martes, 7 de junio de 2022

¿Conciliamos o qué?

Tenemos la suerte
de contar con
una amplia red de apoyo
de cuidados.
Además,
por nuestros horarios,
yo cubro la mañana y 
parte pequeña de la tarde,
y ella cubre la tarde
y pequeña parte de 
la mañana.
Por tanto,
más o menos nos cuadra
para encargarnos 
de nuest@s hij@s
cuando así sea necesario
por alguna enfermedad,
dolencia y/o miedos.

Pero...
¿y la gente que no?
¿y esas familias
que se lo guisan
y se lo comen solas?
¿Y esas personas,
generalmente madres
y por tanto mujeres,
que encima cargan a su espalda
la culpa, la ansiedad y el reproche?
¿Qué cojones estamos haciendo
por la conciliación real-familiar
en nuestro país?
Una vez más: NADA.

¿Por qué tienen/tenemos
que dejar a nuestr@s hij@s
al cuidado de acompañantes
no principales cuando
más nos necesitan?
¿Por qué se nos cae
la cara de vergüenza
cuando pedimos permiso
en nuestros trabajos, 
casi mendigando
y prometiendo
que más tarde
lo compensaremos
limpiandoles los zapatos
de rodillas?
¿Por qué no existen
unas leyes que amparen
el cuidado del y la menor
por parte de sus pamadres
o figuras primarias?
¿Y por qué las empresas,
sean cuales sean,
todas,
incluyendo la mía,
nos tienen que poner
la cara colorada
cuando no hemos encontrado
un plan B
para "abandonar"
a nuestr@s hij@s a su suerte?

Pero qué cojones nos pasa.
Si hasta el más fascista
tendría que verlo claro.
Si hasta el más sociópata
tendría que reaccionar
ante tal injusticia.
Repito.
Pero qué cojones nos pasa.

Ahora bien.
Te digo que a las duras
y a las maduras.
Quiénes se van acordar
de los cuidados son tus hij@s,
no tu jefe, ni tu jefa,
ni el Papa ni el
Espíritu Santo.
Si a alguien te debes,
es a ell@s, y si alguien 
tuviera que echarte en cara algo,
que también sean ell@s.
Porque son precisamente ell@s
l@s que llevarán razón
cuando te reprochen
que no estuviste.

¿De verdad vamos
a esperar a una legislación
que ni se la ve ni se la espera?
Creemos entidades, proyectos
y organizaciones sociales
y comprometidas
DE VERDAD,
con la conciliación personal
y familiar,
sean cuales sean tus
circunstancias personales,
y sea cual sea
tu configuración familiar.
En mayor o en menor medida
todas tenemos
aunque sea
una poca de familia.
Así que a ti también
te atañe.
A ti que te acabas
de independizar
con el amor de tu vida.
A ti que tienes a cargo
una persona enferma y dependiente.
A ti que tienes
animales domésticos
a los que acariciar
y cambiar el agua.
A ti,
que aunque no tengas cargas,
con la tuya propia te basta,
por tu bienestar y salud mental.

Que nadie me hable
de mochilas
porque voy con el tanque
por delante
y arrasaré con todo
lo que quiera deshumanizarme.
¿El trabajo?
Muy bien gracias.
Está entre mis prioridades
de menor calado.
Y si, trabajo
porque estoy dentro
de un sistema
que me obliga a producir
para ser remunerado,
con todas sus consecuencias
catastróficas para el planeta.

Que nadie me malinterprete
y que yo consiga explicarme
adecuadamente.
Amo mi curro, lo disfruto,
me esfuerzo, me comprometo,
y en muchas ocasiones
me sobrexploto
por la tradición errónea
de que es lo que hay que hacer.
Una polla como una olla
con cebolla.
Soy de l@s que piensan
que ningún curro te respetará
nunca al cien por cien.
Es más, tú cumples y respetas 
más y mejor
que cualquier contrato laboral
que firmes 
a lo largo de tu vida.

Yo gano poco
más de 1200
con el IRPF al mínimo
y las pagas prorrateadas
a jornada completa
acompañando a la infancia.
Si esto no es miseria
que venga vuestro Dios
y me lo explique.
Se lo debemos a 
nuestros convenios de mierda
y a nuestras empresas
que si bien juegan
legalmente con las reglas del juego
existentes,
se conforman y posicionan fácil
ante cualquier reivindicación
de sus trabajadoras.
En tu curro también pasa,
a ti que me lees.

En mi caso
la punta de lanza 
son mis hij@s
y no hay nada por encima de eso.
No somos imprescindibles en los curros.
Acuérdate cuando
te quedes en casa
pensando que el mundo
se desmorona
si no pisas la calle.
Tenemos derecho,
pero necesitamos el doble,
el triple,
infinidad más de los que tenemos
para estar realmente protegidas.

Y si te llaman al orden,
pues al orden se le cuestiona,
se le discute, se le combate
como al nazi,
y se le mira a la cara
y desde la misma altura.
Cuando perdamos el miedo
ya no tendrán
nada valioso que robarnos.
Es ahí
cuando tendremos
que estar preparadas.
para reivindicar
todo los que nos falta
y ejercer lo que ya poseemos.

¿Agravios comparativos?
Mis cojones de nuevo.
Los mismos derechos para todas;
derechos fuertes, constructivos
y conciliadores.
Protectores de todas 
nuestras debilidades
por nuestra posición
de subordinación.
Blindados hasta la muerte
por los cuidados
que ofrecemos a otras personas.
Gratuitos e incluso remunerados,
que estamos hasta el coño
de que siempre 
nos salga a deber.
Que ya está bien,
que se acabe la broma
de una puta vez.

Que no somos las malas
ni las inútiles
que no saben organizarse.
Que somos las que somos,
las que sostenemos
el sistema y a sus individuos.
Que menos bochornos
y más aplausos
y reconocimientos.
No es meritocracia,
es justicia social
y solidaridad entre compañeras.
Autodefensa , lucha colectiva
y comunidades diginifcadas
y sostenibles.
De eso queremos formar parte
para que el día de mañana,
nuestr@s hij@s,
no tengan que sufrir 
lo mismo que sufrieron
sus pamadres y sus abuel@s.

Cachorr@s, tened paciencia,
vamos de camino
y no pensamos regresar 
con las manos vacías.
Por ti.
Por mi.
Por todas.
Por ellas.

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