eres mi segundo año favorito,
donde volví a ser padre
aunque nunca hubiera dejado
de serlo.
Ya solo por eso
me has merecido
todas y cada una
de las penas y alegrías
que he experimentado.
Así que te echaré
mucho de menos,
mucho,
pero debemos/tenemos
que seguir avanzando.
Te recordaré con dignidad
y justicia
de las leyes
que surgieron
a favor de las personas,
gracias.
No te perdonaré
que no haya podido
asistir a un solo concierto
en tus doce meses.
Te glorifico
por el cumpleaños
que me diste,
por ponerme justo a tiempo
la canción de Miraflores.
Me has vuelto a dar
muerte y enfermedades
a mi alrededor.
Situaciones dramáticas
sin vuelta de hoja,
algunas con la mirada curada
y otras con la mirada perdida.
Ojalá no me hubieras dado
la excusa de escribir
algunos textos.
Pero así son las cosas.
No me arrepiento.
De lo que si me arrepiento
son de todos mis fracasos
y derrotas
para con mis hij@s,
mi único dios
y mi única reina.
Me has dado
una hornada de cachorr@s,
la última generación,
de 10 nuev@s integrantes,
la primera mi Gala benéfica,
por si alguien
no se sabía el camino.
Sin duda
tus mejores noticias,
portadas históricas.
Homenajes inesperados,
descubrimientos emocionantes,
porque todos los años los hay,
como hay decepciones
tan profundas
comos los cuerpos que flotan
en el Mediterráneo.
Desafiantes,
un pie delante del otro,
un pie delante del otro,
me repito todos los días.
Provocativo y contestatario
con los que me han hecho daño,
decisivo y vertical
con quien no
necesito en mis días,
comunitaria y barrial
con mis vecinas, asociaciones
y comercios que no exploten
a sus trabajadoras.
Un país que me sigue
resultando mediocre e insuficiente.
He ganado y perdido
por igual,
pero mi sensación
es la de haber vuelto a vencer:
Mi sentencia dada.
He confrontado hasta los dientes,
he pedido perdón de corazón,
me he callado cuando me tenía
que callar,
y he hablado cuando
me han querido silenciar.
Nunca me he pasado de listo
y no pocas veces
he vuelto a ser el más listo.
Un día después
de su nacimiento
empezó otra guerra en el mundo,
que aunque quisieron hacernos
creer que era la única,
solo es una más
de las que ya se venían librando.
No somos las responsables
de los precios de los suministros
aunque asumamos
que debemos ser quienes
paguemos el pato.
La gran mayoría está a favor
de la sanidad pública
aunque todavía no lo sepan.
Y todo el mundo,
por muy tonto que sea
o se lo haga,
sabe las implicaciones
que tiene ser una
persona refugiada.
Son millones y somos millones
y venimos del mismo planeta.
Como para millones
este 2022 habrá resultado
terrorífico.
Lo siento, de veras que lo siento.
Por los que no lo siento
es por toda la plaga
de extrema derecha
que se extiende
por La Tierra,
peores que cualquier pandemia.
¿Lo superaremos?
Pues no lo sé,
pero no podemos bajar la guardia.
Ha vuelto hacer más calor
que frío.
El 20 de abril nos quitaron
las mascarillas.
No hemos salido mejores
y sigue habiendo
demasiado ruido.
Pero yo he querido
hasta las trancas,
me he hartado de cuidar
y me he dejado querer
más de lo que acostumbro.
Ha sido un año muy conciliador,
muy íntimo, también metódico.
Como sé que no se pueden
cambiar las cosas,
no te pediré volver atrás,
pero si te diré
que estoy más y mejor preparado
para el siguiente.
Durante este año
he escrito muchísimo,
leído muy poco
de lo que acostumbraba
y disfrutado hasta la extenuación
de los detalles pequeños.
Han vuelto a entrar
más personas de las que han salido
y mantengo el tipo y la barba.
Pido de nuevo
perdón por los errores
y guardo las facturas
a buen recaudo
para que no se me olviden
las consecuencias.
Sigo luchando a muerte
por ser más humilde
y señalando sin pudor
todo lo que me parece malo.
Si pudiera echar cuentas,
he estado más tiempo
despierto que dormido,
por eso de que vivo igual
de noche que de día.
Y pienso seguir así,
porque me gusta
y porque me va bien,
y además,
porque no hago daño a nadie.
Y si esto último sucede,
puedes llamar a mi puerta,
la cual abriré con gesto abierto
y lleno de palabras
que intenten reconfortarte
aunque solo sea un poquito.
Al 2023 le pedimos
lo de siempre
que ya es sabido de sobra
por todas,
porque lo que parece
que nunca va a llegar,
alguna vez tendrá
que hacerse realidad,
que nos conocemos
y ya sabemos
de qué palo vamos.
Hasta siempre y después, 2022.