jueves, 21 de abril de 2022

Trilogía de la mirada

I.

Estamos en el Antropoceno,
la era donde más
psicología se necesita.

Todas las veces
que no me he reconocido
al mirarme al espejo;
un espejo entendido
como todas las personas
que me rodean
y no sentir de ello
algo favorable;
el autorechazo
de lo que somos
frente a lo que
nos hubiera gustado
haber sido.
Esto nos pasa,
y nos pasará varias veces
en la vida.

En busca del equilibrio
constante entre los sueños,
las expectativas, los deseos
y lo que tengo,
lo que he conseguido,
lo que he construido,
acompañado siempre
de una sensación de derrota,
de ser insuficiente
por infinidad de motivos,
de decepciones
que ahogan los aciertos
aunque estos últimos
hayan sido muchos,
porque el peso de lo
que indetificamos
como malo,
casi siemre pesa más
que las veces
que nos hemos sentido
satisfechas.

Estamos en nuestro derecho,
faltaría más.
El riesgo está en cuánto tiempo
pasamos en esa fase
en la que no me encuentro,
en la que no me reconozco,
en la que cada vez
me distancio más y más
de todo lo que me gustaría
conocer y controlar
de mí misma.
Escrito en femenino
por referirme al sustantivo
de persona.
Pero escrito en femenino
también,
por referirme a la mujer,
al hecho de ser mujer
y por ello tenerlo más difícil.

Ser una desconocida para ti misma
es una lucha incesante
entre tus prioridades
y las exigencias externas,
un choque de contradicciones
que no te dejan dormir tranquila,
un anhelo de adolescencia
que vuelve convertido
en tu peor pesadilla.
Pero del conflicto
se posibilitan cambios,
y esas son las oportunidades
para las que tenemos que estar listas.

Sin dramas,
estos tránsitos 
que hacemos de un lugar a otro,
son pasajes de nuestra vivencia
que deben de ser atendidos
con el suficiente cuidado y mimo
para ser justas con nosotras mismas,
porque aunque a veces 
creamos que no,
nos merecemos ser
quienes queramos ser.

No estás sola en este mundo,
pero te damos el tiempo
que necesites.
Date el permiso
de explorar, descubrir
y conocer aquella
que quieras ser, te esperamos.


II.

Si y no.
Cuando crees que
ya lo has visto casi todo,
no es lo mismo
que la actitud
de seguir mirando.
Porque si somos,
es precisamente
porque alguien
nos ha mirado
y porque le hemos
devuelto la mirada.

Podemos decir
que mirar
es el paso previo
a la acción,
o incluso
que es la pre-acción
que asienta las bases
de la necesidad
que sentimos de hacer.
Por eso pronto
comprendemos
que ambas cuestiones
están íntimamente relacionadas
y que una cosa
no puede suceder sin la otra.

Sin embargo,
creo saber a qué se refiere.
Al hecho de tomar partido
y adquirir la responsabilidad
que nos exigen los acontecimientos.
A la de dar un paso,
da igual que sea
el primero o el último
y ser parte del proceso,
ser un motivo más
para el cambio.
Al de aventurarse
con todas sus implicaciones,
riesgos y certezas incluidas.
A dejar de lado el azar
y sumar puntos
en las probabilidades.
A ser un dato estadístico
y no quedarte fuera
de la gráfica.
Al de formar parte
de la solidaridad
que se esperan
de las comunidades.

No sé si hemos venido
a mirar o a otras cosas;
o si por el contrario
a todo a la vez
o a nada al mismo tiempo.
Pero cada un@ 
con su mecanismo
para poder llegar
a los mismos sitios.
Hablábamos antes
de cuando no me reconozco.
Ahora lo hacemos
del deseo candescente
de encontrarnos.

A esta vida no hemos venido a mirar
es una afirmación ética,
casi filosófica,
pero solo desde el enfoque adulto.
Que se lo digan si no a toda 
la infancia,
y a tod@s l@s que se mueven
por impulsos, casi primitivos,
llenos de instinto
sin estructura.
Insisto en creer saber
a qué te refieres:
al cántico de
No nos mires, únete;
al de no volverte
a desangrar
por quedarte callad@;
al de que ninguna mala acción
quede sin respuesta;
a que siempre haya
acuse de recibo
y por tanto acopio de la situación;
a los ensayos de causa-consecuencia.

Si es así,
estoy de acuerdo contigo,
y aunque no lo estuviera,
te honra acoger
mi punto de vista,
porque se trata de eso ¿no?
de mirar y que te miren
de formas diversas
para luego dar
los siguientes pasos,
para coger las riendas de tu vida,
para que no sientas
cómo te oprime el pecho,
o cómo te inunda la vergüenza,
o cómo te paraliza el miedo.

Estamos a punto
de conseguirlo.
Mírame cómo te miro
para que entiendas
todo lo que quiero decirte,
todos mis significados,
y luego,
si estamos preparadas,
salgamos juntas a la calle
a gritarlo a los cuatro vientos.



III.

Cuando conseguimos articular
todo lo anterior,
con sus logros y sus derrotas,
pero con la calma de haber
aprendido a mirar,
estaremos listas
para desencajarnos
de nuestra piel y huesos
y vernos como
andábamos tiempo
queriéndonos ver.
Yo lo descubrí
a partir de mirar
a mis hij@s.

En mi caso
reconocí partes
que había dejado de lado;
también descubrí
otras nuevas que no sabía
que existían;
y por último
deseché otras tantas
que me sobraban.
Nunca despejaremos
todas las incógnitas
que posibiliten la ausencia
de incertidumbre,
ese no es el objetivo,
pero tendremos las herramientas
suficientes
como para seguir intentándolo,
que es de lo que se trata,
de no cesar en la lucha.

Reconocerse por fin
a una misma
tranquila,
satisfecha,
apetente de seguir
hacia adelante;
a través de todos
los ojos posibles,
con todos sus prismas,
con todos sus colores.
El enfoque y la perspectiva
de una salud mental
cuidada, fuerte,
preparada para ser atendida.

Nos desglosamos
a partir de mirar
a nuestr@s hij@s
para entender 
todo lo bueno y lo malo
que propiciamos,
todo lo que hemos alcanzado
y todo lo que nos queda pendiente,
que no será poco.
Los parecidos razonables,
la carga genética,
las apropiaciones culturales
y los factores externos.
Se aliña y se remueve,
según el momento,
con más o menos fuerza
disponible,
buscando nuevos sabores
y el placer de lo fisiológico.

Es mejor no acostumbrarse
a los errores,
a no darlos por hecho
como una sorpresa
desagradable,
a hacerse cargo de los perdones
y a buscar la mirada oportuna
que se merecen.
Verte y verse
son dos palabras
que deberíamos abrazar
constantemente.
Humildes y presentes
como dos medios
para un mismo fin.
Justificar de manera responsable
la pedagogía de la mirada,
es un obviedad
que necesita ser ensayada,
llevada a cabo con una ejecución
exquisita, envidiable, admirable
y a la altura de lo que les corresponde.

Eso marcará 
de manera ineludible
cómo mirarán ell@s
en el futuro,
con el mismo proceso
de aciertos y equivocaciones,
pero con una base
que nosotras nunca tuvimos.
Es de lo poquito 
que podemos regalarles
sin dinero de por medio;
un arma que no se acciona
con gatillo,
que no escupe balas sin sentido,
con el peso de lo abstracto
y el impacto sin atajos.

Verte a ti misma a través de mis ojos
son tantas preguntas
que no todas podrán
ser contestadas,
pero estaremos toda la vida
estudiándolas,
buscando nuevas formas
de operar
para llegar al mismo resultado.
En eso se resume
esta trilogía:
con suerte, en haber sido mirad@s,
en querer y saber mirar
y en asumir que serán
ell@s quiénes interpreten
como han sido mirad@s
y cómo quieren mirar.
Pero la semilla ya la has puesto.

_Si tiene que ser por orden, a Faty, Javi y Regi, pero si obviamos el orden, a todas ellas por igual_






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