viernes, 26 de noviembre de 2021

Me hago pis

Me llamó
como lo hace
todas las mañanas
entre las 06.00 y las 07.00:
'Papá me hago pis'.

Le cogí
como se recoge
la fruta del árbol
y le dejé
en el orinal sentado
con los pantalones bajados
y los calzoncillos
un poco húmedos.
Habían pasado
casi onces horas
desde que nos despedimos
la noche anterior.
Dejé el móvil
con la linterna encendida
apoyado en el mueble
para que iluminase
algo la habitación.
Se crearon proyecciones
y reflejos en el ambiente,
por lo que se puso
a jugar con sus sombras
en movimiento
al descubrimiento.
Se vislumbraban
todos sus pelos,
la forma de su cabeza
y la extensión de la lengua
cuando la sacaba.
Me pareció
una buena manera
de empezar el día.

Como era prontito
le dije que nos metiésemos
en la cama de 90
para que mamá
durmiera un poquito más.
Así que hicimos
de la cama
una jungla
llena de naturaleza
y sonidos.
Hubo una guerra
de cosquillas
y una competición
de carcajadas.
Nos abrazamos
como se entrelazan
las raíces de los árboles
milenarios.
Se subió encima mía
porque todavía cabe,
y me asusté al pensar
cuando ya no quepa
y ya no quiera.
Por eso sentí
cada relieve
de su cuerpo
como cuando bebes agua
al estar sediento.
Le hice una radiografía
con mis manos
para guardar
toda la información
en la memoria.
Sentí todo su peso
como el orgasmo
que siempre se busca
y quise que el tiempo
se parara,
que no existiese 
nada más que él y yo,
que todo se acabara
porque nos daba igual
la eternidad.
Teníamos al
mismísimo presente
cogido por los huevos
y ninguno de los dos
teníamos pensado
soltarle.

No hay comentarios:

Publicar un comentario