es un REMedio de la abuela,
una REMiniscencia del pasado,
una RÉMora tropical
que se adhiere al inconsciente.
Esa fase del sueño
con el movimiento reticular
en círculos,
como si dieras vueltas
en un columpio
para sentir el mundo
en todos sus giros.
Esto es lo que sucede
mientras la memoria se ensancha
y los aprendizajes se consolidan.
En casa nunca fuimos
grandes defensoras
del verbo dormir,
pero sí que debatimos
los sueños al levantarnos
para compensar
a la que haya sufrido pesadillas,
o la que sólo recuerde
ausencia y vacío.
Nos enriquecemos a base de ideas
y nuestro patrimonio crece
descontroladamente.
Lo que ocurre en el sueño REM
es como el secreto
mejor guardado
que tanto te había costado contar;
o como ese refugio
que tanto cuesta construir;
o ese lugar desconocido
que te aterrorizaba
y por el que ahora
nadas como pez en el agua.
Es un búnker
que disfrutas en soledad,
porque también tenemos
derecho a la intimidad
y a la ausencia de gente.
Es un tesoro
personal e intransferible,
carente de solidaridad
pero lleno de fuerza de cambio.
Es una explicación universal
a la que todo el mundo
tiene acceso
pero que casi nadie
logra entender
por la complejidad de su fondo.
Una expansión continúa
e infinita
que sucede aquí y ahora,
a cada momento
pienses en ello o no.
Existe y es invariable
a nuestras necesidades
y deseos,
funciona con la autonomía
de lo que te hace falta
y algunas veces te gustará
y otras
querrás alejarte.
Lo que ocurre
en la fase REM,
que además puede darse
más de una vez
en una misma noche,
se queda en la fase REM,
cuya frase, quizá,
debería ser revisionada.
Como esa fantasía
que socialmente
no está muy aceptada.
Pero pensar, imaginar y soñar
es libre,
el caso es como pactar
colectivizarlas.
La interpretación de lo
que ocurre en el sueño REM
corre de la mano de
un marco teórico
y de psicolog@s
pero,
lo que sientes y cómo lo sientes,
es tu decisión.
Un día, si quieres,
hablamos de todo
lo que nos hemos guardado
y nos ponemos al día.
_A María _
Nota de autor: Un texto de cuyo título no puedo apropiarme XXV
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