y otra que disfruta viendo comer.
A esta tipa
da gusto verla comer.
Ojalá nadie se quedase
sin su bocado
menos los que
todo el rato
se aprovechan
de cualquiera situación.
Los denominados aprovechados
no son más que las sobras
en mal estado.
El caso es que ella
se come lo que le echen,
sin que suene a connotación negativa,
ella es agradecida,
entre otras cosas,
por el estómago.
Se lo come todo
a la hora que sea
y repite tantas veces
le permita su apetito,
que suelen ser
al menos dos.
No le gusta cocinar,
pero cuando alguien la cocina,
se la puede comer
por dentro y por fuera
mientras observas la estampa.
Es de estas personas
que comen,
y mucho,
y no se le nota en las cartucheras,
solo en el estado de ánimo.
Hay que valer mucho
para no dejar nada en el plato,
y ella lo vale,
y lo sabe,
y sabe lo que cuestan las cosas,
por lo que limpia
el plato con el último
cacho de pan
para ahorrar algo de energía,
y de agua,
en las siguientes fases.
Tampoco tiene problema
en descomer
sea cual sea el contexto,
haciendo alarde
de su buena salud intestinal.
Todo lo que sobra
por el desagüe,
si fuera así de fácil con todo,
otro gallo cantaría.
Así que si tengo un mal día
me siento a mirarla,
porque el brillo de sus ojos
es directamente proporcional
a la comida que toque ese día.
Me calma y me colma
ponerme a su lado
y hacerle alguna que otra bromita
para ver los paluegos
que le alegrarán la tarde.
Cada una se conforma
con lo que puede.
Y de postre...
...pues un poquito
más de cuidados,
siempre acabo escribiendo
de lo mismo
¡será por algo!,
así que pon atención
a tu menú,
ya que no sabes
en qué plato
te vendrá
la felicidad desbordada
de alimentarte el alma.
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