jueves, 10 de marzo de 2022

Lara

Hay vida más allá
del 3 de marzo.
Concretamente
un día después
a cuatro años vencidos.

Porque fue justo el día
en el que nació ella,
la que comparte
sílabas y vocales
con mi hija,
la del 4 de marzo
de una provincia
que me apasiona,
la que albergó unos años
a Antonio Machado.
Pero no vengo a hablar de él,
sino de Lara,
una niña con 
más autonomía
que la propia Castilla.
Más cerca del mes
que da nombre a su hermana,
que sin quitarse el chupete
la sonríe apasionada
sin encubrir
todas sus ganas.

Así son en Segovia.
Copos de nieve
a los que irremediablemente
echamos de menos
más tienpo del que deberíamos.
Porque si bien es verdad
que las amistades
no las rompe la distancia,
del dolor que cargamos
por no vernos
surgen grietas abismales
e imposibles
de ser reparadas.
Nuestro statu quo,
la de dos amigas
que se aman
en Distrito Centro
y se llegan en 20 minutos
con un tren de alta velocidad.
A medio camino
entre lo público y lo privado,
como el sitio donde
nos conocimos.

Así que Lara,
como una clara de huevo
o una clara de luna,
ha venido para alumbrarnos
y hacer nuevos descubrimientos.
En este mes de marzo,
en este mes de la mujer,
volvemos a repetir
NI UNA MENOS
con esta nueva segoviana.
Un dardo en el centro
de la diana.
Una cachorra
que ya tiene las cosas claras;
lo dice su ceño fruncido
y sus mofletes montaña.
Porque su madre ha sido cueva
durante más de nueve meses;
un accidente geográfico
digno de ser visitado.
Y ahora,
por fuera la lava,
es momento de lamerse
en manada.
Mis ganas
de subiros
a la espalda,
no para que veáis
desde más alto,
sino para utilizar
una palabra
que sólo utilizo con vosotras:
SOTENEROS.

Lara y su parque temático,
en el que me monto
sin esperar cola.
Lara y su parque acuático,
por el que fluyo infante
recordando los sueños
incorruptos.
Lara y su parque geográfico,
con el que emprendo
un viaje
que me gustaría
sólo fuese de ida,
para clavar en la tierra mojada
mi tienda de campaña,
aparcar mi moto junto al árbol
y mecerme en la hamaca
hasta conseguir el descanso.
El colmo de verte
y la calma de cogerte
con los colmillos bien afilados
para el ataque
a los que quieran
acercarse
sin tener en cuenta
la dignidad
que llevas en la etiqueta.
Si a alguien
se le ocurre,
que se prepare para su muerte.
Lo dicho,
mi bicho,
que te pincho
con mi barba alfombra
para que tengas 
otro refugio,
porque tus pamadres
ya son palacio.

Tú eras del 8 de marzo,
pero viniste el cuatro
para tenerlo todo preparado.
Lara, este es mi primer homenaje,
gigante,
no olvides
que siempre tendré
nuevos que darte.
Por si todavía
no te lo ha dicho nadie,
quiero dedicarte
el primer GRACIAS,
mi estandarte.

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