martes, 30 de noviembre de 2021

Hacer una buena lectura

No me refiero
a la lectura del gas;
ni a la lectura
de la redacción
que te mandan 
en el insti;
y mucho menos
a la lectura del sermón
del cura.

Me refiero a hacer
una buena lectura
de la situación,
de las situaciones.
Y para eso
hay que tener estructura,
guión y estrategias.
No todo el mundo puede,
no todo el mundo sabe.
También hay parte
del mundo que no quiere.
Pues que esa parte
no cuente conmigo.

Leer los hechos,
las sensaciones,
las posibilidades,
las oportunidades.
Sacar el máximo
rendimiento
de los recursos
con los que cuentas,
ya sean materiales,
humanos o ideológicos.
No da lo mismo
cómo hacerlo,
es justo lo contrario,
es el momento preciso
de intentar anudar
todos los cabos.
Y digo intentar
porque ni aun
teniéndolo claro,
existe la certeza
de no equivocarte.
Pero lo has intentado,
te has esforzado,
y cada vez
que lo vuelvas
a intentar,
habrá algo nuevo
que aportar
y aspectos ya consolidados.

Hacer una buen lectura
de la situación,
de la situaciones,
es una de las máximas
expresiones de la empatía.
Es poder contar
y dejar que te cuenten
con el sagrado respeto
como eje vertebrador.
Aquí es donde me encuentro.
En este punto.
Con un papel trascendental.
Con unas funciones
muy concretas.
Y con líneas rojas,
faltaría más.

Así que ya sabes,
si quieres arrimar el hombro,
buena cara,
transparencia
y humildad,
porque por una vez,
tenemos que dejar
de ser las protagonistas
para poner en el centro
a lo verdaderamente importante.

Si no estás de acuerdo, 
conoces el camino de vuelta.
Y no mires atrás,
no encontrarás consuelo
en mi refugio.

domingo, 28 de noviembre de 2021

Semana 27

Son tantas las ganas
que tienes,
que he tenido
que ajustar la fórmula
prefijada.

Aquí está el primero
de los aprendizajes,
la adaptación continua
al medio
tal y como dijo
Darwin.
Porque sí,
somos evolucionistas
tanto de lo bueno
como de lo malo,
por eso siempre
estamos preparadas.
Como mamá,
que pese a la presión
incontestable
del bajo vientre
y el estiramiento
rígido de la piel,
consigue echarte crema
para hidratarte
y dedicarte unas caricias
a modo de nana.

Mientras todo eso ocurre,
está el Tate jugando,
liándola
o preguntando por ti.
Todas te tenemos
en cuenta,
todas sabemos
que estás ahí.
Por eso mamá
te lleva y te trae
y te sujeta fuerte
para que seas
hija del invierno
como tus predecesoras,
y no del otoño
a medio camino.

Subir los 67 escalones
jamás costó tanto
y nunca fue tan arriesgado.
Pero hay que hacerlo
porque hay que seguir
adaptándose,
hay que seguir viviendo,
hay que seguir acompañando
a l@s que necesitan
ser acompañad@s.

Por eso busco
las maneras
de no fallar a nadie,
de no fallar
a l@s que me importan,
porque l@s
que no me interesan
son ceniza
que barro y desecho.
Incluso así
no llego,
me confundo
y pido perdón
por los errores.
Me acuesto
y me levanto
renovado
para volverlo a intentar.

La semana 27
son dolores de cabeza,
pinchazos,
mareos, ardores,
estreñimiento,
insomnio.
Pero eso es sólo
la punta del iceberg;
todo lo bueno 
se esconde
bajo el mar
aunque cueste verlo,
aunque cueste disfrutarlo,
aunque os traten
como a estafadoras.

Nosotras solo sabemos
que una semana más
es una semana menos
para verte pero,
queremos que 
todos los domingos
sumemos
una cifra
para contar
cómo eres
y cómo os está yendo.
Una vez fuera,
tendremos
todo el tiempo que quieras
para rendir cuentas.

Habéis vuelto a vencer.

viernes, 26 de noviembre de 2021

Me hago pis

Me llamó
como lo hace
todas las mañanas
entre las 06.00 y las 07.00:
'Papá me hago pis'.

Le cogí
como se recoge
la fruta del árbol
y le dejé
en el orinal sentado
con los pantalones bajados
y los calzoncillos
un poco húmedos.
Habían pasado
casi onces horas
desde que nos despedimos
la noche anterior.
Dejé el móvil
con la linterna encendida
apoyado en el mueble
para que iluminase
algo la habitación.
Se crearon proyecciones
y reflejos en el ambiente,
por lo que se puso
a jugar con sus sombras
en movimiento
al descubrimiento.
Se vislumbraban
todos sus pelos,
la forma de su cabeza
y la extensión de la lengua
cuando la sacaba.
Me pareció
una buena manera
de empezar el día.

Como era prontito
le dije que nos metiésemos
en la cama de 90
para que mamá
durmiera un poquito más.
Así que hicimos
de la cama
una jungla
llena de naturaleza
y sonidos.
Hubo una guerra
de cosquillas
y una competición
de carcajadas.
Nos abrazamos
como se entrelazan
las raíces de los árboles
milenarios.
Se subió encima mía
porque todavía cabe,
y me asusté al pensar
cuando ya no quepa
y ya no quiera.
Por eso sentí
cada relieve
de su cuerpo
como cuando bebes agua
al estar sediento.
Le hice una radiografía
con mis manos
para guardar
toda la información
en la memoria.
Sentí todo su peso
como el orgasmo
que siempre se busca
y quise que el tiempo
se parara,
que no existiese 
nada más que él y yo,
que todo se acabara
porque nos daba igual
la eternidad.
Teníamos al
mismísimo presente
cogido por los huevos
y ninguno de los dos
teníamos pensado
soltarle.

miércoles, 24 de noviembre de 2021

Discurrir

Discurren el tiempo,
las cosas, los elementos.
Las personas transitamos
como podemos
o como nos dejan.

El agua discurre
por el cauce.
El tiempo discurre
por el espacio.
El sueño discurre
entre las noches.
Y las ideas
discurren
por el imaginario
menos de lo que
nos gustaría
mientras la materia
se pudre.

Los acontecimientos
se suceden
para que el resto 
discurran por ellos.
Es un verbo
que me gusta mucho
y utilizo poco.
Pero es que
me gusta mucho más
escucharlo o leerlo.
Me suena
a indeterminado
pero con una
potencia tremenda
a la hora de ejercer
influencia.

Discurren los días
y cada vez
nos sentimos
más perdidas
aunque también
haya ejemplos
que demuestren
lo contrario.
Con esto no quiero
decir nada
y lo quiero decir todo.
Llévatelo a tu terreno
si quieres,
y utilízalo a tu favor
junto al viento que sople.

Yo no sé casi nada
de poesía,
pero me interesan
mucho las palabras
incluso las que odio,
y el discurrir
de mi evolución
me ha llevado
a sitios insospechados
inauditamente preciosos.
Por eso defiendo
la 'lucha' de expresión
y la forma en
que lo hacemos;
porque no estamos solas
aunque muchas veces
lo parezca;
porque por lo general,
conseguimos
mucho más de
lo que perdemos
aunque seamos
incapaces de verlo;
porque escribir
inicia un proceso
de liberación
que no muchas utilizan,
y ahí está la clave,
en encontrar
la tuya propia
y porqué no,
contárselo al mundo.

_Al discurrir de las palabras_

lunes, 22 de noviembre de 2021

Todo va a ir bien. Parte II

Si insistimos
en no ser fieles a
a la realidad,
yo insisto en consolidar
argumentos antiguos.

De verdad que lo entiendo.
De verdad que yo también
lo hacía así antes.
De verdad que sé
que se hace con toda
la buen intención
del mundo.
Pero hace tiempo
que me di cuenta
a través de hostias,
dramas y decepciones,
que cuánto más
objetiv@s intentemos ser,
más cerca estaremos
del concepto de verdad.
Nunca estaremos seguras
del todo,
pero nos habremos acercado
con el máximo respeto posible.

'Todo va a ir bien'
sólo es un deseo
que se cumple
o se difumina.
Un final al 50%
de las posibilidades.
Por eso lo deseché
en términos de uso
hace mucho tiempo.
No me hace mejor ni peor,
pero si creo
que me hace más auténtico
a la hora de preocuparme
por l@s demás.
Si creo
que me posiciono
atento y expectante
dados los acontecimientos.
Si que creo
que me permite 
ser acompañante
resulten malas 
o buenas noticias.

Por eso no pido
que cambiéis,
sólo quiero que
lo hagáis conmigo.
El 'no te preocupes,
todo va a ir bien'
es una banalidad
con buenos propósitos, si,
pero insustancial
a la hora de calar hondo.
Tranquilas,
no es un reproche,
faltaría más.
Vivo dentro 
de una abrazo
constante,
no puedo exigir nada.
Sólo pido atención,
cuidado del detalle
y un ejercicio de asertividad
más amplio
del que estamos acostumbradas.
Por l@s que lo necesitan.
Por l@s que se tambalean
y precisan de agarres
bien pensados.
Por l@s que piden auxilio
y no pueden ser tratad@s
de cualquier manera.

Por muy conformes
que nos sintamos,
seguramente haya
una manera
que mejore la fórmula.
Por nosotras mismas,
pero sobre todo
por quiénes están en riesgo
y necesitan la excelencia
en nuestros cuidados.

Pensemos.
Vamos a darle una vuelta.

sábado, 20 de noviembre de 2021

Atosibán

48 horas de tratamiento
con Atosibán
para inhibir en seco
las hormonas
de la oxitoxina
y la vasopresina.
Tecnicismos
que no se nos
olvidarán nunca.

Un comodín
de última hora
para frenar
la precocidad
de un parto
que insiste
en no llegar
a término.
La monitorización
de unas constantes
bajo la placenta.
Pulsaciones revolucionarias
que se cuentan por centenas
y una tensión continua
entre dos mujeres.
Nadie lo dijo,
pero se parecían mucho
a los pródromos,
otra señal
de que sigues los pasos
de los que te precedieron.

Unas contracciones
del útero a deshora,
todavía soportables,
en las que mamá
cerraba los ojos
y apretaba la mandíbula.
Con un saber estar
encomiable
y unos pitidos anodinos
para las expertas.
Nosotras, muertas de miedo,
convertimos
nuestro centro de interés
en un refugio
con cerrojos
y hermético
a cualquier ajeno.

Surtió efecto
el medicamento
que se trasladaba
rudimentario
y artesano
de la cama al baño
y vuelta a la cama.
Finalmente,
más de 48 decisivas
en las que imaginas
todo tipo de escenarios,
generalmente
los más contraproducentes
por encima de los deseables.
Porque así funciona
la incertidumbre,
dibujando la silueta
de todo lo que te asusta,
de todo lo que te pone al revés.
No hay otra manera posible
si el motor de lo que te mueve
se conjuga
con razón y corazón.

Demasiado tiempo
para pensar en silencio
mientras eliges 
las palabras adecuadas
que hagan mella
en lo emocional.
Están en juego
demasiadas cosas
como para abogar
por la simplificación.
Así que te haces
consciente
y consecuente
de las implicaciones
de cada detalle,
de la significancia
de cada minuto que pasa,
de cada gesto
que busca con vergüenza
resultar disimulado.

El Atosibán
te inhibe de la realidad
en ocasiones
para hacerla más
transitable
al volver.
Porque de eso se trata
la mayoría de veces,
de reducir daños
en la medida de lo posible
sabiendo que hay restos
que se filtran,
que calan,
que se posan
para no desparecer nunca.

Aprendimos en equipo
todo eso
sin que nadie
nos lo contara.
Un diálogo
desenfrenado
donde sacábamos
conclusiones
a nivel humano.
Pactos y caricias
de vida
para promover
la resolución del efecto
de algo muy importante
que no se nombra
en los hospitales:
el amor y respeto
que nos profesamos.

Por tanto,
el tratamiento
fuimos nosotras,
y el Atosibán
nos ayudó un poquito.
Gala dejó
de ser marea
para convertirse
en el faro
que nos alumbraba
mientras nos recogíamos
las lágrimas
y los deseos
de que todo saliera bien.

Gracias hija
por la metamorfosis
y ten claro
que cuando vengas,
estarás por encima
de todo y de todos,
seas oruga o mariposa.

viernes, 19 de noviembre de 2021

26 semanas

No tenía pensado
formalizarte en el Blog
tan pronto;
con tu hermano lo hice a
a las 
30 semanas,
pero tú tenías
otros planes muy distintos.

Llevas avisando tímida
desde hacía un tiempo
que tienes ganas de llegar.
Pero casi todo
tiene su tiempo
y el tránsito
en el útero de mamá
es lo que marcará 
tu futuro,
porque el presente
lo tienes asegurado
desde el día
en el que nazcas,
sea antes o sea después.
Por eso
lo de los pinchazos,
para que tus pulmones
estén listos
a la hora de cumplir
sus funciones.
Células a contrarreloj
para que cuando
quieras llegarnos,
lo hagas en las 
condiciones
más óptimas.

Si algo he aprendido
desde que soy papá,
es a convivir
con el miedo
de cuando algo
no va bien.
Y tú,
queriendo
o sin querer,
me has querido dar
otra lección.
He de decirte
que estoy preparado
desde el día
en que te pusimos nombre,
tu primer derecho legítimo,
hace ya unos cuantos años.

Claro que en ocasiones
corremos sin mirar atrás.
Claro que nos adelantamos
a los acontecimientos
por precaución
o justamente
por lo contrario.
Claro que nos precipitamos,
y es entonces
cuando alguien
que nos quiere
nos tiene que dar
un toque de atención.
Es lógico querer
las cosas para antes de ayer,
pero hay cosas
que saben mejor
cuanto mayor tiempo
las hornees,
cuanto más las reflexiones,
cuantas más vueltas des
para refutar las conclusiones
de la tesis.

En cierta manera
eso es 
lo que nos ha pasado,
sólo que tú eres
incontrolable,
no querías
límites ni barreras
para que tu alcance
galopase a su antojo.
Pero hemos levantado
la mano para pedirte
que pares,
que no es el mejor
momento
por tu desarrollo,
que nos quedan decenas de años
para demostrarnos
lo que nos queda
todavía pendiente.
Y parece que has reaccionado.
La gente dirá
que qué tonterías digo,
pero esto tiene que ver
con la humildad congénita
de tus poros.
Dar marcha atrás
siempre tiene 
sus consecuencias,
pero en tu caso
sólo favorecen
la existencia.

'Amenaza de parto prematuro'
me dijo mamá 
a través de un audio
entre llantos.
No estaba sola
porque tú
estabas con ella.
Y es que la labor
de acompañamiento
que ejerces
debería ser hegemónica
bajo las tripas.
Qué susto me diste
mientras tu hermano
empezaba su noche
a las 18.15 de la tarde.
Y cuánto me dolió
el sufrimiento
de tu madre
volcada en tu integridad 
por encima de todas la cosas.

Cuando aquella noche llegué
la hospital,
mamá se deshizo
en lágrimas
pero nunca derrotada.
Nos abrazamos
como nos abrazábamos
de adolescentes
y te pusimos en medio
para que no te escaparas.
Te dije que 
ya estábamos juntas
y que nunca íbamos
a dejar de estarlo.
Tu pulsión
incesante
y taquicárdica
de las 26 semanas
no la olvidaremos nunca.
Como nunca
olvidaremos
el mes y medio
que estuvo tu Tate
con unos valores
equivocados.

Desde entonces
y para siempre
nos repetimos a solas
y cada una por su cuenta
que nacimos para vencer
y no para ser vencidas,
y tú
no vas a ser la excepción.
Me pongo serio
y te digo
que no tengo planeado
escribirte hasta la semana 30,
porque es cuando
lo hice con Enzo,
y él,
nos marca el camino.
Tendrías que haberle visto Gala,
afrontar cada ajuste
y desajuste
como un ingeniero de barcos,
preguntando por mami
y colmándose con papi,
haciendo de nieto, hijo
y hermano,
sin haber pronunciado
nunca ninguna
de esas tres palabras.

Ya está,
ya ha pasado.
Podemos respirar tranquilas
los siguientes días.
Pero lo más importante
de todo
es que ya sabemos
lo que nos espera
y creo que nunca
estuvimos tan preparadas
como lo estamos ahora.

Habrá quien lea
este relato
y no entienda nada,
o no comparta alguna cosa,
por eso lo escribo
públicamente y en negrita.
Y porque te quiero,
y porque me bajo del mundo
si no es un mundo contigo.
Y aunque todavía
no hayas nacido,
llevo tu nombre
en mi mochila,
no en la simbólica,
sino en la que utilizo
todos y cada uno
de los días
que me quedan
para conocerte.

Tengo muchísimos motivos
para escribirte,
no me des más
porque no los necesito.
Estamos cubiertas.
Estamos atentas.
Desde ya y por si acaso,
estamos listas
para contarte los dedos.

lunes, 15 de noviembre de 2021

La abuelita de Clara

La abuelita de Clara
siempre va con las gafas
y la mascarilla caídas.
Camina bajita
y agachada
como la mamá pata
que guía a sus patitos.

Llega a los sitios
cuando y como puede,
sin reproches 
ni pizca de remordimiento.
Siempre escucha
con atención
lo que se le tiene que decir,
como si ella no supiera
de qué va la vida,
y la crianza,
y la organización familiar.

Ha sido "madre"
por segunda vez
desde que nació
su primera nieta
que ya va a primaria.
Tiene dos más,
y dos hij@s
hiper dependientes.
Se podría decir
que es la matriarca
de una familia
con poca estructura,
de bajos recursos
y con escasas oportunidades.

No se ha vacunado
del Covid
y se cura sus males
con remedios ancestrales.
Su risa esquiza
y descontextualizada
no provoca rechazo,
sino todo lo contrario.
Produce atención
y una escucha activa,
las mismas
que reclaman
las buenas historias.

La abuelita de Clara
es un claro ejemplo
de resiliencia.
Se inmiscuye
en la burocracia
sin estrategias
ni ápices de vergüenza;
busca y encuentra enseres
para sus cachorras;
y sobre todo
acompaña a la infancia
con ciertas precariedades,
pero no más que los ricos.

Si se cae,
se levanta,
y aunque llegue tarde,
siempre acaba llegando.
Eso es lo que cuenta.
Ella lo intenta
desde que se levanta
hasta que se duerme
sin actitud de derrota
mientras le deja
la tablet a la
nieta pequeña,
con la cual
comparte cama
y casi lactancia
de una manera simbólica.

Ella se encarga de las idas,
de la recogidas,
de las niñas
en toda su existencia.
Y de sus propios delirios,
esos elementos mágicos
que se ha ido elaborando
para soportar
la crudeza de lo que en su día
venía buscando
supuestamente 
en un país mejor.

Otra vez pobreza,
otra vez lucha de clases,
otra vez falta de cultura
y de altura,
y machismo,
y racismo,
y capitalismo.
Así que la abuelita
de Clara
hace lo que mejor sabe,
situarse detrás
de sus nietas
para ver siempre
en qué direcciones corren.
Y aunque a la marcha
ya no consiga alcanzarlas,
ella sabe
que nunca cruzarán solas
el paso de cebra,
y eso,
lo ha conseguido ella sola,
sin ayuda de nadie,
tal y como discurren
sus días.

Su nombre
empieza y termina
por la misma vocal,
igual que la palabra
abuela.

_A la abuelita de Clara_

viernes, 12 de noviembre de 2021

Papá

La forma en que dice
la palabra 'papá'.
El cómo la pronuncia
con una entonación
todavía incorrupta.
Esa especie de reclamo
donde sólo solicita
un acompañamiento
desinteresado.
Una ecolalia
sin trastorno
que sólo ocurrirá
en esta primera etapa.

Cuando me llama
y entiendo
que es la única cosa
que haría en el mundo:
atenderle.
La demanda continua
que me interpone
para que no cese
la mirada.
El gancho que hace de clave.
La coletilla que hace
que me derrita.
La palabra que se repite
como su mejor arma.

La inocencia
que todavía
no espera nada a cambio.
Altruismo en estado puro,
para que luego digan
de los voluntariados.
La llamada al orden
para que no me despiste.
La estructura para
que no me disperse.

Cuando salen de su boca
esa dos sílabas
no hay tiempo que perder.
Insisto en que nunca
volverá a llamarme
de la misma manera,
con esa intención
tan pormenorizada
de los cuidados,
con esa actitud tan firme
de lealtad y complicidad.

Cada vez que me dice 'papá',
me la trago sin gota de agua
para restarle infierno
a todo lo que llevo
por dentro.
Me la coso
sin anestesia
para hacer el camino
más auténtico.
Me la aprendo
como si algún día,
quizá,
yo la hubiera
reproducido de la misma manera
(espero que si
por el bien de mi papá).
Y me la inserto
en el disco duro
de mi memoria
con un acierto
de encriptación
imposible de descifrar.

Cuando de noche,
en la lejanía,
mi interpela,
toca hacer un esfuerzo
sobrehumano
con el que me contradigo
no pocas veces.
Entonces pienso
en la dureza
de cuando 
no me necesite
para tantas cosas
y deje de nombrarme.
Porque la autonomía
también es una pérdida
en sí misma,
la de la resistencia adulta
para seguir sintiéndonos
competentes.
Pero también es
el equilibrio
y la satisfacción
de las cosas bien hechas.
Tal y como son.
Tal y como se merecen.
Dando un paso atrás
y proporcionando
el espacio
que nos solicitan,
el protagonismo
que necesitan
para seguir siendo
de la mejor manera
que sepan,
a su modo,
sin interferencias,
con sus zapatos.

Habrá un día
en que deje
de decirme
"Papá cuéntame otra vez",
y cuando eso pase,
la palabra papá
no volverá a sonar
de la misma manera.
Entonces,
haré balance
no del tiempo
que nos ha durado,
sino de la calidad
de todas las veces
que me ha nombrado.

jueves, 11 de noviembre de 2021

Otro sueño inquietante

Otro sueño inquietante.
Me planteo
para quiénes
se hicieron los sueños.
Si vamos a naturalizar
los miedos y las fantasías
en el mundo inconsciente,
yo prefiero las hostias
de carne y hueso
con su fuerza impresa
y el dolor de verdad.

Que te abandonen
es la máxima expresión
de la soledad.
Que te rompan
en mil añicos
no duele tanto
como desmontar
las ideas preconcebidas.
Me he vuelto a encontrar
con la derrota,
con el malo sentimiento
de la decepción,
con el disgusto candescente
de todo lo que te
sabe metálico.

Menos mal que siempre
me acabo despertando.
Por eso prefiero
el insomnio.
Soy más feliz
con los ojos abiertos
y la razón de las cosas
que con una imaginación
que se explaya
a su antojo, 
sin pedir permiso
y llevándoselo
todo por delante.

No sé quién le puso
significado y significantes
a los sueños,
pero yo no quiero 
vivir atrapado
en un mundo paralelo,
buscando respuestas
sin mirar a la cara.
Quiero vivir despierto
y hacerlo con la intensidad
que todo el mundo espera
de mi persona.
Y equivocarme
con todas sus letras
para también poder
tener la oportunidad
de cambiarlo todo.
En el sueño
y en lo sueños
sólo soy una hoja
llevada por el viento.
Escojo ser el viento
para decidir
mi dirección
y el grado con el
que puedo ejercerlo.

Antes me gustaba decir que
"nos vemos en los sueños",
ahora tengo claro que
prefiero la razón y los hechos,
porque si quiero verte,
podemos decidir
el sitio y la hora
sin temor a equivocarnos.

miércoles, 10 de noviembre de 2021

QV17

Es el código de Gala
en una sala de espera.
Del mismo modo
que lo tuvo
su hermano
hace tres años,
RZ043,
mamá y papá fuimos
a tu encuentro.
Somos organismos
llenos de números,
letras, agua e ideas.

Veinte semanas
un tanto confusas
para confirmar
tu nombre
o buscar uno nuevo.
Veinte semanas
para cerciorarnos
de tu sexo.
Hoy en día,
tendrás la semilibertad
de escoger tu género
cuando estés preparada,
o preparado,
o como quieras denominarte.

Te vimos sin entender nada,
sin atender a los tecnicismos
de un profesional
equidistante.
Habíamos ido
para saborearte
la silueta,
para olerte
en blanco y negro,
para saludarte
y proporcionarte
un nombre.

Nos despojamos
de la emoción contenida
al saber que estabas bien.
Que te encontrabas jugando
en el parque temático
que te había preparado mamá.
Te imaginé mil veces
queriéndote la cara
y contándote los dedos.
Haciendo de mi cuerpo
una extensión del tuyo
para que me utilizases
a demanda.
Te pienso con
cada noche
que me robarás 
el sueño
como un regalo
del tiempo.

Lo que vengo
a decirte
es,
que si tengo ganas,
son ganas de tí.
Te deseo como
deseo a tu hermano,
como amo 
 a tu madre;
te quiero
como me permito
querer a la gente
que me importa.
No tengo mayor
fortaleza que esa.
La de cuidar 
a mis dioses,
la de cuidar
a mis diosas.

También te escribo
a tí
antes de que te
cuelgues de mi barba,
antes de que succiones
mi barbilla,
antes de que
me cojas el dedo
para ya,
no soltarlo nunca.

Prepárate hija mía
para venir
a un mundo
inhóspito
en el que ya somos
ejército
en el arte de la conquista.

_ A QV17_





lunes, 8 de noviembre de 2021

Sueño atómico

Me vi tumbado
sin haber suelo
encogido en ovillo
con los ojos cerrados.

Pese a la oscuridad
jamás me inundó
tanta luz.
Un terremoto
de destellos
que cegó de blanco
todos los poros
de mi cuerpo.

Comprendí enseguida
que estaba esperando
mi muerte.
Una única sensación
que recoge todos
los sentidos posibles.
Un miedo indescriptible
conjugado con una
especie de espera
más aterradora
que el propio final.

Adiviné la explosión
y el alcance
de su onda
llegando a desintegrarme
física y emocionalmente.
En los pocos 
segundo que tuve
desde ubicar la situación
hasta mi desaparición,
lo peor de todo
fueron las preguntas,
la incertidumbre,
las expectativas del dolor.

No sé si es peor
sufrir o imaginar
cómo será el sufrimiento.
Ahí reconocí
a l@s que alguna vez
supieron que iban
a ser torturad@s.

Esperé el desenlace
con un agobio inaudito,
solo e insignificante.
Fue la primera vez
que supe que iba a morir.
Y puedo escribirlo
porque "sólo"
fue un sueño,
un sueño
de los que te ponen
en tu sitio;
en el sitio
en el que te das cuenta
que un día ya no estarás,
y no hay mayor
sensación de vacío
que esa.

viernes, 5 de noviembre de 2021

Obviamente

"Obviamente"
me repetía la señora
cuando llamé al seguro
para informar
de las filtraciones.

Le extrañó
que fuese el inquilino
y no la casera
quién llamara,
comenzamos con mal pie.
Y después,
lo de siempre;
que si echar
balones fuera,
que si a ellos
no les corresponde,
que si no 
me entero de nada...
Obviamente no, señora,
-le dije-
no me entero de nada
porque no sé 
de estas cosas,
por eso le llamo.

Si hay alguna palabra
que implique
más prepotencia,
es la de 'obvio'.
Esa sensación
de estar por encima
sin ningún tipo
de empatía.
"¿Pero quién se cree ésta?"
Me cagué en dios
y en sus muertos
pá dentro
y así no caer en su trampa.

Me interrumpía
alegando que la escuchara,
porque claro,
era ella la que tenía
necesidades de informar,
no yo,
que la llamé
para pasar el rato.
La ironía
ni se justifica,
ni se explica,
se asume igual
que el que cuenta un chiste.
Así que la escuché
mientras mi estómago
ebullía con
efervescencia,
y cuando vi el hueco,
'se la metí sin calzador'

- Señora, lo que para usted
es obvio, para mí
es un terreno
que desconozco
en su totalidad.
Empezando
y terminando por ahí,
no hay malentendidos
que valgan,
ni servicios 
precarios posibles.
- Dicúlpeme,
le informo
de todas sus opciones.

Reculó y ejerció
la humildad
y la profesionalidad
que había obviado
desde el principio
y resolvió,
amablemente,
todas mis dudas.
Nos despedimos
casi como si fuésemos
colegas,
dándonos
unas lecciones sin reproches.

Por tanto, si te acuerdas
de este texto,
cuando hables conmigo
no obvies nada
y si puedes,
no utilices la palabra,
excepto para/con/contra
los fachas.
OBVIO.

jueves, 4 de noviembre de 2021

La hora en que te lo cuento

Preferir lo contado
a lo televisado.
Elegir un postre
de letras e ilustraciones
antes de irse a dormir.
Ser pequeño
y tener
tu biblioteca personal,
a su altura,
para el manejo libre
de la lectura
con un orden peculiar
y un caos necesario.
Literatura de nuestros días.

Los cuentos no mienten
como un padre
no miente a su hijo.
Arroparse con hojas
de tapa dura
y soñar entre hojas finas.
Amor con principio,
nudo y sin desenlace
porque no hay
finales felices
si ya no estamos.

Estoy por ti
y por todo el arte
que nos envuelve.
Prefiero el silencio
a los robots.
El tono, el volumen,
la cadencia,
la pronunciación,
la voces,
la interpretación,
como si fuera
un grafiti
que te amplío
todas las noches.

Me dedico a ello
en el trabajo
y en casa,
pero hacerlo
en su habitación
es como dar
ese primer beso histórico.
El advenimiento
de las historias
son de las cosas
que más espero
al final del día,
pese al cansancio,
pese al desgaste,
pese a todo lo malo
que ha acontecido.

La hora en que te lo cuento,
reminiscencia del instituto,
es de mis momentos favoritos,
y pienso contarte
tantas cosas
que solo te depararán
sorpresas.
Gracias por este
cariño narrativo;
no nos hace
falta técnica,
sólo el compromiso
de contarnos.

miércoles, 3 de noviembre de 2021

900 cosas

Una a una
he conseguido
escribir sobre
900 cosas distintas.
Con cada centena
cicatrizo viejas heridas,
así que sigo
en proceso de recuperación;
no sé si acabaré
algún día.

Novecientas veces
que me he puesto a escribir
y novecientas veces
que he llegado a un final.
Porque siempre
ha sido más fácil
empezar que terminar.
Yo, por ejemplo,
he comenzado cosas
cientos de veces
y cientos de veces
las he dejado a medias.
Alguna vez
me lo han reprochado
pero,
de intentos
está llena la vida.

Novecientos textos
como el anarquismo
de Novecento de Bertolucci.
Celebrar
los números y las ideas
es de mis cosas favoritas
del mundo.
La adrenalina
de publicarlo
y releerlo
varias veces
para corregirlo,
para aprehendérmelo;
incluso así,
seguirán habiendo
faltas, incoherencias,
contradicciones.

Me acuerdo
de cada uno de ellos
y de sus significados
como las viejas fotos
de un salón grisáceo.
Los repaso
para recordarme
de dónde vengo
y a dónde quiero ir.
Los guardo como guardo
las cosas a las que le tengo
un especial aprecio
con el ánimo
de mantenerlo
para 'siempre',
pero 'siempre'
casi siempre
resulta decepcionante.
Menos nosotras,
que somos la excepción
que rompe la norma,
y eso,
requiere un 
esfuerzo constante
que no todo el mundo tiene.
Por ello jamás 
repetí un título,
segundas partes
incluso terceras
sí que tuvieron,
pero jamás
dupliqué un título, 
y eso se lo debo
a mi memoria.

_A "mis" novecientos relatos_

martes, 2 de noviembre de 2021

Noviembre

Noviembre 
con aguas tímidas
recién cambiada la hora.
Menos luz de día,
más intensidad de noche.
Noviembre
complementos invernales
y aparición de charcos
en desuso.
Máximas y mínimas
cada vez más iguales.
En noviembre
ya llevamos
dos meses de curso,
por lo que podemos
opinar con cierta base.
Noviembre sin inercia
de otoño,
menos mal que siguen
cayendo las hojas
y sigue habiendo castañas.
Noviembre donde aparece
el famoso balance,
el surgimiento
de nuevos propósitos,
una enmienda a la totalidad
de todo lo que andamos
buscando.
Noviembre con capucha
y la misma barba de siempre.
Canciones en noviembre
con exceso de cuentos
aunque nunca resulten
suficientes.
Noviembre en ámbar,
rojas mañanas,
oscuras horas tempranas.
Noviembre creciente
con tres cuartos de Luna.
Noviembre previo
a lo festivo,
conmemoración de los muertos,
se celebra la desaparición
del dictador bajito.
Noviembre estrellado
de atascos inesperados,
parques cambiantes
y nuevas rutinas.
Noviembre penúltimo,
el que sujeta la puerta
al último
y cede su espacio
y su tiempo
para preparar los encuentros,
o los desencuentros.
Luces en noviembre,
inevitable consumo,
gas en alza,
apagones furtivos.

Noviembre es otro
mes amable
del que seguir
esperando cosas.
Pero mejor espera levantado
para poder sentir
con fuerza
el coraje de los abrazos
que todavía no se han dado.