lunes, 30 de abril de 2018

Dimisión

Dimite con
soberbia
para que no
gobierne
la izquierda,
¿qué izquierda
gilipollas?

La antigua
delgada
de gobierno,
la que reprimió
las plazas
y criminalizó
a sus gentes,
se va
sin ponerse
colorá.

Lavado de cara,
regeneración
democrátrica,
víctima de
las cloacas,
al final
se cambian
cosas
para que luego
no cambie nada.
Lampedusa.

La jugada perfecta
del partido muleta,
fuera
la presidenta,
sin moción
de censura,
no hay vendeta.

Todo bien.
Todo en su sitio.
Máster regalado,
máster olvidado.
Millones de votos
sin saber  muy bien
para qué,
de nuevo
perpetrados.

Que nos lo cuenten
en 2019.
La esperanza
es para los 
cuentos.

Otro candidato.
Otro circo.
Otra mentira.
Somos esclavos.

miércoles, 25 de abril de 2018

Once For Ever

Once For Ever,
o lo que es lo mismo
1148.

La caja fuerte
no era escollo,
ni dificultad,
ni siquiera
era una putada
tras el planteamiento
inicial.

La caja fuerte
era un recordatorio
de nuestros pasos,
de cómo y por qué
hemos llegado
hasta aquí.

La caja fuerte
era el candado,
el escondite,
la excusa.
Lo que contiene
no importa tanto
como
el significado
de la llave.

Una llave
que nos abre
la puerta
de la memoria
y nos anima
a seguir
ocupándola.
Una llave
que año a año
se agota
y se ha de esperar
al que viene,
quizá
esa sea
una de nuestras
motivaciones.

Una llave
que custodia
La Kuadrilla
y que trasciende
a los malos
momentos.

Una caja fuerte,
una llave, 
un contenido
y una simbología
de las que nos hemos
impregnado
en tardes
libertarias
y vacías
de rencor.

SOIS EJEMPLO,
SOIS LECCIÓN.

A mis once (11) campos
por (4)
siempre (8)


sábado, 21 de abril de 2018

Volver a casa

Al final,
volver a casa,
es la única
salvación
posible
tengas
los deberes
hechos
o no.
El refugio
que te ocupa,
la paz
que necesitas.

Como si de una
burbuja
se tratara,
te reinventas
de la corrupción
diaria,
te sanas
cómplice
con l@s que
compartes
las cuatro paredes.

Jamás 
has de volver
a casa
con las orejas
agachadas,
el orgullo
y la dignidad
te esperan
con el pijama
puesto
y el beso
que reconcilia.

Palabras textuales

"Esto es una puta locura".
Y la locura
se hizo hecho,
y el hecho
se hizo real;
Y lo real
se hizo
incómodo,
y lo incómodo
pasó a formar
parte de ti;
y tú...
tú estás
como una
puta cabra,
y la cabra
se tiró al monte,
y el monte
se hizo
inalcanzable,
y lo inalcanzable
se convirtió
en fracaso,
y el fracaso
acabó contigo.

Dicho de otra manera:
Contigo
acabó
el fracaso;
el fracaso
fue lo único
que alcanzastes
porque alcanzable
estaba el monte;
y el monte
se tiró
a la cabra
la cual
te volvió
loco...
y tú
tan incómodo
como la realidad
que habitamos,
que volvió
a ser hecho
tan loco
como ésta
situación.

"Esto es una puta locura"

Palabras textuales.

Me tienes que durar toda la vida

Le dice
"El Pelos"
sin actitud
cosificante
ni con sentido
de la posesión.

Se vieron
en el Sur
en Verano
y ahora,
a veces,
se duermen
junt@s
entre diario.

De La Elipa, 
Vallecas
y Leganés
juegan entre
mensajes
para 
poderse ver.
El fútbol
es una excusa,
las fundas
las pone él,
el carácter ella,
juran
abrazarse
otra vez.

De flamenqueo y rock,
el primero
de ella,
el segundo
de él,
la cama
campo de batalla,
depertarse
juntos,
victoria
después.

"Me tienes que durar toda la vida"
le dice él a ella,
le piensa
sonriente
ella a él,
con estas rimas
divertidas
me despido yo de él;
cuida
de esta 
chica
o conmigo
te las tendrás
que ver.

Fuera de bromas
alcalinas
os he de conocer, 
por separado
ya o he hecho,
juntos,
lo tendremos
que hacer.

Que os vaya
bonito
de Lunes a Viernes,
los findes
son para
creer,
que ésta
historia
os encaje,
NACIMOS PARA VENCER.


_A Marta (la punky)_


Nota de autor: Título copiado de una frase que le regaló Diego a Marta.

jueves, 19 de abril de 2018

Sensaciones Viernes tarde

Esa sensación
de tenerlo todo
bajo control.
Pacificado
el tiempo,
los males
se dan el lujo
de descansar.

Da igual
en qué
te ocupes
mientras
siempre
puedas
ocuparte
de ti mismo
y del que
te acompaña.

Unas cerves,
una peli,
algo de lectura,
quizá limpiar,
o a lo mejor
solo
sentarte
y estar,
estar disponible.

Momento en el
que reintegras
las facturas
de la semana
y las desechas
por el desagüe.

Pasa veloz
al pestañear
el suspiro,
pero poder
sentirlo,
aunque solo
sea un momento,
te proporciona
la certeza
de que estás
a salvo.

El día que no fuimos a ver los Berri

La campaña
se decidió
ese mismo día.

Por cundas 
subimos
a la sierra
para ejecutar
el ataque
sorpresa.
Todo estaba
dispuesto
tras una
reflexión colectiva.

Llegamos
y dispusimos
el terreno
con más
ilusión
que elegancia
¿A quién 
le importa
el cómo
mientras
nos mantengamos
unidas?

Dio comiezo
el combate
cuando
la arquera
cayó
desprevenida
al suelo.
Se nos dibujó
en todas
una sonrisa
en la cara
mientras
desembarcábamos
desde el 
Puerto de Indias.

Comimos,
bebimos,
fumamos
y follamos
en un espacio
donde solo
cabían
héroes.

Armadas
hasta los dientes,
la retaguardia
nos quedaba
lejos.
Ya nadie
podía
rendirse.

La épica
expedici´çon
salió a 
reconocer
el pueblo
dejando
a las bestias
en la base,
todas hembras,
todas sabias.

Avanzamos
posiciones
hasta conquistar
el corazón
de la tierra
mientras 
llegaba
el ocaso.

Como siempre,
los estatutos
kuadrilleros
se iban
cumpliendo
pormenorizadamente. 
Las pasiones
desatadas
al perder
la conciencia
de todo 
aquello
que nos podía
hacer daño.

Amor,
mucho amor,
y risas,
tantas
como para
dejarte
el cuerpo
hecho polvo
más allá
del maletero.

La cojera
de los heridos
no impidió
que la fiesta
siguiera,
que el ritual
que acostumbramos,
se celebrara.

Baños,
lagunas
y trajines.


Aquel día que no vimos a los Berri,
ganamos la guerra.

domingo, 15 de abril de 2018

Saberlo y verlo

Saberlo
no es lo mismo
que haberlo
visto,
del mismo modo
que haberlo visto
no es lo mismo
que estar
seguro
de saberlo.

La confianza
de tenernos
no es suficiente,
hemos de
darle forma
con arcilla
para luego
dejarla
reposar
a fuego lento.

Las competencias
han de ir
acompañadas
y las conclusiones
tiene  que posarse
en lo colectivo.

Está claro
que no es lo mimpo
saberlo que verlo,
pero qué
importa
si nos tenemos
el uno a la otra.

Solo sé
que quiero verte,
a poder ser:
SIEMPRE.
LO SÉ.

El niño mellado

El niño
se sujeta
a la barra
con fuerza
adulta.

Su presencia,
tierna y
distraída 
solo es
interrumpida
por el contoneo
del trayecto.

Lleva gorro,
el abrigo
desabrochado
y una tarjeta
atada
a una cinta
que cuelga
de su cuello,
el abono.
Su piel
de canela
contrasta
con sus 
ojos grandes
y oscuros,
tan marrones
como la turba
del suelo.

Abre la boca
de vez en cuando
y se dicierne
que está mellado,
un hueco
por donde
se cuela
el aire
para dar
aliento
a una vida
con tan poco
recorrido.

Le acompaña
su hermana,
algo más mayor,
pero aparentemente
con la misma
fragilidad.

No es la primera
vez que les veo.
Me gusta
encontrármelos
los días impares
y observarles
sin mala
intención,
para luego
descubrirles

De estas cosas
que no hay 
que buscarles
el sentido,
que te gustan
y no hay 
más explicación.
Que causan
placer
y parecen
un regalo
que no te mereces.

Pues yo
lo aprovecho
y lo recojo
aquí,
otra historia
anónima
que jamás
será
reconocida
por su protagonista
principal.

¿Cómo te va la vida?

- Pues bien.
Contento.
Me va como
me tiene que ir.
No me quejo.
Soy feliz.
Tengo casi
todo lo
que quiero.
¿Qué más podría pedir?
Sí,
bueno,
siempre
es mejorable
pero,
virgencita
que me quede
cómo estoy.
Me conformo.
Me mantengo.
Qué me 
va genial
y ya está,
para qué
le voy a dar
más vueltas.
Tengo esto,
tengo lo otro,
estoy así,
estoy asá.
Voy donde
quiero
cuando quiero
y con quien
quiero.
Soy afortunado
y blablabla
blablabla
blablabla
blabla
bla...
........
...¡por cierto!
a ti, ¿cómo te va la vida?-.

Le dije que bien.
Para decir la verdad
no hacían falta
tantas palabras.
Zanjé
cansado
una conversación
que no me llevaba
a ninguna parte.

Eran solo eso, Domingos

Te levantabas
con las pasiones
desatadas
del día anterior.
El advenimiento
de la despedida
hasta no se sabe
cuándo,
se ponía
en marcha
la cuenta atrás
tras abrir
los ojos.

Era un día
aprovechable
pese a la fecha
de caducidad.
Lo asumías
resignado
y con remordimiento
si no habías
conseguido
explotar
el Sábado.
El llanto
iba por dentro,
desgarrado
por el tiempo
que tenía
que pasar
para volver
a verse.

Eran solo eso,
Domingos.
Reloj de arena
consumidos
los actos de amor.

Pero digo eran
porque
ya no lo son
convertidos
ahora en 
transición
donde no
aprovecho
para afeitarme
porque la barba
ya no araña
la piel,
sino que la
hidrata.

lunes, 9 de abril de 2018

E3

El E3 que conecta
mi barrio periférico
con el centro cambiante.

El E3
en el que a veces
nos encontramos.

La única línea 
de la EMT
donde ha habido
un secuestro
in-situ,
amenazas
por armas
de risa.
El autobús
que conduce
mi Tito,
el más bonito
que me vio crecer,
no el autobús,
sino mi Tito.
El E3
que encadena
mi rutina diaria,
donde de vez
en cuando
relleno de tinta
las hojas en blanco.
El E3
que me aprisiona
de gente,
desconocida,
anónima,
la misma
que no deja
de sorprenderte.

El que me acerca
a casa
y a la tranquilidad
que busco.

El único exprés
que me gusta
no siendo café.
El E3
que numera
mis pasos,
el que alfabetiza
mis pensamientos.
La primera línea
que conozco
donde,
a través
de sus cristales
con vaho,
se pueden ver
un cementerio,
las nevadas cumbres
y las travesuras
de la luna,
todo,
al mismo tiempo.

Mi bus preferido,
porque para
colección de cosas,
cada uno elige
las suyas.

Doble cara

La doble cara.
Generosidad
y contradicción.
Un día cumples
un sueño
y al siguiente,
por momentos,
quieres escapar
de él.

Cuando se es justo,
se es justo
toda la vida.

Puñaladas
colectivas
en la plaza
del pueblo,
un acto
público
lleno de
morbosos.
Se nos llena
la boca
dando buena
imagen
mientras
que en la
intimidad
te desgarran
cuando todavía
respiras.

¿Y por qué?
Pues por que sí.
Te jodes.

miércoles, 4 de abril de 2018

¿En serio?

-¡Aaaaahhhhhhhhh!-.

Pego un respingón
y sufro la sacudida
del cuerpo.
Un reflejo
involuntario
ante el miedo
por más pequeño
que parezca.

Y es que los miedos
no se eligen
ni se deciden.
Imposible
que la reacción 
resulte
racional
ante el pánico
que nos pone
alerta.
Arrastramos
durante años
esas mismas
amenazas
que creemos
combatir
día a día,
pero no lo
conseguimos,
somos incapaces,
hay cosas
que nos superan
y lo último
que necesitamos
es ser juzgados.

Así de simple
y de profano.
Nos acojonamos
encogiendo
hasta nuestro
último músculo
conocido
y el corazón
se nos sale,
se nos escapa
de dentro
como el ansia
de libertad
del preso.

A veces,
no somos nadie,
ni siquiera
somos nada;
sombras proyectadas
por nuestros
peores presagios,
el temor
de descubrir
que no somos
aptos.

Inmediatamente
acude
en mi auxilio
y al percatarse
de lo ocurrido dice:
-¿En serio?, ¿por una puta mariquita?-.
-Jejejejeje, sí ¡en serio!

Susto o muerte.


El testigo

El Testigo
no es solo
el primero 
en saberlo;
tampoco
es solo
el que más
tiempo hace
que lo sabe;
sino que además,
es el único
que lo sabe 
absolutamente
todo.

Se dispone
y organiza
como un
libro abierto
envolviendo
de misterio
el argumento
y protegiendo
con su vida
el final del cuento.

Su papel
es importante
y los nervios
se lo recuerdan.
Sufre en soledad
la lluvia de ideas
en medio
de un desierto
mortífero.
Tarda meses
en llegar,
exhausto,
al esperado
oasis
donde por fin,
puede colectivizar
sus conclusiones.

Para dicho
proceso
solo están
preparados
unos pocos
y en mi caso,
no acerté
por azar,
sino por
el puro
convencimiento
de que no me iba
a equivocar.

El Testigo
es el ojo
que nunca
te pierde
de vista;
la llamada
nocturna
que te concilia
el sueño;
la apertura
necesaria
cuando
te encuentras
en arenas movedizas,
en definitiva
la clave
del código
que por ti
solo
averiguaste.

Y el día
en cuestión
para el que
llevaba
más de un año
preparándose,
se levanta
digno
para sufrir
y sentir
con intensidad
todo lo que
ha de acontecer.
Se viste
de lo que 
le dijeron
matizado
de valentía
y saber estar. 
Y además
sonríe,
sonríe
con dulzura
y humildad
saboreando
cada segundo
del guión,
soprendiéndose
infante
ante lo
oportunamente
improvisado.

Nuestro Testigo
no es un cualquiera,
tiene nombre propio
y se llama David.

- ¡Qué suerte la nuestra!- dice.
- No has visto la mía, hermano- le pienso.



_Del que más aprendí. A Posi_