sábado, 31 de diciembre de 2022

Chao 2022

Hasta siempre 2022,
eres mi segundo año favorito,
donde volví a ser padre
aunque nunca hubiera dejado
de serlo.
Ya solo por eso
me has merecido 
todas y cada una
de las penas y alegrías
que he experimentado.
Así que te echaré
mucho de menos,
mucho,
pero debemos/tenemos
que seguir avanzando.

Te recordaré con dignidad
y justicia
de las leyes
que surgieron
a favor de las personas,
gracias.
No te perdonaré
que no haya podido
asistir a un solo concierto
en tus doce meses.
Te glorifico
por el cumpleaños
que me diste,
por ponerme justo a tiempo
la canción de Miraflores.

Me has vuelto a dar
muerte y enfermedades
a mi alrededor.
Situaciones dramáticas
sin vuelta de hoja,
algunas con la mirada curada
y otras con la mirada perdida.
Ojalá no me hubieras dado
la excusa de escribir
algunos textos.
Pero así son las cosas.
No me arrepiento.
De lo que si me arrepiento
son de todos mis fracasos
y derrotas 
para con mis hij@s,
mi único dios
y mi única reina.

Me has dado 
una hornada de cachorr@s,
la última generación,
de 10 nuev@s integrantes,
la primera mi Gala benéfica,
por si alguien
no se sabía el camino.
Sin duda
tus mejores noticias,
portadas históricas.
Homenajes inesperados,
descubrimientos emocionantes,
porque todos los años los hay,
como hay decepciones
tan profundas
comos los cuerpos que flotan
en el Mediterráneo.

Desafiantes,
un pie delante del otro,
un pie delante del otro,
me repito todos los días.
Provocativo y contestatario
con los que me han hecho daño,
decisivo y vertical
con quien no
necesito en mis días,
comunitaria y barrial
con mis vecinas, asociaciones
y comercios que no exploten
a sus trabajadoras.
Un país que me sigue 
resultando mediocre e insuficiente.

He ganado y perdido
por igual,
pero mi sensación
es la de haber vuelto a vencer:
Mi sentencia dada.
He confrontado hasta los dientes,
he pedido perdón de corazón,
me he callado cuando me tenía
que callar,
y he hablado cuando
me han querido silenciar.
Nunca me he pasado de listo
y no pocas veces
he vuelto a ser el más listo.

Un día después
de su nacimiento
empezó otra guerra en el mundo,
que aunque quisieron hacernos
creer que era la única,
solo es una más
de las que ya se venían librando.
No somos las responsables
de los precios de los suministros
aunque asumamos
que debemos ser quienes
paguemos el pato.
La gran mayoría está a favor 
de la sanidad pública
aunque todavía no lo sepan.
Y todo el mundo,
por muy tonto que sea
o se lo haga,
sabe las implicaciones
que tiene ser una
persona refugiada.

Son millones y somos millones
y venimos del mismo planeta.
Como para millones
este 2022 habrá resultado
terrorífico.
Lo siento, de veras que lo siento.
Por los que no lo siento
es por toda la plaga
de extrema derecha
que se extiende
por La Tierra,
peores que cualquier pandemia.
¿Lo superaremos?
Pues no lo sé,
pero no podemos bajar la guardia.

Ha vuelto hacer más calor
que frío.
El 20 de abril nos quitaron
las mascarillas.
No hemos salido mejores
y sigue habiendo 
demasiado ruido.
Pero yo he querido
hasta las trancas,
me he hartado de cuidar
y me he dejado querer
más de lo que acostumbro.
Ha sido un año muy conciliador,
muy íntimo, también metódico.
Como sé que no se pueden
cambiar las cosas,
no te pediré volver atrás,
pero si te diré
que estoy más y mejor preparado
para el siguiente.

Durante este año
he escrito muchísimo,
leído muy poco
de lo que acostumbraba
y disfrutado hasta la extenuación
de los detalles pequeños.
Han vuelto a entrar 
más personas de las que han salido
y mantengo el tipo y la barba.
Pido de nuevo
perdón por los errores
y guardo las facturas
a buen recaudo
para que no se me olviden
las consecuencias.
Sigo luchando a muerte
por ser más humilde
y señalando sin pudor
todo lo que me parece malo.

Si pudiera echar cuentas,
he estado más tiempo
despierto que dormido,
por eso de que vivo igual
de noche que de día.
Y pienso seguir así,
porque me gusta
y porque me va bien,
y además,
porque no hago daño a nadie.
Y si esto último sucede,
puedes llamar a mi puerta,
la cual abriré con gesto abierto
y lleno de palabras
que intenten reconfortarte
aunque solo sea un poquito.

Al 2023 le pedimos
lo de siempre
que ya es sabido de sobra
por todas,
porque lo que parece
que nunca va a llegar,
alguna vez tendrá
que hacerse realidad,
que nos conocemos
y ya sabemos
de qué palo vamos.

Hasta siempre y después, 2022.


viernes, 30 de diciembre de 2022

Libre por la noche y al día siguiente

Nos procrastinamos
a un futuro,
cuando tengamos libre
una noche
y todo el día siguiente:
Salir, beber, el rollo de siempre,
meterme mil rayas,
hablar con la gente,
volver a la cama
y joder qué guarrada
sin ti...

Acordamos probar
cosas nuevas
y dejarnos llevar
como cuando llega
ese viaje
que llevas tanto tiempo esperando.
Pienso en el colocón
y en cómo compartiríamos
el éxtasis
de la sensación
de no tener que encargarte
de nadie.

Aunque pareciera lo contrario,
no nos hacen falta drogas,
solo tiempo,
nuevas oportunidades
y la ejecución de
algunas fantasías
que llevan años hibernando.
Hemos salido,
hemos bailado,
nos hemos emborrachado
y hemos vuelto a casa
muertas de risa.
Fue en otra época
que no se parece 
en casi nada a la actual.
Ni siquiera somos
las mismas personas
que éramos.

Habrá que aguantarse las ganas.
Fuimos de las primeras
de nuestros respectivos entornos
en eso de experimentar de lleno
la pamaternidad.
Una palabra y un estilo de vida
y pensamiento,
que ahora escucho orgulloso decir
a mi madre y amig@s.
Si se diese la tesitura,
me encadenaría
contigo y un cinturón,
a un banco rodeado de yonkilatas
hasta que tuviéramos
que bajarnos los pantalones
y las bragas,
para acabar desembocando
en el mismo océano.

Te lo dije un 3 de marzo
hace casi 5 años.
Si me atreviese a ejercer
la delincuencia,
lo haría a tu lado,
a tu altura,
siguiendo tus pasos
para no perderme oscuro.
Porque sí,
aunque casi nadie lo sepa,
contigo empezó todo,
incluso la silueta de tinta
que ahora expone mi hombro.
Vamos a darle farlopa,
digo, estopa,
a este planeta iracundo,
para desinstalar de 
nuestro sistema operativo
la ira y la rabia
simbolizadas con el color rojo,
en un cuento tan comercial
que ya ha perdido 
toda su esencia.

Fuiste el motivo
por el que incorporé
la segunda k en mi vocabulario,
así que imagínate
la de cosas que sería
capaz de hacer por ti,
drogado o sobrio
hasta las trancas.
Recuerda que
cuando tengamos
una noche libre
y todo el día siguiente,
tenemos una cita,
ya veremos para qué,
pero siempre juntas
y como te gusta decir a ti,
en el mismo equipo.

jueves, 29 de diciembre de 2022

Me encanta verte comer

Hay gente que disfruta comiendo
y otra que disfruta viendo comer.
A esta tipa
da gusto verla comer.
Ojalá nadie se quedase
sin su bocado
menos los que
todo el rato
se aprovechan
de cualquiera situación.
Los denominados aprovechados
no son más que las sobras
en mal estado.

El caso es que ella
se come lo que le echen,
sin que suene a connotación negativa,
ella es agradecida,
entre otras cosas,
por el estómago.
Se lo come todo
a la hora que sea
y repite tantas veces
le permita su apetito,
que suelen ser
al menos dos.
No le gusta cocinar,
pero cuando alguien la cocina,
se la puede comer
por dentro y por fuera
mientras observas la estampa.

Es de estas personas
que comen,
y mucho,
y no se le nota en las cartucheras,
solo en el estado de ánimo.
Hay que valer mucho
para no dejar nada en el plato,
y ella lo vale,
y lo sabe,
y sabe lo que cuestan las cosas,
por lo que limpia 
el plato con el último
cacho de pan
para ahorrar algo de energía,
y de agua,
en las siguientes fases.

Tampoco tiene problema
en descomer
sea cual sea el contexto,
haciendo alarde 
de su buena salud intestinal.
Todo lo que sobra
por el desagüe,
si fuera así de fácil con todo,
otro gallo cantaría.
Así que si tengo un mal día
me siento a mirarla,
porque el brillo de sus ojos
es directamente proporcional
a la comida que toque ese día.
Me calma y me colma
ponerme a su lado
y hacerle alguna que otra bromita
para ver los paluegos
que le alegrarán la tarde.
Cada una se conforma
con lo que puede.

Y de postre...
...pues un poquito
más de cuidados,
siempre acabo escribiendo
de lo mismo
¡será por algo!,
así que pon atención
a tu menú,
ya que no sabes 
en qué plato
te vendrá
la felicidad desbordada
de alimentarte el alma.

miércoles, 28 de diciembre de 2022

Con tu mente de persona con pene, educado en sociedad como varón

La rallada de las 
las convenciones sociales.
Lo que se supone de tus
comportamientos y actitudes,
y además todo lo que te afecta
sobre lo que piensen de ti.
No es fácil, joder.
Caemos en las trampa,
pasamos por el aro
y sacrificamos demasiado
que no nos sale a cuenta.

Cuanta hombría de mierda
y que palabra tan mierda
la de hombre,
pero es que se lo
ha ganado a pulso,
opresor de opresores,
machismo en vena
y patriarcado latente.
Seres con pene
que se dejaron el cerebro
en el útero de su madres
y ahí siguen,
esperando a ser encontrados
antes de que se los
lleven a la tumba.

Ya ni siquiera
se pueden tener
detalle bonitos
por el qué dirán
y el cómo te juzgarán.
Menudo asedio
que no deja en paz
a la salud mental.
Y claro que nos condiciona;
lo hace para mal
y casi siempre
para conducirnos a lugares
en los que no nos sentimos
nada cómodas.
Qué presión
la que aguantas
sobre tu espalda
desde que sales 
hasta que vuelves a entrar en casa.
Y para desgraciadas,
las que ni siquiera
encuentran alivio
entre las cuatro paredes
de su hogar.

Cuando sientes
la imperiosa necesidad social
de solventar una duda
por lo que pensará el resto,
es que algo no va bien.
Está bien identificarlo
para mandar a toda la peñita
a la mierda,
quizá,
a nosotras las primeras.
Ya está bien de postureo,
maquillajes y escaparates.
Que lo que hagas,
te salga del mismísimo coño
haciendo caso omiso
a las polla mentales,
rancias y sudadas.
Por tanto,
la próxima vez
que quieras preguntarme,
haz primero caso a tu instinto
y desecha todo lo ajeno.

Con que el título sirva
para eliminar
a un solo machista criminal,
me conformo.
Y no, no es broma.

martes, 27 de diciembre de 2022

Eres mejor que un dios porque existes

Entre risas y ventilaciones,
casi todas las noches
nos escribimos por WhatsApp
para decirnos cosas
como esta.
Porque nos queremos
y porque nos hacemos falta.
Del mismo modo
que a primera hora
nos preguntamos
e intentamos hacer
un resumen de cómo
nos ha ido finalmente,
cada cual con su formato,
una con un audio de 5 minutos,
otro con un par de frases concisas.

Eres mejor que un dios porque existes
es un piropo en toda regla,
pero al mismo tiempo
es una falta de respeto
para quienes creen.
Tenemos nuestros códigos
y sabemos cuándo y cómo
llevarlos a cabo.
Pareciera una competición
por ver quién ha pasado
peor noche,
pero en realidad
es una de las maneras
que tenemos de cuidarnos.
Y me hace sentir bien
porque nos cuidamos
lo suficiente
como para estar tranquilas.

La seguridad de tener
a alguien al otro lado.
Yo tengo esa suerte, 
yo estoy cubierto ¿y tú?
En esto depositamos
grandes esfuerzos algunos
porque hace tiempo,
entendimos,
que los cuidados
nos mantienen con vida.
Quererse y cuidarse
es de lo más atrevido
y revolucionario
que puedes hacer
en tu día a día,
porque cuando te incluyes
en un mundo limitado
de sociedades mediocres
y comunidades vulnerables,
no son pocas las veces
que te sientes sola
ante el peligro.

Por eso,
ahora sí,
hago mis deberes diarios,
abriendo mi agenda
y materializando
mis tareas pendientes.
Es verdad que llegamos
hasta donde llegamos,
pero aquí la intención
sí que cuenta,
la voluntad de hacerlo
lo mejor que puedas,
el conocimiento de las demandas
para con el otro.
Resistimos a la deriva
sin rumbo fijo
precisamente porque 
tenemos metas bien marcadas
y son esas 
las que nos mantienen a flote
con un poco de agua potable
a la que poder acudir
cuando sientes que desfalleces.

Eres mejor que un dios porque existes
es eso,
el refugio de las cosas que posees
y las personas de las que
puedes rodearte.
El mundo material
no es más que un medio
que nos permite acercarnos
a aquellos abrazos que,
aunque te cuesten,
te dan la fuerza, el empuje y el coraje
que necesitas
para seguir cuidando
y cuidándote.
Mi amiga clandestina lo sabe,
pero prometí no nombrarla
por eso de no hacerlo
tan explicito
y poder jugar sin censura
con lo metafórico.
Ella lo entenderá todo,
y tú, puedes quedarte
con lo que más te guste.

viernes, 23 de diciembre de 2022

Año 4 Después De Enzo

Hace cuatro años,
con la llegada del invierno
y de los pródromos,
avisabas dos días antes
de lo que iba a ser
tu excesiva puntualidad.
Si la cita hubiera sido
con una entrevista de trabajo,
ni siquiera te hubieran 
abierto el telefonillo;
como la cita era con nosotras,
le pusimos a la madrugada
un poco de niebla, llovizna
y café sin azúcar para recibirte.

Pero de esto ya 
hemos hablado
en contadas ocasiones,
relatemos pues,
tu último año.
Un año, en el que
en su gran parte,
tú también ten has mantenido
a la espera,
expectante,
deseoso de cualquier
explicación que diese sentido
a eso de convertirse
en hermnao mayor.
Y diremos que nos
lo pasamos muy bien,
como casi siempre,
con sus sustos y sus dudas,
pero también con sus sorpresas
y descubrimientos.

Del mismo modo
que cada vez le gusta menos
bañarse y lavarse los dientes,
cada vez le gusta más la pintura
y la construcción de ciudades.
Procuramos cuidarle
sus intereses intensos
como oro en paño,
ya que sabemos
que son algunas de sus herramientas
a través de las cuáles
expresa lo que siente.
Es justo ahí
donde nos paramos a mirar
y entendemos que para conocerle,
tenemos que atravesar de lleno
parte de su juego.

Es puro movimiento,
como un volcán en erupción,
o como un primate atravesando
la selva de rama en rama,
o como las nubes que son
arrastradas por el viento.
Esto no para rapea Kase O.
Su física desde que se levanta
para descolgar la luna,
hasta que se ve obligado
a acostarse por 
orden y mandato,
no tiene parangón,
ni cabida,
como si fuera un lago
que no pudiera estar en calma,
siempre con ondas
y alguna que otra ola.

La espontaneidad de su risa,
esa mirada tan marcada,
sus gestos en busca de consensos,
su zancada cada vez más extensa,
sus palabras, ay sus palabras,
tan enamorado del lenguaje
como su papá
y tan ardiente en sus pasiones
como mamá.
Ahora se siente referente
en esto de los cuidados,
el acompañamiento y los aprendizajes.
Claro que se equivoca,
claro que se enfada,
claro que se entristece,
su carácter de fuego
y sus abrazos burbuja.

Se sabe de memoria
los pasos de su hermana
tirándose en plancha
por si sirve de colchón.
Del mismo modo
que la increpa,
la inoportuna,
la maneja
por eso de sentir en sus carnes
el poder y la seducción
de quien se sabe más fuerte.
Pero luego,
tras nuestra intervención,
cede, 
compensa la balanza
y complementa sus habilidades.

Es un niño feliz.
Es mi hijo de cuatro años.
Fue el primero y siempre lo será,
pero solo es una cuestión numérica.
Lo cualitativo y el control de calidad
lo llevamos por dentro,
de una manera más íntima,
reservados,
porque aunque no lo parezca,
lo somos.
Es tal el grado de intimidad,
es tal el lazo infinito,
es tal la confianza y el amor
por el otro,
que no hay esquema mental
ni infraestructura
que pueda resquebrajarnos.

Cachorro, chiquitín, hijito,
mi niño,
que no puedo contigo,
me deshago en ti
y me deshaces
cada vez que me tocas.
Con todo lo que sufro
por los errores que cometo
y lo mucho que me perdonas
y lo bien que me quieres
sean cuales sean las circunstancias.
Si puedo, 
cuando aprendas a leer,
te daré estos primeros textos
para que comprendas
desde la primera persona del singular,
todo lo que te deseo 
y todo lo que te admiro.

Cuatro años ya joder, cuatro.

_Por enésima vez, a Enzo_





jueves, 22 de diciembre de 2022

Llevas a mamá en tu nombre

Ahora que te interesan
las palabras y sus letras,
he de decirte
que llevas a mamá en tu nombre.
Dicho de otra manera
llevas el nombre de mamá en el tuyo.
Por tanto,
el significado de la palabra
inmiscible no tiene cabida
en este texto.

Es algo que te acompañará
toda la vida, 
pase lo que pase
y llegues donde quieras llegar.
Una especie de amuleto
de la suerte que 
no te hace falta llevar colgado
porque lo sentirás cada vez
que te nombren.
Si alguien padece
tus angustias y sufrimientos,
es tu madre,
por eso de ser mujer
y haberte parido.
Da igual que nunca
hayas querido teta,
el vínculo con tu vieja
está rodeado de mucha pedagogía
y de muchos efectos
de los cuales 
se desconocen sus causas.

Cuando en un futuro
grites desgarrado
la frase de 'No en mi nombre'
buscando atisbos de justicia,
lo estarás haciendo,
valga la redundancia,
también,
en nombre de tu madre.
Todavía me acuerdo
como me desgañitaba la voz
en medio de conciertos 
de Habeas Corpus
junto al Tito Posi,
lanzando la proclama
legendaria y youtuberiana
de 'Tienes que ser'
en medio de los acordes
de la canción 'No en mi nombre'.

No es importante
que nadie entienda
el contenido y las intenciones
de este texto,
mientras tu madre,
con una lectura en diagonal,
comprenda y asimile 
las injerencias,
que no vienen del verbo ingerir,
para el empaque
de unas cosas sobre las otras.
Mamá
es como ese regalo
que no importa
cuántas veces se desenvuelva,
hace la misma ilusión de siempre.
Una especie de descubrimiento constante 
que cura todo lo insalubre
e insano de lo rutinario.

Por eso este texto
no va dirigido hacia ti
directamente,
sino que implícitamente
se lo dedico 
a quien,
ahora sí,
te ingiere (con g)
y te infiere (con f)
todos los días.
Si hablamos de las injerencias (con j)
de unas cosas sobre las otras,
tú serías la única cosa
y nosotras seríamos las otras.

Tu mamá te quiere
con todas las letras (T-E-Q-U-I-E-R-E)
que conforman tu nombre.

_a ENzO_

martes, 20 de diciembre de 2022

Marisa Langmore

La conocí hace 
siete años
en una rampa
que nos iba a unir
de por vida.
Da igual que 
las puertas de emergencia
estén cerradas,
quedamos en las
subidas y en las bajadas
para abrazarnos sin prisa,
cada una con sus tareas
y con la empatía
 suficiente
como para no pisarnos
lo fregado.

Tiene esos desaires
de los lagos de los Ozark,
porque quién vive
en la capital del crimen,
aunque sea menudita,
tiene que ir con la cabeza bien alta
el gesto bien abierto.
Nadie te lo puso fácil
e incluso así,
levantaste un imperio
sin drogas ni artificios,
sin trampas ni delincuencia,
solo con amor y trabajo,
pesares y lamentos,
te reinventas
cómo el ave fénix
surgido de cenizas y polvo de hueso.

Esta es mi Pisha,
que lejos de todo
el sur ambulante,
coge aire y se impulsa
desde San Vicente de la Barquera,
Cantabria,
recogiendo todo el norte
en sus bolsillos
para traernos,
a la vuelta,
un poco de sus retales.
Y lo hace sin bata
ni uniformes,
con forro y leggins,
por eso de la lucha de clases.

De Vallekas
con K de merkadillo,
obrera y curranta,
madre, abuela, vecina y compañera,
si tuviera sindicato
te elegiría para que lo liderases.
Amiga, me representas,
con tu perro desde el sofá
y tu sándwich de pavo
a las seis de la mañana.
La enfermedad,
transversal a tu vida,
garrotazos, empujones y bofetones
para hacerte hueco,
el sitio que te mereces,
la placa en la plaza pública
que te homenajee.

No puedo ofrecerte
nada más íntimo y bonito
que este texto
a fuego lento sin regocijo.
Estoy listo y atento
para recoger las hojas contigo,
agacharme a retirar las sobras
y sacarle brillo a toda la infancia.
Si darte la mano
es volver a casa,
no me sueltes,
abramos cervezas,
hagamos siestas
y luchemos por la justicia
que lleva tu nombre.

Alcanzaremos la utopía
de las cooperativas
con la horizontalidad
de tus días
y la verticalidad de tus ovarios.
Si escribir es resistir,
seamos la resistencia
de los cárteles,
de todo lo corrupto,
de la antisolidaridad
del esquirol egoísta.
Si Ruth recibió un disparo en la cabeza,
yo me pondría mil veces delante
para que vivas en paz
de una vez por todas.

Vienes de demasiado lejos
como para darte la vuelta
a estas alturas.
Te sigo,
sé mi camino,
y cuando entres a nuestra clase,
apoya la espalda.

viernes, 16 de diciembre de 2022

Cómo le mira

Nunca había visto
mirar a alguien
a otro alguien 
así.
Es de mis últimas
cosas preferidas
que he añadido 
a la lista:
la de observar la estampa
de cómo dos seres interactúan
y se miran asombrad@s
por la presencia del otro.
En esas están.
En conocerse sin prisa
porque para ell@s el tiempo
todavía no cuenta nada.
Así que se recrean,
se miden,
se retan,
se provocan
y se quieren.
Creo de verdad
que han empezado a quererse.

Pero lo que más me maravilla
es cómo le mira,
sobre todo ella a él.
Con esa admiración
que no sé qué significados tiene,
pero que los tiene, seguro.
Le sigue la mirada,
en estático,
como si le fuera
la vida en ello
mientras retuerce su cuello
hasta límites imposibles
para no perdele de vista.

Debe sentir que 
cada fotograma
es importante,
como si fueran pistas vitales
que la indican
cuál podría ser su camino.
Es la ternura personificada
en dos herman@s
que cachorrean
para sin saberlo,
mejorar el contexto.
Que envidia les tengo
y al mismo tiempo
qué suerte tenerles.

Sé que no les durará
toda la vida
porque nada nace
con vocación de eterno,
pero por el simple hecho
de experimentarlo
con esa fortaleza tan primaria,
ya les reporta beneficios
que les aventaja al resto.
Ell@s se lo guisan
y ell@s se lo comen
mientras sus mayores
sacamos las palomitas
y disfrutamos de una película
gratuita, conmovedora
y potencialmente galardonada.

Lo que aprendemos observándoles,
no es más que un recordatorio
de lo que ya vivimos
en nuestras carnes, a nuestra manera,
hace ya mucho tiempo.
Una especie de sorpresa
que nos regalan altruistamente 
que recibimos 
con el gesto abierto.
Cuando su hermano se acerca
y ella lanza un grito tensionado
de una emoción desbordada,
por todas las posibilidades
que se le abren.
Agita sus brazos
cual cría de pájaro
que quiere lanzarse
desde la copa del árbol
para su primer vuelo,
el mismo para el que está
preparada genéticamente.
Sus manos se cierran
y se abren
como cuando se expresan
los gestos de 'dar y tomar',
y todo su cuerpo se sacude
en la escala richter 
más alta posible.
Como si las tuviera,
bate sus alas
para despegar 
los pies del suelo
ante la emoción
de lo que acontece.

Claro que hay encontronazos
y claro que surgen desacuerdos,
pero es que debe de haberlos
para llegar a un mejor entendimiento.
También existen las explicaciones
y la posibilidad
de nuevas alternativas,
hay causas y consecuencias,
hay ensayos y errores
y por supuesto está el perdón,
la palabra más humilde
que están aprendiendo
hasta el momento.
No son pocas veces
en que la intensidad
logra desbordar el río,
para eso acompañamos
desde lo comunitario,
para que el cauce siempre
vuelva a cobrar sentido.

Sabemos que esto es pasajero, 
que vendrán otras etapas
con cosas mejores
y cosas que necesitarán
una vuelta de tuerca profunda,
pero mientras dure,
nos incluiremos en esta 
fotografía en blanco y negro
para permanecer estáticas,
pero nunca ajenas.
Gracias cachorr@s
por ser una clase magistral 
en constante movimiento.


lunes, 12 de diciembre de 2022

Cada cual con su memoria

Cada cual con su memoria
y cada cual con sus cojones.
Sin mediaciones.
Llegados a un punto
ya solo queda
disimular las mediocridades 
y aguantarse de la manera
más deportiva posible.
No porque nos llevemos mal,
precisamente duele más
porque hay cariño por medio,
sino porque no existen
puntos en común
ni lugares de encuentro.

Tan distintos que
la reconciliación no es posible.
Porque una vez más
esto va de bandos,
que no te vendan magdalenas.
Tan alejados y tan
radicalmente opuestos,
que los últimos 25 años
lo explican todo.
Solo nos queda asumirlo
y convivir con nuestras
líneas rojas
hasta el final de los días.
Porque lo haremos por ell@s,
por l@s que vienen detrás
y ya nos están tomando la delantera.

El pasado, el contexto, las tradiciones,
las cosas tal y como se hacían antes
son susceptibles de ser juzgadas.
Curar las heridas
lo llaman,
pero lo llaman así
quienes precisamente
infringieron las mismas.
No amigos.
No siempre se pueden hacer 
las paces,
porque no todos los caminos
tienen punto de retorno.
Tan legitimo lo tuyo
como lo mío si quieres,
pero no esperes que seamos amigos
y que me calle aunque fueras
mi Santísimo Padre.

Este es el último texto
que te escribo 
por salud mental 
y méritos propios.
Este es uno de mis
más feroces ataques.
Pasar a la ofensiva
desde el posicionamiento,
es una de mis actitudes
más coherentes.
Y de veras que lo siento.
Siento el espectáculo
y el circo de las formas
que se salen del tiesto,
pero me parece justo y necesario
no pasarlo por alto.

Posteriormente,
desde la humildad 
y todo lo que tiene que ver
con los sentimientos
más profundos de decepción,
he hecho cola
para pedir perdón a la cara,
con el gesto avergonzado 
y las rodillas temblando.
Nadie se merece tanta ira,
ni si quiera uno mismo,
pero es tanta la indigestión,
que en ocasiones
se hace médica y emocionalmente
obligatorio,
vomitar y esputar todo el veneno.

Cada uno con sus razones,
sus argumentos y 
sus conscientes contradicciones.
Cada cual con su memoria,
desde la cueva o desde la secta,
a través de la defensa férrea
de tus ideas, pensamientos o emociones.
No por el hecho 
de quedar por encima,
sino por la sensación
de honor y justicia
por las que sientes que,
si no están,
te mueres.

Vidas normales 
y relaciones estrechas,
con trayectorias defectuosas
que pasan factura 
por el paso del tiempo.
Porque claro que todas
tenemos quistes,
todas tenemos cicatrices imborrables,
todas contamos con 
la pena suficiente
que determina
tus futuras decisiones.

Mi reto es no reproducirlo,
mi reto es no equivocarme tanto,
mi reto es no parecerme en casi nada,
mi reto es no convertirme
en la otra parte.
Lo cual no me excluirá
de las malas actuaciones,
de ser un posible monstruo
para con otro alguien,
de ser una mezcla de reproche,
prepotencia y soberbia.
De lo que si espero escapar
es de la ausencia de arrepentimiento,
del olvido de lo que significa
perdonar y que me perdonen,
de dejar de sentir algo
por quien tengo en frente
por motivos que desconozco,
de no practicar la humildad
que se cosecha de cultivos 
demasiado antiguos.

Cada vez que observo
a mi hijo dormido,
hago un ejercicio de vaciamiento
en el que a veces
siento la necesidad enfermiza
de hacerme un daño irreversible
por todos los errores que he cometido.
Más tarde hago 
un ejercicio
de proposición de enmiendas
para que no vuelvan a suceder
las cosas que producen daño,
pena, lamento y decepción.
Porque en esta fase
el enfado ya no vale de nada,
el tren a lo mejor ya se ha marchado
y la muerte
pasa a ser un concepto
tan lejano e indiferente
que ya no asusta
de manera existencial,
sino que cobra una serie
de significados
que ya no le importan a nadie,
porque todo lo que podías
perder,
lo perdiste mucho antes,
cuando tenías toda
la vida por delante.

Esto es demasiado grave
como para no ser contado,
escrito o expresado
en algunas de las formas
que te permita el corazón,
la mente y los huesos magullados.
Cada cual con su memoria
es uns batalla de una guerra
que antes de empezar
ya estaba perdida.
Y yo,
repito e insisto
que nací para vencer
y no para ser vencido,
pero no he nacido
para vencer a nadie,
ni aposta colateralmente.
Me juego mi integridad ética
y mis sentimientos mas profundos,
y l@s destinatari@s
que están esperando
a recibirlas,
pueden estar tranquil@s.

Me voy a equivocar,
te voy a fallar,
desgraciadamente te decepcionaré,
pero no me voy a quedar sentado
esperando como el tiempo
y el mutismo,
o la falta de habilidades
y/o valentía
hacen estragos en lo nuestro.
Nuestro barco no va a hundirse
por mucho que la inmensidad
del océano aceche y nos asuste
hasta la parálisis.
De nuestro barco
tendremos que achicar agua,
hacer arreglos
y si es necesario,
me tiraré por la borda
para empujarlo a nado,
hasta que lleguéis
a vuestro destino
y allá decidáis
si queréis socorrerme.

sábado, 10 de diciembre de 2022

Eliminada

Me entero del resultado
porque un repartidor
en su furgoneta de Amazon,
celebra 
el pase o la eliminación
con su claxon,
surrealista todo,
pero no puedo evitar sonreír.

Decían por ahí
que mucha banderita
de Palestina
pero ninguna del Sáhara,
yo que sé.
Ahora bien, me pregunto
cuántos niños y niñas
habrán escuchado
a sus padres 
desde el salón de su casa
tras el último penalti:
"Putos moros de mierda".
Esto es muy grave.
Fútbol, países y racismo.

En estos días
también vi un vídeo
donde le preguntaban
a gente joven españolita
que qué preferían,
"si que España
ya no tuviese paro
o si ganar el mundial".
Imaginaros las respuestas.
Al mismo tiempo,
era inevitable pensar,
ante un España versus Marruecos,
en aquel 24 de junio
donde se produjo
la masacre de Melilla,
con al menos 23 muertos,
gran parte de ellos de Sudán,
y uno en suelo español
pese a Marlaska.

En fin, que para España
se ha acabado el mundial.
Vuelven a casa esa panda
de chicos jóvenes y multimillonarios.
Pero no han sido
pocas cosas
las que han transcendido de ello.
El debate social, ético y moral
siempre será interesante
aunque insuficiente,
siempre que esté presente.
Tiene y debe que haber crítica
y análisis.
A partir de ahí,
la pelota estará en tu tejado,
más o menos.

Yo no he visto
ningún partido del mundial,
ya no solo a modo de boicot,
sino sobre todo,
porque no me interesaba nada.
Si a esto le añades
todas las incoherencias
y contradicciones
en el sistema de valores deportivos,
pues ya tenemos
otro tema
del que escarbar 
en el fondo del barril.
No es que me alegre
la eliminación de España,
es que me la puto suda,
y esta también es
una posición legítima.
Discutible y controvertida
entre amig@s, claro que sí,
pero al día siguiente
seguirá contando más
tu precariedad laboral
y la falta de accesibilidad
a derechos universales.

Por tanto y como casi siempre,
que cada un@
haga lo que le plazca
siempre que no pase
por pisotear al resto
(a no ser que sea un puto nazi),
pero sobre todo,
vamos a intentar esforzarnos
en respetar las contra argumentaciones
aunque sean marginales
y minoritarias,
principalmente porque no vienen
definidas por lo que nos dice
el poder mediático.

Para terminar,
el gran intelectual Sergio Ramos
dijo en un tuit
tras la eliminación de su ex equipo:
España no pierde. España avanza.
Pues no subnormal,
los españoles y españolas
llevamos muchos años perdiendo
todos los días muchas cosas.
Demasiados años ya.
Demasiadas cosas ya.
Y ojalá no hubieran
muerto más de 6000 trabajores
en la construcción de los estadios
en los que ahora se grita y se sonríe,
por cierto, muertes de las que se 
consideraron sólo tres,
como accidente laboral mortal.
Para mear y no echar gota.

Nos vemos en cuatro años
para escribir sobre
el próximo mundial.
Quizá y solo quizá,
hayan cambiado
algunas cosas.

martes, 6 de diciembre de 2022

Se llama Dolores pero la llaman Lola

Se lo escribo y leo
en voz alta a mi abuela
antes de que se muera.
No es que se vaya 
a morir pronto,
pero es que no quiero
expresarlo a título póstumo
cuando ella solo sea
uno de mis mejores recuerdos.
Se lo voy a contar todo
a la cara,
para que cuando se tenga que marchar,
alguien le haya dicho
la auténtica verdad
y se pueda ir agustita.

Y lo haré en Nochebuena,
cuando estemos 
tod@s juntit@s,
como le gusta decir
a ella con orgullo.
Durante la semana
espera ansiosa
que sus niet@s y bisniet@s
bajemos el domingo 
a casa de la nuera
para comer.
No siempre podemos
complacerla,
pero cuando lo conseguimos
sus arrugas se multiplican
por la sonrisa
que se le encaja en la cara.

Se casó con un artesano
de la madera
y tuvo tres varones,
los dos pequeños
altas torres,
y el mayor,
el más bajito,
mi padre,
el que más se la parece.
Se metió a su madre
en la mochila
para llevársela a todos
los hogares que tuvo,
mi bisabuela Carmen.
Fueron inseparables
con toda su felicidad
y todo sus lamentos.

Hace demasiados años
que Pedro y Carmen
desparecieron.
Desde entonces,
Lola ha albergado
en su casa
las crisis de sus hijos
y la crianza de sus niet@s.
Como si de una casa de acogida
se tratase,
por ese hogar
de infraestructura extraña,
hemos pasado tod@s
l@s que llevamos
el apellido Candel
a la espalda.

Ahora se maravilla
con todos los avances
en esto de acompañar
a la infancia
y con casi noventa años
se pone a la altura,
de cuclillas,
de las que van a ser
sus últimas alegrías,
Enzo y Gala.
Ella recuerda constantemente
como de noche,
entraba en la habitación
sin calefacción, con vaho,
donde dormía su trío,
y les sacaba la pilila
para que hicieran pis
en un objeto metálico.

De Orcasitas a Vicálvaro,
desde el barrio de Japón
hasta el barrio de Ambroz,
acompañó sin rechistar,
hizo y deshizo,
cuidó y reventó de amor,
a sus hijos y su marido
en un mundo de hombres
en una época aún
más difícil para las mujeres.
Pero en sus relatos
de la historia
solo hay bondad, agradecimiento
y nostalgia.
De lo único que no ha conseguido
desprenderse mi abuela
es de los tres cordones umbilicales
que la unen a sus hijos.
Cuanto ha sufrido por ellos,
por sus procesos y sus historias,
por eso siempre han acabado
volviendo a aquella casa extraña
en la que yo también
viví de pequeño
de lunes a sábado.

Esta señora con diabetes
tiene un hijo
que le corta las uñas de los pies;
otro hijo del levante
que le llama todos los días
por la noche
para intercambiar 
retales de aventuras;
y otro con el que ve
los partidos de fútbol
los domingos,
mientras se contienen 
mutuamente los corazones
para que no infarten.

Mi abuela es mi madre,
mi padre, mi hermana
y mi amiga.
No recuerdo jamás
haberme enfadado con ella
ni cualquier ápice de sentimiento
en el que haya brotado 
algo de decepción.
Es una mujer que vive
en el centro
de toda preocupación,
por eso se bajaba 
a la ventana de la escalera
a esperar que aparcase
cualquiera de las visitas
que le alcanzasen.

Mi abuela podemita,
más progresista
que toda la bancada felipista
que nunca ha hecho 
de este país, un país grande.
Construyeron el país
mujeres como ella,
invisivilizadas por la sociedad
y encerradas entre cuatro paredes
mientras preparaban y acicalaban
a la que iba a ser la siguiente
generación.
Por eso flipa ahora tanto 
con la mía,
por todos los avances
y todas las conquistas.
Y te pregunta
con actitud científica
y lo interioriza
con el máximo respeto
de una brecha generacional,
que algunas veces,
no nos permite esta
en el mismo bando.

Mi abuela huele
a mecha de vela encendida
cuando le pedía
al Santo de turno
que todo le fuera bien
a l@s suy@s.
Mi abuela sabe
a patatas al ajillo
y chuletas con bechamel,
pero también a croquetas
y torrijas.
Cuando la toco,
me recuerda al roce
de su mano
al llevarme
a cualquier extraescolar,
por ella empecé a jugar al fútbol.
Mi abuela estuvo, vio y sintió
el Día de la Pedida,
el del Secreto de Neruda,
y me lo recuerda entre lágrimas
por la emoción desbordada
de haberlo experimentado;
suele decir que ella nunca
había visto algo tan bonito.
A mi abuela hay que ir
a verla para tomar
un café negro
con una galleta María
para escucharla hablar
sobre su pasado y todas
las personas que lo conforman
o lo conformaron.
Los cinco sentidos de mi abuela
sirven para redifinir 
los tuyos,
y así disfrutarla como se merece.

Con todo y con ello
mi abuela siempre dice
sentirse sola,
y aunque no está desatendida 
ni mucho menos
mal acompañada,
tiene razón en lo que dice
y en la expresión legítima
de sus sentimientos.
Yo sé que si pudiera,
mi abuela se compraría una finca
y nos diría que nos fuésemos
tod@s a vivir con ella.
En realidad tiene esencia
de matriarca,
pero nunca le ha dado la voz
como para significarse tanto.
Por eso, cuando habla mucho
rato por teléfono
se acaba quedando afónica,
porque tiene tanto 
que contarte
que no acabaría nunca.
Entonces su cuerpo 
le pone un límite
y la regula
hasta la próxima vez
que quiera intentarlo.

Mi abuela quiere
estar informada de todo,
porque la ausencia
de información
le hace sufrir de veras.
No tiene que ver
con un ánimo controlador
o una sensación de poder,
tiene que ver
con el derecho
a una información veraz y transparente.
Y vuelve a tener razón, 
las cosas que no se nombran
no existen y por tanto
no pueden ser cuidadas.
No somos nadie
para pensar por ella
lo que le va a hacer daño
o no,
ella está capacitada y empoderada
para decidir y sentir
por ella misma.

Mi abuela es una persona
con diabetes
dependiente de amor
por l@s suy@s.
Es una mujer sana
que ha tenido sus sustos,
sus dificultades y sus pesares.
Le aterrorizan las tormentas
y que la gente se pueda
olvidar de ella.
Recordar que lo que no 
se nombra, no existe
y no puede ser cuidado.
Pues con ese interés intenso
ha vivido Lola toda su vida.
Fue el primer nombre propio
que llegó a pronunciar Enzo.
Eso también forma
parte de su memoria, 
cuando vuelve a su casa extraña,
a solas, y rememora
todo lo acontecido.
Todo ello la mantiene viva.

No sé cuantos años
nos quedarán juntas, abuela,
pero yo te lo digo a la cara
y no en futuras misas
que no significarán nada.
Bien despierta, bien atenta,
mientras te limpias
el lagrimal con el pañuelo:
Gracias por todo,
gracias por acompañar
gran parte de mi infancia
y por ser responsable directa
de quien soy hoy;
gracias por los cuidados
y por meterme 
en tu cama pese a las patadas;
gracias por mirar a mis hij@s
como se reza a los símbolos sagrados;
gracias por el sofá de mi casa
y por las únicas pagas
periódicas que tuve;
gracias por estar en 
los días más significativos 
de mi vida,
en las graduaciones, 
en las fiestas,
en los cumpleaños
a los que me invitaban;
gracias por estar en los viajes
y ser el monumento
gratuito y público
que todo el mundo
merece admirar;
gracias por esos días en coma
y entubada,
donde me enseñaste
que a veces 
hay que parar,
dejarlo todo
y volver más fuerte;
gracias por la biología,
porque si no fuera por ti,
mis hij@s y yo no existiríamos;
gracias por ser una
de las maestras de mi vida
sin estudios,
que apenas sabe leer y escribir,
de ti aprendí lo más importante,
el amor incondicional por el otro
y para eso no hace falta
saber leer ni escribir;
sin embargo te escribo
todas estas palabras,
con sus letras,
sus significantes y sus significados,
para devolverte,
aunque solo sea un poquito,
todo lo que te debo
desde el día de mi nacimiento.
Y te lo digo en vida
para que cuando te vayas,
lo hagas agustita
y con la conciencia tranquila,
colmada en emociones
y sabedora de todo
lo que has hecho por nosotr@s.

Te doy el mayor de los reconocimientos
que se me ocurren,
el de regalarte un texto
donde se recojan
las palabras precisas
que hagan justicia
a tu historia de vida,
con todo el recorrido 
que ello supone
y cada uno de los éxitos
que has tenido.
Te celebro 
en medio de una operación
a corazón abierto.

Solo me queda una cosa
por decirte, abuela, Dolores, Lola:
Democracia
no fue la del 78,
Democracia fue 
el día que te conocimos
y aprehendimos,
con esa letra muda
que os ha silenciado
toda la puta vida.
Te quiero, hasta siempre y después.

_A la bisa Lola_

domingo, 4 de diciembre de 2022

Dos semanas completas

Menudo desparpajo
el de la niña
con su actitud, porte y esencia.
Desde los siete meses,
intentando adaptarse
a un medio
deliciosamente planificado,
tanto por la parte pedagógica
de la escuelita,
como por nuestra 
contribución organizativa
plenamente delineada.

Y lo ha logrado.
No teníamos ninguna duda,
pero siempre aterran
los cambios.
No ha sido tanto el resultado,
que insisto era previsible,
sino la andadura por el proceso.
Poder estar presente
para regar de semillas conocidas
un ambiente nuevo.
Poder ser modelo
mediante las acciones
y proporcionar información
intrínseca
que no subyace
de la primera entrevista,
pero de la que sí te nutres
estando activa.

Teníamos tiempo,
pero es que además
le dimos una vuelta de tuerca
para tener en cuenta
hasta el más mínimo detalle.
Porque sabíamos de su importancia
de hacerlo de una manera 
determinada,
incluso lo de contar
los días de ausencias
por las primeras enfermedades.
No pedimos una medalla por ello,
pero sí que pedimos,
dentro de las posibilidades,
que cada familia
se esfuerce
en la incorporación de
su tesoro más preciado.

Nos sabíamos la teoría
de sobra,
pero ponerlo en práctica
ha sido como un sueño olímpico,
una realidad deseada y deseable
para todo el mundo,
un aprendizaje o miles de ellos
que solo nos han reportado
tranquilidad, bienestar y cercanía.
La intimidad de unos cuidados,
perfectos, exclusivos e intransferibles.
Con la condición de convivir
con sus iguales
y experimentarlo como algo
positivo y necesario
para el desarrollo evolutivo.

Y no solo ha sido ella
la acompañada,
sino que nosotras
también hemos sido
tomadas en cuenta,
con todo el protagonismo
que conlleva
y con todo el partido
que se le puede sacar.
Es como magia.
No sabes cómo lo hacen,
aunque te lo explican
por activa y por pasiva,
y ocurre, se cumplen
las expectativas,
que una vez más
se ven superadas
por lo que te parecía imposible.

La pena es que esto
solo ocurre en algunos sitios.
Nuestra suerte es que
pertenecemos
a uno de esos sitios,
tanto en lo personal
como en lo profesional.
La tarea pendiente
es que todos los sitios
se parezcan a estas vivencias
que estamos experimentando
de primera mano.
El objetivo está en visibilizarlo,
en creértelo y en ejecutarlo.
Las Nubes es el techo,
no hay casi nada
por encima de ellas.
Muy parecido 
a lo inexplicable o incomprensible
de la expansión del universo.

Y yo lo cuento
por allí por donde caiga,
como si fuera un juglar 
intentando transmitir
la tradición oral
de lo mejor que se merece
la infancia.
Lo nombro
para hacerlo verdad,
una verdad irreductible
que es posible
por la mirada
de un puñado de personas
que son extraordinarias.
Personas con problemas
personales, sociales y económicos
parecidos a l@s tuy@s y a los míos,
pero que son tendencia
y marcan la diferencia
en lo suyo,
en lo de acompañar
a la más temprana infancia.

Por lo pronto
y más allá de los derechos 
conquistados,
se merecen un sueldo
de ingeniería,
y ser vistas y tratadas
como auténticas
astronautas de la NASA.
Claro que en todos
los sitios cuecen abas,
este no es distinto,
por lo que habrá 
que seguir poniendo
la cara y seguir golpeando
simbólicamente la mesa,
para exigir lo que nos merecemos,
sin medias tintas
y con el mismo empuje
con el que defendemos
este modo de hacer.

Empecé hablando
de su desparpajo
y he acabado escribiendo
sobre las responsables
de sus éxitos,
todo está relacionado,
y hay que estar a la altura
para saber verlo, reconocerlo
y saborearlo.

_A todas mis compañeras y amigas que acompañan a Gala noche y día, especialmente a Berta y Cynthia_

sábado, 3 de diciembre de 2022

En llano

Me lo habéis preguntado
muchas personas,
que cómo me ha ido
el primer día.
Muy agradecido, de verdad.
Me ha ido en llano.
Un recibimiento digno
y una acogida maravillosa.
La sensación extraña
de como si no te hubieras ido.
Volver a la que es tu casa
desde hace siete años.
Con todos sus defectos,
pero sobre todo
con todas sus brillanteces.

Me ha ido realmente bien.
Aterrizando en llano
con todas sus comodidades.
Ahora me quedan días
por delante
para ubicarme
y ganarme un sitio.
No me juego poco
y no se merecen menos.

Las que se lo están
jugando todo
son las sanitarias
en huelga indefinida.
Cuesta arriba y sin ayuda,
con una pendiente escalofriante
para seguir manteniendo
un sistema público de salud
que nos hace falta a todas.
Las que tampoco van en llano
son las que luchan
contra la cultural de la violación
en el congreso,
en sus casas,
en los puestos de trabajo.
Las mujeres, feministas o no,
nunca han empezado
la carrera de la vida
desde la misma posición
que los hombres,
ni con el mismo peso,
ni con las mismas etiquetas.

También en cuesta,
una cuesta que no se acaba,
donde pateas la pelota 
hacia arriba
y da igual con la fuerza
que chutes,
que siempre acaba volviendo:
l@s autónom@s,
las kelys,
l@s pensionistas.
Allá por donde mires,
casi todo el mundo está
intentando subir sus cuestas.
Allí está la infancia,
harta de exigencias,
represiones y violencia.
Al otro lado están las madres,
criminalizados por el hecho de serlo.
Y en aquel otro lado
están las precarias,
con jornadas de veinte horas
por tres sueldos mínimos
interprofesionales.

Arriba del todo
no es que estén solo las élites,
sino algunas leyes injustas
y muchos derechos constitucionales
por verse cumplidos.
Los hay quienes van en llano,
a piñón fijo y sin frenos 
sin mirar atrás,
y los que van en llano
con una mirada solidaria
y constructiva.
Pero las cuestas acaban llegando,
solo hay que estar preparadas
para crear lazos,
amarrar cuerdas
y ser a veces quien sujete
y otras, ser sujetada.

jueves, 1 de diciembre de 2022

Uno del doce

Dicho de otra manera,
Diciembre.
Y lo escribo con mayúscula
porque llevo los deberes hechos,
por una vez.
Que mes tan emocionante.
No por las festividades,
aunque si por la vacaciones.
Porque volveremos a celebrar
el número veintitrés,
al que estamos casi todas
afiliadas.

El mes por antonomasia
para recordar a las personas
de La Cañada,
mientras se encienden las miles
de luces de tu barrio;
o de aquellas que tendrán
que pensarse dos veces
si encender la calefacción,
mientras las suministradoras
siguen multiplicando sus beneficios.
Claro, es difícil sentirse coherente
y vivir en paz contigo mismo.

Acudir al reduccionismo
y a la simplificación de las cosas
para que tu refugio
siga intacto.
Es una mierda, lo sé,
pero son las reglas del juego.
La responsabilidad social
pasa por ser consciente
e intentar aportar tu grano de arena
o atajar tu cacho de polvo.
¿Qué más, si no, podemos hacer?
Llegamos hasta donde llegamos
con estos ambientes
tan polarizantes.

Claro que la gente
seguirá moriendo de frío
mientras otr@s tenemos la suerte
de desenvolver regalos.
Claro que planificaremos
cenas con amig@s
mientras que habrá desconocid@s
que se desvistan en penumbra
o coman en comedores sociales.
Claro que tenemos derecho a sonreír
aunque much@s
no dispongan de un solo derecho.
Y claro que habrá que intentar
seguir siendo just@s
entre tanta injusticia
cada dos minutos.
Yo que sé.
No es fácil.

Por lo pronto
me centraré en mi ecosistema,
el que conforman tod@s
los seres querid@s
a l@a que en alguna ocasión,
aunque solo sea una,
pueda llegar a atender.
Es que si no
te mueres entre tanta
culpa, resignación e impotencia.
Cuidar al menos de l@s tuy@s,
de todas las maneras que se te ocurran,
hoy en día,
es un acto valiente.

Y aunque haya gritado
ochocientas veces
y con la boca bien abierta
que no soy nada conformista,
claro que me conformo
con algunas de las parcelas
a las que pertenezco,
faltaría más,
no te jode.
La vida sigue
y la muerte seguirá
incrementando su lista.
El cómo fluyas en la primera
y cómo sortees la segunda,
será determinante
en tu estado de ánimo.
Pero eso tampoco será fácil.
Te lo pondrán tan difícil,
que querrás tirar la toalla
mil y una veces.
Y será un acto irreprochable
a no ser que tengas
un dios
que te marque la agenda.

En fin, que diciembre me mola,
va a hacer cuatro años
que se convirtió
en mi mes favorito.
Y pienso aprovecharlo
y disfrutarlo con mi gente,
con quien yo elija
y con quienes me elijan.
Las formas y los modos
siempre serán respetuosos y empáticos,
tejiendo la red comunitaria
que si bien
no crece por sus miserias,
se mantiene histórica
como la única resistencia posible.

Me mantengo en el compromiso
de seguir intentándolo,
de fortalecerme constante,
de mejorar humilde.
Os lo prometo.
Es la única promesa
que me siento capacitado
para poner encima de la mesa,
eso, y un plato de comida,
para quien quiera,
para quien lo necesite,
para quien no se muera 
de vergüenza.
Porque de vergüenza también 
nos matan.
De marginarnos y estigmatizarnos,
en definitiva,
de criminalizarnos.

Diciembre también es el mes 
de la violencia tanto
explícita como implícita,
a ver cuándo nos toca
al otro bando ejercerla 

miércoles, 30 de noviembre de 2022

Si bien no es poco, no ha sido suficiente

Cuatro meses y una semana
a conciliación completa
desde la última semana de julio
entre días libres, vacaciones,
la segunda parte del
permiso paternal
y los días de acompañamiento
para la lactante.
Me reafirmo, si bien no ha sido poco,
tampoco resulta suficiente.

Pero qué bien
lo hemos pasado
y qué bien lo hemos hecho.
Volcadas en la crianza,
hemos vivido
en un oasis familiar
no exento de planes y ocio.
Hemos viajado
en días extraños 
para nosotras,
hemos salido,
nos ha costado entrar
y hemos ido creciendo
en estas decenas de semanas
como un bloque
perfectamente estructurado.

Hemos aprendido
a relacionarnos l@s cuatro
sin interrupciones
ni intromisiones;
aquello que se colaba
por la rendija
era porque nos lo
podíamos permitir.
Hemos dejado de lado
la limpieza
pero hemos protegido
el amor por los cuatro costados.
Incluso así,
la convivencia
se ha basado en horarios
y rutinas,
porque cualquier ser,
para ser social,
necesita asegurarse
relaciones privilegiadas
y una temporalización
que te marque la agenda.

Nos hemos enfrentado
a dos tiempos de acogida;
una sin planificar
y poco amable
por un cole
que pronto se olvida
lo que implica
la primera infancia,
y otra cuidada y pensada
hasta la extenuación,
por una Escuela amiga
y pedagógica.
Cada cuál con su bandera
pero igual de determinante
para con nuestr@s cachorr@s.

He podido acompañar
la llegada y la salida
del mayor,
sus angustias y sus emociones,
sus miedos y sus ilusiones,
para luego desfogarnos
en un parque comunitario.
Me he visto en la necesidad
de confrontar con algun@s
de l@s agentes educativos
con los que cuenta su cole
para favorecer una 
buena transición y adoptación
a un medio sin duda caduco,
salvo excepciones de varias
de las maestras.
Y lo he podido hacer
con flexibilidad,
sin rigideces
ni tirones de orejas,
Y me he dejado confrontar,
porque para mejorar
hay que revisarse
como en una evaluación continua.

Sin embargo, durante dos meses
y unos cuantos virus sin nombre,
he podido acompañar
física y emocionalmente
el tiempo de acogida de mi pequeña,
ahora sí,
en un ámbito público, comprometido
y transparente.
¿Acaso creíais que el
permiso de paternidad
igualado actualmente
al de las mujeres,
era para tocarse los huevos?
Pues no, huevones.
Y qué experiencia religiosa.
Menudo viaje alucinógeno
que nos hemos pegado
por las nubes,
donde cada día,
volvíamos a casa
con sabor de victoria,
con olor a progreso,
con la confianza desbordada
para seguir aconpañando
sus intentos y sus vivencias.
Esto sí que sí, señores y señoras,
y por qué no, señeres.

6 semanas con un parón,
más una semana y cuatro meses,
bien podría ser el título
de un peliculón rumano.
Pero no.
Es el tiempo que he tenido
para ejercer casi con total libertad
mis derechos y mis obligaciones
de criar a mis cachorr@s
en la más absoluta felicidad,
sin miedo a la ausencia 
de una nómina
o con la culpabilidad
de no poder faltar al trabajo
porque estén enfermos.
Así sí que avanzan las sociedades,
y a muchos, os llevo
kilómetros de ventaja.

Ojalá más ampliaciones
en el futuro,
más consciencia planetaria,
más conciencia de infancia,
más igualdad a través del feminismo,
más conciliación y sueldos dignos.
Ojalá más niños y niñas felices
y más acompañantes activ@s.

Si es con vosotr@s,
el tiempo siempre 
resultará insuficiente;
pero todo tiempo que tengamos, 
os entregaré mi alma,
mis textos
y mis zapatos.

martes, 29 de noviembre de 2022

Ella me cuida

Nos prometemos
una última semana
de luna de miel
y nos cogemos
el Covid en la ducha.
De risas y tiritonas
va el asunto.
Unas fiebres que me hicieron
recogerme en ovillo,
paralizantes
como cuando
te meten un susto,
sin opción a dar respuesta
con todo el dolor
que supone mover
un músculo.

Así que llega ella
y me pone un ejército
de mantas encima
para que el peso
alivie un poco el frío.
Me da un paracetamol
como si fuera
un aviocinto durante la comida
y pega su cuerpo al mío
para combatir la infección
juntas,
para compartir los pesares
por encima de cualquier
consecuencia.
Arrima su espalda a la mía
como la telaraña
que atrapa a la mosca;
me frota con sus manos
como si se tratase
de un radiador incandescente;
me hace preguntas
desde los cuidados
para que no me sienta solo.

Ella sabe cuidar
porque un día decidió
aprender a hacerlo,
o porque le viene impuesto
por el rol, el estereotipo y el prejuicio.
Sea como sea, lo hace
sin pensárselo dos veces
y recibo un amor y un cariño
socializante, envolvente,
terapéutico.
Yo llevo años
intentando ejercer lo mismo
con resultados dispares.
Porque nosotros deberíamos
cuidar, al menos,
como lo hacen ellas.
Una de las tareas pendientes
en cuanto a la igualdad
de oportunidades.

Así que lo intento
con conciencia de clase,
perspectiva de género
e ideología intacta.
A veces torpe,
cuando me inicio
en algún ámbito nuevo,
otras experimentado 
cuando el tipo de cuidado
es anchamente conocido.
Equipararme a ella
no con un actitud
competitiva,
sino con la connivencia
de los aprendizajes
compartidos.
Desde el techo de cristal
que un día romperemos,
desde el mismo kilómetro
donde se inicia la marcha,
con el mismo recorrido
para ambas,
sin diferencias ni privilegios
para que cada una
llegue cuando quiera,
cuando pueda.

Y esperándonos en
las zonas habilitadas
de descanso
cuando sea necesario,
para coger aire e impulso
de esta rutina frenética
y a veces
poco amable.
Somos amigas y compañeras.
Personas equilibradas
que se complementan
y compensan
ante las adversidades.
Si tú eres la agredida,
seremos todas
las que saldremos
en tu defensa
para que el agresor
se convierta en presa.
Como cuando salen
los nazis de cacería
a por algún objetivo
pero al revés, justo al revés.

Ella me cuida
y de todo ello me nutro
es lo mejor que
me ha traído el Covid.
Pero no me hacía falta
que pasaran 
dos años y medio
desde que empezó
esta pandemia para darme cuenta.
Nuestra historia 
tiene más años
que los años
en antena del baboso
de Pablo Motos.
Y en nosotras
no se ha inspirado
un anuncio del Ministerio
de Igualdad,
pero hemos inspirado 
a más gente
que cuota de share
tiene el hormiguero
¡Payasos!

Gracias por cuidarme/les/nos.
Eres ejemplo,
eres lección,
eres ética
y eres justicia.