lunes, 2 de abril de 2018

Casi 13 años

Yo solo tenía dieciocho
y tú,
diecisiete recién cumplidos.
Nos llegamos tarde
en la adolescencia
y llevamos casi
toda la vida juntas.

Tuvimos los primeros
trabajos,
los ciclos,
las universidades...
...cada una por su lado
para desembocar siempre
en el mismo sitio.

Hicimos el amor
en un día de Mayo,
con buen tiempo
y "Deep Blue".
Nos crecieron los enanos
en una cama de noventa
y los Domingos
eran solo eso,
Domingos.

Nos sentenciaron
a libertad con cargos
dos meses
con vistas al paraíso,
las vías del tren.

Llegó el exilio
a ciudades medievales
y al sur
de una isla verde
llamada Esmeralda.

Y volviste,
y nos deshicimos
en incontables noches
sonando acordes del Norte,
con sabor a fuga,
a retiro,
a descanso.


Nacimos para vencer
nos dijimos,
incansables
seguíamos intentándolo.
No Tengo Fuerzas Para Rendirme:
me dijiste.
No Tengo Tiempo Para Esperar:
te contesté.

Tierra vírgen,
La Mariana,
apareció de la nada,
y nos lanzamos
con paracaídas
y sin ascensor,
salió bien,
lo sabíamos desde el principio.

Nos hicimos mayores
y seguimos creciendo
juntas,
como dos flores
en campo arrasado.

Más de un año
para contarte
"El Secreto de Neruda"
y cuando lo hice,
resulta,
que estaban,
l@s que tenían que estar.

Comienza el tramo
de curvas peligrosas
del que salimos
malheridas
pero no muertas,
esa es la verdad.

Hoy no habrá
preguntas sin respuestas,
ni poetas revolucionarios,
ni secretos que valgan.
Hoy,
te pido perdón por los errores
y por los escasos aciertos
y te prometo,
con la mano en el corazón:
que te quiero,
con todas sus letras,
intenciones
y significados.

Si nacimos para vencer
te digo,
que me puedo morir tranquila.
Como el legado
que algún día dejaremos
reposar sobre
la rabia y los sueños
que nos hicieron así,
tal y como somos:
INVENCIBLES.

Existen infelices
y luego estoy yo
en el enésimo día
más feliz de mi vida.
Me avala
el despliegue
que me acompaña,
y tú,
tan adolescente
como
el primer día.




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