamos
seguir haciendo cosas
con la puerta entornada.
Esto es así.
Otra estrategia
que ponemos en marcha
para ir diferenciándonos
poco a poco.
Porque el cordón umbilical
no se corta únicamente
tras el expulsivo,
sino que tendremos
que cortarlo unas
cuantas veces más
con cada paso
que les encamine a la autonomía.
Pese a todos
los muros derribados,
sigues acolchando el suelo
con trampas de algodón y lana
porque no dejan de ser
niñ@s muy pequeñ@s.
Y no está mal hacerlo,
todo lo contrario,
centrarse en los pequeños detalles
y tener en cuenta
todas las posibilidades
es algo de lo que
nos vamos despojando
según crecen,
y es ahí donde está el error.
El caso es que
en el único momento
escatológico/íntimo
del día,
aliñado con café y tabaco,
de repente
un ruido seco y metálico
me alerta.
Se había precipitado
de la cama de cabeza,
porque siempre caen de cabeza
por eso de no tener miedo
todavía a las caídas.
Unos segundos de silencio
y rompe en un llanto
de dolor sin saber muy bien
qué había sucedido.
Mientras recorres
los pocos metros
que nos separan,
vas con el corazón partido
porque sabes
que estaba solo
en el tropiezo.
Duele el golpe,
pero duele más
la falta de acompañamiento.
Entras brusco
en la habitación
buscando su cuerpo
ante la penumbra
y cuando le encuentras
aprietas su cuerpo contra el tuyo
como si estuvieras
pidiendo perdón
en público sin pudor
y desecho en mil añicos.
Le explicas la situación,
porque siempre hay
que darles una explicación
para que sigan viviendo
el contexto como algo seguro,
y esperas a que den
su versión de los hechos,
los cuáles estarán
por encima de cualquier ley,
creencia o código adulto.
Acordaros que todo
es susceptible de ser escrito
y por tanto,
de ser atendido y reflexionado
por el valor intrínseco
de cada detalle.
Siento la caída
y las que te quedan,
espero poder estar a tu lado
en la gran mayoría de ellas.
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