en un cementerio
con aires rojizos,
hierbas amarillentas
y camisetas moradas.
Acudimos al homenaje
de l@s poetas
y l@s tristemente
fusilad@s,
Hectáreas de losas
y cemento
transitadas los Domingos
para renovar las flores.
Un campo de tumbas
y amargura
donde nadie va
de buen agrado.
Campa la nostalgia,
ancha la pena
por l@s que ya no están,
impotencia
de l@s que aquí seguimos
sin saber muy bien
los motivos.
Uno de los pocos sitios
que no hace falta
que te inviten
para estar presentes
porque la inexorable llamada
acaba llegando
antes o después.
Y luego está
el Ayuntamiento
de tu ciudad
y su malhechora memoria.
La que te quieren corromper
y manipular por
los restos de la historia.
El que intenta defenestrar
conceptos,
ideas
y personas
en las que crees
devolviéndote la patada
por exhumar
a su venerado monigote.
Restos franquistas
que borran de la piedra
los nombres
de l@s vilmente
"ajusticiados",
entre comillas
porque eso
no fue justicia,
fueron asesinatos.
Dicen que para
curar las heridas
hay que olvidar
y pasar página.
No señorías,
eso es una treta fascista.
La herida nunca
se va a curar,
pero exigimos
documentación,
verdad y reparación.
El memorial
que clausura
el Ayuntamiento
con vallas verdes
de obra barata
es un cicatriz gigante
y la vergüenza
de la tristeza
por no poder soportarlo.
Fuimos a eso hijo.
A dar voz a los que menos voz tienen,
y para hacerlo más llevadero
sacamos una pelota
para jugar entre tumbas
de muertos y cientos
de personas vivas,
hasta que llegó
un precioso perro
de feroz mandíbula
y te arrebató el balón
sin muestras de empatía
para que entiendas
a la perfección
que lo que pasó hace
más de ochenta años,
se repite ahora
con otras personas
que comparten apellido,
utilizan distintas ropas
y dicen las cosas
de otra manera
que en última instancia
significan lo mismo que entonces.
Son los fachas hijo,
los hijos de puta de los fachas que,
sintiéndolo mucho por sus madres,
espero que sean ellas
las que lloren
en lugar de las nuestras.
Callamos absortos
antes lo versos
del Poeta del Pueblo,
del pastor del campo,
del preso de la cárcel,
de Miguel Hernández de Alicante.
De Orihuela vienen
apretando fuerte las muelas.
Las huellas.
Domingo 1 de Marzo del 2020 |
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