jueves, 24 de marzo de 2022

35 soles

35 soles
con dos lunas
por bandera.
Aquí todas
somos satélites
en un desgobierno
cada noche.

Una persona,
una mujer,
una madre
que por segunda vez
se abre entera
para recibir a sus hij@s.
Porque todo cambia,
siempre cambia,
y aunque cueste a veces,
resulta bien.

Mi amiga del bachillerato,
mi compañera repetidora,
mi guerrera incansable
en hacer de la crianza
algo por lo que
merezca la pena
incluirse como acompañante,
como referente
principal y primario
de l@s que acaban
de llegar sin haberlo pedido.
Por eso la guerra
nos hace peores,
por eso la resistencia
se sustenta en los cuidados
no en las armas de fuego.

Su cuerpo descompensado
porque he perdido
la cuenta de dónde
le hacen falta más besos
de todas las veces 
que la he besado.
Sin embargo
siempre le queda espacio,
siempre le cabe más
de lo que demanda.
Su oferta es irrechazable
para cualquiera
que tenga la suerte
de tener una buena salud mental.

Si nadie te ha acogido nunca,
te deseo que lo haga ella,
porque esa sensación
de vacío y de soledad
se harán tan pequeñas
que desaparecerán
para no joderte más.
Como esas escasas flores
que se atreven a surgir
en campos que 
fueron arrasados.
Como esa poesía
que todo el mundo tiene
y que muy pocas
son capaces de hacerla visible.
Como ese detalle pequeño
que se esconde
en la inmensidad
de los superficial
para que si lo encuentras,
sientas el sabor de la victoria
en todo su esplendor,
sin la necesidad
de justificaciones,
ni explicaciones,
ni culpabilidad.

Habla cuando tiene que hablar
y se precipita
con su actitid más dura
a modo de mecanismo
de defensa.
Pero siempre 
honesta y sincera
como los discursos
que nos hacen falta.
Ella es un relato
caótico que se lee
de derecha a izquierda
y sin mayúsculas
porque nunca se dio
la suficiente importancia.
Pero no pasa nada,
el resto vimos
su valor embruto,
su valor añadido,
e hicimos cola
para llegarla.
Nos aceptó humilde
y eso nos ha hecho mejores.

Tiene el coño empoderado
como una banda terrorista
que le pone bombas
al machismo, al racismo,
a toda desigualdad
que implique
que haya un primero
y una segunda.
Miren debajo de sus vehículos.
Con sus dos hij@s,
acompañad@s
sin estereotipos de género
que les distancie,
sino todo lo contrario,
acompañad@s con la diversidad
que les hará más ric@s
ética y moralmente.
Sin dioses ni amos,
pero con normas y límites
que les proporcionan
la estructura necesaria
para entender el contexto
y las dinámicas.
No se confundan
los hippies, ni los costras,
ni mucho menos los fachas.

A ella no le hace falta decir
que es antifascista
porque no tiene 
la posibilidad
de caer en lo contrario.
Lucha con sus contradicciones
como quien se debate a muerte
entre dos posibles salidas.
Y encuentra los grises,
y tiene en cuenta los negros,
y si hiciera falta,
señalaría a los blancos
sin que le temblase el dedo.

La que es un sol
y despliega su cielo
altruistamente,
lo hace sin equidistancia,
posicionándose en el bando
de las injusticias
que tienen que ser atendidas.
Con sus fases lunares
y sus ciclos oceánicos,
como la marea que siempre
te lleva de vuelta a casa.
Ella no cumple años,
ella cumple sueños.

Que los cumplas feliz
e intensos,
porque la levedad del ser
es para los muertos,
y tú nos refugias
de todo lo que nos hace daño,
de todo lo que nos da miedo.
Menos mal que te tenemos,
menos mal que eres
de nuestro equipo.
La suerte de contar
en nuestras filas
con una brújula
que señala
los lugares amables,
los sitios inconfusos,
las zonas vírgenes
donde expandir el campo,
sin carreteras, sin antenas,
sin contaminación que nuble
nuestra mirada
ni polvo tóxico
que ahogue
nuestros corazones.

¿Quién nos va a salvar
sino eres tú?.
Nadie.
Sólo tú.
Entera.
Siempre.
Eterna.
Donde caben todos y todas
por encima de cualquier problema.
Donde convivimos
con todas nuestras diferencias,
seguras y satisfechas
de que la corrupción,
la mentira y la ansiedad,
no nos llegará nunca.
Porque aprendimos de ti
a ser buenas,
a ser justas,
a posicionarnos humildes
al lado de la sombras,
de la mano de las sin voz,
a disposición
de las que tienen
el techo como cielo,
tan descubiertas ellas.
A la órbita de tus caderas.



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