muchas personas,
que cómo me ha ido
el primer día.
Muy agradecido, de verdad.
Me ha ido en llano.
Un recibimiento digno
y una acogida maravillosa.
La sensación extraña
de como si no te hubieras ido.
Volver a la que es tu casa
desde hace siete años.
Con todos sus defectos,
pero sobre todo
con todas sus brillanteces.
Me ha ido realmente bien.
Aterrizando en llano
con todas sus comodidades.
Ahora me quedan días
por delante
para ubicarme
y ganarme un sitio.
No me juego poco
y no se merecen menos.
Las que se lo están
jugando todo
son las sanitarias
en huelga indefinida.
Cuesta arriba y sin ayuda,
con una pendiente escalofriante
para seguir manteniendo
un sistema público de salud
que nos hace falta a todas.
Las que tampoco van en llano
son las que luchan
contra la cultural de la violación
en el congreso,
en sus casas,
en los puestos de trabajo.
Las mujeres, feministas o no,
nunca han empezado
la carrera de la vida
desde la misma posición
que los hombres,
ni con el mismo peso,
ni con las mismas etiquetas.
También en cuesta,
una cuesta que no se acaba,
donde pateas la pelota
hacia arriba
y da igual con la fuerza
que chutes,
que siempre acaba volviendo:
l@s autónom@s,
las kelys,
l@s pensionistas.
Allá por donde mires,
casi todo el mundo está
intentando subir sus cuestas.
Allí está la infancia,
harta de exigencias,
represiones y violencia.
Al otro lado están las madres,
criminalizados por el hecho de serlo.
Y en aquel otro lado
están las precarias,
con jornadas de veinte horas
por tres sueldos mínimos
interprofesionales.
Arriba del todo
no es que estén solo las élites,
sino algunas leyes injustas
y muchos derechos constitucionales
por verse cumplidos.
Los hay quienes van en llano,
a piñón fijo y sin frenos
sin mirar atrás,
y los que van en llano
con una mirada solidaria
y constructiva.
Pero las cuestas acaban llegando,
solo hay que estar preparadas
para crear lazos,
amarrar cuerdas
y ser a veces quien sujete
y otras, ser sujetada.
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