la primera vez que lo dije,
pero teníamos mal las defensas
y apenas aguantamos unos días,
por lo que tuvimos
que replegar nuestras filas
y recogernos de nuevo
en el refugio de casa
a los brazos de nuestra familia.
Previsiblemente volvemos mañana
si la explosión del planeta
no lo evita.
Ya no descarto nada.
Pero prometí cuidarme
más y mejor
y no solo he cumplido
sino que lo voy a seguir haciendo.
Ya no sé si moqueo
por un leve resfriado
o por alergia,
o por las dos,
nada grave,
pero ya todo asusta
dadas las circunstancias.
Esto es como lo de avanzar,
tropezar y volver a levantarse.
Igualito.
Vamos, regresamos y volvemos,
pero con el compromiso
del diagnóstico
y la voluntad de mejora.
Tirar la toalla
para hacer un parón
sí que es una opción legítima,
solo que a veces
puede dar vergüenza reconocerlo.
El caso es que
Regresamos parte II
es mi confirmación personal
de la necesidad imperiosa
de saber cuidarse
y dejarse cuidar.
Hoy en día,
en estas sociedades
con la salud mental tan perjudicada
y la posibilidad del suicidio
como cifras porcentuales
que desgraciadamente van en aumento,
necesitamos actitudes comunitarias
que nos aseguren
la supervivencia
las unas a las otras.
No es que enero
se transforme en una cuesta
con un desnivel casi inhumano,
es que el mes de enero
cuesta demasiado esfuerzo
que luego pasa factura
el resto de los meses del año.
El peso de la vivienda,
las dificultades para conciliar,
el sistema de salud pública
como trinchera
o la desafección política,
son algunos de los factores
que nos hacen enfermar.
De momento regresamos
aunque no sepamos
hasta cuándo.
Con todo y con ello
y pese a todas las adversidades,
el sacrificio pasa
por hacérselo más fácil y leve
a la infancia.
No debería sentirme protegida
en comparación
con otros países u otros ejemplos,
en realidad, no es suficiente
y eso es una verdad
como las que histórica
y supuestamente
salían de los templos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario