jueves, 31 de marzo de 2022

Este marzo

Este marzo ha sido
muy especial,
como un mes de agosto regalado
con todas sus licencias
y todo lo que faltaba
por llover.
Volver a jugar
con normas infantiles
sin miedo a las represalias,
sin ritmos frenéticos
ni conciliaciones imposibles.

Había cole,
pero podíamos decidir no ir;
necesitaba su siesta,
pero a lo mejor no se la echaba;
ver a gente
que en otras circunstancias
te habría costado mucho ver.
Eso ha sido marzo,
con su bajada de temperatura
correspondiente
y parques encharcados.
Te llevo,
te recojo
y si quieres los viernes
no te quedas a comedor
para que el finde
sea más largo.
O si por alguna
causalidad bonita
te levantaras tarde,
haríamos pellas
para jugar a construir un salón,
pintar su techo
y hacer de ello
una película de Pixar.

Cada día nuevo de marzo
los espectros mediáticos
lanzaban una noticia
para que el resto
nos batiéramos en duelo
por una posición o la otra.
Una sensación asfixiante
en la que se espera de ti
que opines y discutas,
y cuanto mayor agresividad mejor.

Algunos ejemplos son
la invasión de Rusia a Ucrania,
las tarifas eléctricas,
el precio de los carburantes,
las reivindicaciones de l@s transportistas,
la traición al Sáhara,
el desabastecimiento de los mercados,
la actitud de Will Smith,
los contratos ilegales de Ayuso,
los 20.000 millones
del ministerio de igualdad,
que si paga o no paga
Espinosa de los Monteros,
la subida del IPC y la infracción,
la filosofía,
mascarillas o no mascarillas
en interiores...
Y así todo,
así con todo.

Por eso,
tengamos o no
una opinión clara
de todos estos temas,
este marzo,
nos lo ha sudado el planeta,
porque todo lo que necesitamos
estaba dentro de casa,
en un espacio de escasos
50 metros cuadrados
con cosas materiales
estropeadas y sucias
y 6 seres vivos
que se nutren del aire,
de pienso,
de dos tetas
y de cenas poco elaboradas.

Porque resulta insoportable
convivir con todos
estos elementos de los
que no tienes control alguno.
Claro que nos afectan,
claro que sufrimos las consecuencias,
pero la deriva de sus cambios
no permite acceso 
al ciudadano medio.
Por eso este mes de marzo
hemos batido récord de cuentos
y horas sin sueño.
Somos capaces de portear
a octogenarias
que se mueren por ver
a sus bizniet@s
y hasta nos hemos
comprado un coche
para que a nadie le falte su plaza.

Hoy mi hijo me llamó
a las 07.14
y me dijo que
papá es su amigo.
No hay acontecimiento
en el mundo
capaz de eclipsar
el abrazo araña
que me da por la mañana,
aunque todo se vaya a la mierda,
aunque marzo se esté acabado,
aunque ya quede menos
tiempo para el verano,
aunque me haya recortado la barba.
Aviso que en abril
llegaré a los 1000 textos
y eso sí
que tenemos que celebrarlo.

lunes, 28 de marzo de 2022

Estoy enfadado contigo

Se había encargado
toda la noche,
una más,
como casi todas.
Perdido en mi poco
margen de acción
y reacción
y cansado y dolorido
de ser un mero
observador internacional,
cojo a la cachorra
recién alimentada
y nos exiliamos al salón
para que la madre
de todas las madres
logre descansar
sin interferencias.

La arrullo
con mis brazos
y mantas
que han arropado
a otras muchas antes.
Las madrugadas
ya no me dan miedo,
ya no me hacen pequeño
ante la segunda experiencia
de las veladas sin sueño.
Las afronto sin resignación
y con el rabillo del ojo
puesto en el cachorro
emancipado,
porque aquí la actitud
no es de dividirse,
sino la de multiplicarse,
me lo dijo una amiga muy Galán;
es como ver el vaso
medio vacío
o por el contrario
medio lleno,
lo mismo
pero con distintas implicaciones.
Hace tiempo que dimos en la clave.

Suenan los muelles de la cama
a las 06.04
con las primeras toses
que indican 
que la conciliación 
ya no es posible.
También lo he aprendido
a base de palos,
palos simbólicos
que no son más que repeticiones
que te ponen en tu sitio.
Así que para allá que voy
sin pensármelo dos veces,
porque aunque ahora sean dos,
hay veces
que con un mismo pensamiento
crees que puedes
abarcarlo todo.

Entramos en su habitación
y llora,
se queja,
se revuelve
enredado entre la sábana
y el edredón.
- Ya estoy aquí hijo ¿qué te pasa?
+ Estoy enfadado contigo+ Me espeta.
Se tambalean
todos tus cimientos
mientras haces malabares
imposibles y equilibrios
que mantengan dormida
a la cría que tienes
recogida
en tu pecho.

En ese momento
lo dejaría todo
para atenderle solo a él,
pero a partir de ahora
tenemos que aprender,
todas,
que no siempre lo vamos a lograr.
Así que haces lo que puedes
sumido en la penumbra
y voces que te rechazan.
Me siento en noventa grados
entre la pared y la cama
robándole un cachito 
de almohada
mientras intentas
que dos mundos
que necesitan ser exclusivos
no choquen y se desmoronen.

Sin ápice de victimismo
lo hacemos lo mejor 
que sabemos y podemos,
siendo conscientes
que nos queda mucho
por aprender.
Le toco su espalda rígida
con mi mano derecha
pidiéndole perdón
sin mediar palabra.
Intuyes a qué responden
las causas,
pero no sabes responder
a las consecuencias.
Y duele.
Duele tanto como 
todas las veces
que te has equivocado.
Pero intentas salir
de tu cuerpo
y ver la imagen
desde arriba,
con perspectiva
y despojado de perjuicios.

La frase 'estoy enfadado contigo'
significa tantas cosas
que resultan inabarcables
en procedimientos.
La única certeza 
es que no sólo
se explica en su sentido literal.
No es un juicio definitivo.
Ni siquiera una emoción absoluta.
Por eso aquí
sí que tengo margen de acción.
El de comprender
por otras vías
que su enfado
no es un bloqueo
que corrompe
la relaciones,
ni un quiste crónico
que no pueda ser estirpado
por el orgullo adulto.

Así que le tocas
con dulzura
y le hablas con el respeto
que se merece
por ser otro ser vivo.
Templas el ambiente
para que la situación
no se te vaya de las manos.
Les deseas como 
lo único que te importa
en la vida.
Y esperas paciente
a que todo vaya bien,
a que no te equivoques
lo suficiente
como para que no haya
marcha atrás.

Empiezas tu día
sin ni siquiera
haber acabado el anterior.
Con una proclama
que no hace justicia
a tus intentos de ser mejor,
pero comprendiendo
que es su forma
de afrontar algunas cosas,
y que la responsabilidad
está en ti,
no en él,
así que finalmente asumes
que lleva razón,
que sus motivos tendrá,
y que es momento
de que lo abraces
en silencio
mientras acoges y recoges
lo único que siempre
tendrá que ser acogido
y recogido,
tus hij@s,
especialmente
cuando la consciencia
puede ser correspondida.

Puedes estar enfadado hijo,
pero que eso
nunca te impida
darme un beso
antes de irte a la cama
o de levantarte.

viernes, 25 de marzo de 2022

Desde que vino la lluvia

Desde que vino la lluvia
también llegó ella.
Lo típico 
de que dos noticias juntas
se entienden mucho mejor.
Y encima buenas,
pese a la guerra,
otra guerra
que no es la primera
ni será la última,
ni siquiera es la más importante
ni la que más nos afecta.
Es otra maldita guerra
diría Anguita,
y eso da mucho miedo.

El caso es que
llegaron juntas
como dos hermanas
que serán inseparables,
pero con la suficiente autonomía
como para actuar por su cuenta.
Mi hija y la lluvia
son elementos vivos
del invierno.
Una cosa no podía
suceder sin la otra
igual que un "vientre" alquilado
no debería suceder nunca.
Como si estuviéramos hablando
de un piso con un valor
de mercado injusto.
Tenemos que parar
y dejar de deshumanizar
a las mujeres,
por favor,
claman desesperadas
al cielo.

El agua que ha traído mi hija
es de justicia social y climática,
es de derechos humanos
tratar bien a la infancia
y al planeta.
Que además se convertirán
en lo mismo,
en futuro.
Precipitarse como
se precipitó la niña
con nombre de Tita,
precipitarse la lluvia
como se está precipitando,
me consolida la mirada
de atender a quien 
pide ser atendido.
Y no sólo eso,
sino también
a visibilizarlo y darle voz
como si de un manifiesto ultra
se tratase,
pero sin elementos violentos
y desiguales,
es decir,
sin machismo.

Regar nuestro entorno
con la lluvia
y regarnos a nosotras mismas
con todos los niños y niñas
que existen,
es la única salida,
la posible solución
de todos los portazos
que nos dieron,
la última arenga
antes de la batalla
que nos queda por explorar.
Queda poco tiempo,
pero todavía queda,
me lo dijeron
los ojos de Gala
regados con la lluvia
de invierno.

jueves, 24 de marzo de 2022

35 soles

35 soles
con dos lunas
por bandera.
Aquí todas
somos satélites
en un desgobierno
cada noche.

Una persona,
una mujer,
una madre
que por segunda vez
se abre entera
para recibir a sus hij@s.
Porque todo cambia,
siempre cambia,
y aunque cueste a veces,
resulta bien.

Mi amiga del bachillerato,
mi compañera repetidora,
mi guerrera incansable
en hacer de la crianza
algo por lo que
merezca la pena
incluirse como acompañante,
como referente
principal y primario
de l@s que acaban
de llegar sin haberlo pedido.
Por eso la guerra
nos hace peores,
por eso la resistencia
se sustenta en los cuidados
no en las armas de fuego.

Su cuerpo descompensado
porque he perdido
la cuenta de dónde
le hacen falta más besos
de todas las veces 
que la he besado.
Sin embargo
siempre le queda espacio,
siempre le cabe más
de lo que demanda.
Su oferta es irrechazable
para cualquiera
que tenga la suerte
de tener una buena salud mental.

Si nadie te ha acogido nunca,
te deseo que lo haga ella,
porque esa sensación
de vacío y de soledad
se harán tan pequeñas
que desaparecerán
para no joderte más.
Como esas escasas flores
que se atreven a surgir
en campos que 
fueron arrasados.
Como esa poesía
que todo el mundo tiene
y que muy pocas
son capaces de hacerla visible.
Como ese detalle pequeño
que se esconde
en la inmensidad
de los superficial
para que si lo encuentras,
sientas el sabor de la victoria
en todo su esplendor,
sin la necesidad
de justificaciones,
ni explicaciones,
ni culpabilidad.

Habla cuando tiene que hablar
y se precipita
con su actitid más dura
a modo de mecanismo
de defensa.
Pero siempre 
honesta y sincera
como los discursos
que nos hacen falta.
Ella es un relato
caótico que se lee
de derecha a izquierda
y sin mayúsculas
porque nunca se dio
la suficiente importancia.
Pero no pasa nada,
el resto vimos
su valor embruto,
su valor añadido,
e hicimos cola
para llegarla.
Nos aceptó humilde
y eso nos ha hecho mejores.

Tiene el coño empoderado
como una banda terrorista
que le pone bombas
al machismo, al racismo,
a toda desigualdad
que implique
que haya un primero
y una segunda.
Miren debajo de sus vehículos.
Con sus dos hij@s,
acompañad@s
sin estereotipos de género
que les distancie,
sino todo lo contrario,
acompañad@s con la diversidad
que les hará más ric@s
ética y moralmente.
Sin dioses ni amos,
pero con normas y límites
que les proporcionan
la estructura necesaria
para entender el contexto
y las dinámicas.
No se confundan
los hippies, ni los costras,
ni mucho menos los fachas.

A ella no le hace falta decir
que es antifascista
porque no tiene 
la posibilidad
de caer en lo contrario.
Lucha con sus contradicciones
como quien se debate a muerte
entre dos posibles salidas.
Y encuentra los grises,
y tiene en cuenta los negros,
y si hiciera falta,
señalaría a los blancos
sin que le temblase el dedo.

La que es un sol
y despliega su cielo
altruistamente,
lo hace sin equidistancia,
posicionándose en el bando
de las injusticias
que tienen que ser atendidas.
Con sus fases lunares
y sus ciclos oceánicos,
como la marea que siempre
te lleva de vuelta a casa.
Ella no cumple años,
ella cumple sueños.

Que los cumplas feliz
e intensos,
porque la levedad del ser
es para los muertos,
y tú nos refugias
de todo lo que nos hace daño,
de todo lo que nos da miedo.
Menos mal que te tenemos,
menos mal que eres
de nuestro equipo.
La suerte de contar
en nuestras filas
con una brújula
que señala
los lugares amables,
los sitios inconfusos,
las zonas vírgenes
donde expandir el campo,
sin carreteras, sin antenas,
sin contaminación que nuble
nuestra mirada
ni polvo tóxico
que ahogue
nuestros corazones.

¿Quién nos va a salvar
sino eres tú?.
Nadie.
Sólo tú.
Entera.
Siempre.
Eterna.
Donde caben todos y todas
por encima de cualquier problema.
Donde convivimos
con todas nuestras diferencias,
seguras y satisfechas
de que la corrupción,
la mentira y la ansiedad,
no nos llegará nunca.
Porque aprendimos de ti
a ser buenas,
a ser justas,
a posicionarnos humildes
al lado de la sombras,
de la mano de las sin voz,
a disposición
de las que tienen
el techo como cielo,
tan descubiertas ellas.
A la órbita de tus caderas.



viernes, 18 de marzo de 2022

No me di cuenta

No me di cuenta
por lo que estabas pasando,
así que te pido
perdón por segunda vez.
No fui capaz de ver las señales,
porque las hubo,
aunque digas
que fue culpa tuya.
No atendí esas pequeñas
voces distanciadas
que me venían por la noche
desatendiendo las migas de pan
que me dejabas de rastro.
No hay justificación posible
pese a las circunstancias,
pese a tu hermetismo.
Es mi responsabilidad
cuidarte y detectar
cuando algo no va bien.

Tenía la información suficiente
en la palma de mi mano
como para haber 
estado más pendiente.
Sé que me comprendes
pero,
¿acaso he sabido comprenderte yo?
El respeto máximo
del tiempo que nos ocupa
no es excusa,
nunca,
para no estar disponible.
Y es ahí donde
te he fallado;
es justo ahí
donde no he sabido
estar a la altura.
No quiero hacer un drama
de todo ello,
pero tampoco quiero
restarle el valor que se merece.

El arte de atajar
lo implícito
a través de lo explícito.
Esa es la esencia de lo que nos une.
Porque siempre
lo hemos hecho así
desde que nos conocemos,
pero esta vez
me ha pillado por sorpresa.
No estoy acostumbrado
a no darme cuenta 
de las cosas,
por eso, quizá,
egoístamente,
me duela más.
Así que te pido perdón
por tercera vez.

Poniéndome muy romántico,
si te pasa algo malo
me muero.
Porque así hemos
construido
nuestro imaginario colectivo.
No tenía veinte años
cuando te conocí
aunque supiera
quién eras de vista
mucho antes.
Y desde entonces
nos hemos cubierto
las espaldas siempre,
como si hubiéramos
cometido mil delitos graves.

Es un atrevimiento decirte
que sé que estarás bien,
que lo harás lo mejor 
que puedas y sepas,
pero contigo me atrevo,
si es por ti,
me precipito
a retar al tiempo
y al futuro;
a asegurarte que tú estás
por encima de cualquier cosa
a la que te enfrentes,
de tu capacidad sobresaliente
para abrir vías de escalada prohibidas
que nunca nadie antes
se habían atrevido
a explorar.

Porque no estamos lejos
aunque a veces
nos cueste caro
el paso del tiempo
para vernos.
Pero fíjate
si me importas
que te llamo 
por teléfono
más que a mi madre
aunque la comparación
no sea justa.
Y te pienso
como pienso en mis hij@s
cuando estoy fuera de casa.
Y te contaría
el cuento de todas las noches
para intentar aplacar
cualquiera de tus tristezas.

Si hay personas que me duelen,
tú eres una de ellas.
Por eso no puedo
permitirme no estar,
o no saber,
o no cuidar(te).
No puedo permitirme fallarte
porque no hay fracaso
ni decepción más imponentes.
Si vuelve a pasarte,
si vuelve a pasarnos,
pégame un toque
al teléfono,
a la puerta,
de atención,
y ponme en el sitio
que me corresponde,
a tu lado,
por detrás,
nunca por delante,
pero cerca,
para que te vea
y te acaricie
cualquier parte de tu cuerpo
que creas está deshabitada.

Lo siento,
y esta es la última vez
que me disculpo,
no porque nos hayamos hecho nada,
sino por la puta equidistancia.
Por una vez
no haré público tu nombre,
solo mis sentimientos,
pero también en tu nombre.
Te quiero anónimo.

miércoles, 16 de marzo de 2022

El lenguaje del corazón

Me pregunto
si alguna vez
nos hemos parado
a escuchar el corazón
de nuestr@s hij@s
una vez que ya 
son materia
que ocupan
un espacio concreto
fuera del útero.
Durante el antes,
seguro que si,
a través de máquinas
cables y electrodos
pero
¿y después?,
¿nos hemos acercado
a su pecho para
descubrir ese lenguaje oculto?

Contar los latidos
con una fuerza oceánica;
sentir los graves y los agudos
del tambor abrazado
a la armónica;
sincronizarse como
dos relojes analógicos,
casi de arena,
con atención y mimo
para partir de un mismo sitio.
Ese sitio donde
sonamos igual
y pese a nuestras diferencias,
nos equiparamos y disponemos
para ser un sujeto de cuidados,
para ser portadores
de un ritmo exclusivo
e intransferible,
el que tiene un cachorro
siendo amamantado
por su madre.

Escuchar el latido
a través de la piel
es una verdad absoluta;
una pregunta
que obtiene
una respuesta automática;
un arma que no mata personas,
sino que posibilita
la negociación empírica
entre dos corazones.
Uno más desarrollado
que el otro,
pero con las mismas 
necesidades intrínsecas
independientemente
de su longevidad.

Siempre se puede
aprender algo nuevo,
y esto de lo que escribo,
por alguna razón
que desconozco,
casi siempre es
un territorio inexplorado.
Así que si no
lo has hecho ya,
corre hacia tu hij@,
agáchate,
posa tu oreja en su pecho
y prepara el oído
para escuchar cosas
que no sabías que existían.

Estamos en primero
en materia de comunicación,
y los medios y las editoriales,
por suerte,
todavía no están compradas.
Blíndalo como 
si te aferrases
al último aliento
de tu existencia
y luego,
si puedes y quieres,
vienes y me cuentas
de qué va esto
de la crianza.
De nada.

lunes, 14 de marzo de 2022

Nunca hemos dejado de estar en guerra

Aunque vivamos
con aparente normalidad,
nunca hemos dejado 
de estar en guerra;
en guerra por diversos motivos,
pero guerra al fin y al cabo.
Y aunque no nos sintamos
en ella,
seguimos estando
rodeada por ellas.
Entiendo el mecanismo de defensa.
La idea insoportable
de tenerlo todo
bajo nuestro control
o la de dejar
que nos afecte
cualquier cosa ajena.
Entiendo la simplificación.
Y también entiendo
que no hemos dejado
de ser la misma mierda de siempre.
Pero también entiendo
los justificantes
que expedimos.
Nunca dejaremos
de ser lo suficientemente egoístas
como para solidarizarnos
con todas las cuentas pendientes.
¿Y qué hacemos entonces?
Pues no tengo más respuestas,
así que me instalo
en acompañar la crianza
de personas
que no están en edad
de hacerse cargo
de lo moral y lo ético.
Una especie de búnker
en el que sólo
caben los míos
pese al cinismo
y la hipocresía
de todo lo que dejamos fuera.

Vivimos en una guerra constante
con nuestras contradicciones
y mediocridades.
Una bomba de racimo
de dolor y culpa
que nos desmiembra
por dentro y por fuera.
E intentamos informarnos
y posionarnos
como si eso aliviara
en algo la vulnerabilidad
que nos define.
Somos conscientes
de las injusticias,
las mentiras
y los ataques.
Incluso así,
en cierta manera,
miramos para otro lado
porque nos vemos
en la necesidad
de reducir daños.
La inalcanzable tarea
del existencialismo
y la manera en que cada uno
escoge su relato
para perder lo menos posible,
porque siempre se acaba 
perdiendo algo.
Si te pones a pensarlo,
cualquier decisión que tomemos
es una banalidad
respecto al contexto
en el que nos incluímos
pero, insisto,
¿quién nos va a salvar
y qué nos hará ser parte
de las posibles soluciones
a todo lo que pasa?

Es para suicidarse,
resucitar
y volverte a matar
todo el rato.
Porque no hay perdones
que valgan,
ni dioses que expíen
nuestros pecados
para dejar la cuenta a cero.
Sólo la creencia 
y la insignificancia
de aportar algunas migajas
durante un puñado de años
sin consecuencias reales claras.
Lo asumo y lo reconozco.
No me voy a esconder.
Ahora,
mi punto de mira
también es certero
e inequívoco,
mis hij@s,
mi familia,
mis amig@s
y la infancia,
toda la infancia
que me quepa.
Siento no poder dar más
y como le digo a mi hijo
todas las noches:
siento los errores.

domingo, 13 de marzo de 2022

Contorsionismo

La pediatra,
como tu abuela y tu madre,
te dice que no le acostumbres
a los brazos
y que la pongas
boca abajo
para que ejercite
los músculos del cuello.

Cuando llevas mucho rato
con tu cuerpo encajado al suyo
y los huesos y articulaciones
están al límite.
Cuando has bailado
durante horas
y la coreografía
no encuentra nuevos ritmos.
Cuando has caminado
por sitios
que nos son para caminar
pero crees
que la etapa
merece la pena.
Cuando crees 
que los has intentado todo
y que ha llegado
el momento de parar.

Es justo ahí,
cuando todas las cosas
anteriores ya se han agotado,
cuando decides
que tienes que dejarla
como una hoja
que cae del árbol
en la cama, en la cuna
en el sofá
o incluso en el suelo.
A estas alturas,
cualquier superficie
menos tu propio cuerpo
es válida.
Y comienza
la función estrella
del circo.
La del espectáculo
de magia
de dejarla sola
sin que se despierte.
Y claro,
todavía nadie
ha descubierto el truco.
Acoger posturas
inverosímiles
llevando al límite
tú flexibilidad corporal.
Con pequeños tiempos
de descanso
donde te quedas quieto,
paralizado,
tan inmóvil
como un objeto sin vida
para que ella
no note la diferencia
del peso y la materia.

Pero aunque los matices
sean muy sutiles,
ell@s están diseñad@s
genéticamente
para identificar
cualquier cambio en el roce,
por muy pequeño que sea.
Aprendes a no respirar
durante muchos segundos
creyendo que así
el ambiente
se mantiene intacto.
Pero nos equivocamos
como se equivoca
mi gato al esconderse
tras una cortina translúcida,
creyendo que está escondido
y preparado para saltar
sobre su presa.
Aquí los elementos sorpresa
no existen.

Media hora retorciendo
cada parte de tu cuerpo,
incluso algunas
que no sabías que existían
para entregar el suyo
a otros lugares.
Pero su sentido del tacto
es mucho más inteligente
que tú,
y más tenaz.
Así que dan igual
todos los esfuerzos
que deposites
y todo el tiempo
que inviertas
porque siempre,
y digo siempre
como una certeza empírica,
siempre van a percatarse
de la treta.
Y hay que reconocer
que llevan razón.
Han venido a este mundo
para estar acompañad@s
sin descanso.

Así que cuando crees
que has ganado,
que el silencio
y la quietud
son tus aliadas,
algo se mueve
desde su más profunda esencia
para recordarte
que no puedes irte,
que no debes dejarla sola,
que quiere ser cogida
y acogida
por todo el esplendor
del amor que puedas ofrecerla.

Las pediatras,
las abuelas
y las madres
también se equivocan.
No es cuestión
de que se acostumbren,
es cuestión
de que nos necesitan
para en un futuro
poder desprenderse
poquito a poco
y con empatía
de lo que luego 
toda la vida
echaremos en falta.

jueves, 10 de marzo de 2022

Lara

Hay vida más allá
del 3 de marzo.
Concretamente
un día después
a cuatro años vencidos.

Porque fue justo el día
en el que nació ella,
la que comparte
sílabas y vocales
con mi hija,
la del 4 de marzo
de una provincia
que me apasiona,
la que albergó unos años
a Antonio Machado.
Pero no vengo a hablar de él,
sino de Lara,
una niña con 
más autonomía
que la propia Castilla.
Más cerca del mes
que da nombre a su hermana,
que sin quitarse el chupete
la sonríe apasionada
sin encubrir
todas sus ganas.

Así son en Segovia.
Copos de nieve
a los que irremediablemente
echamos de menos
más tienpo del que deberíamos.
Porque si bien es verdad
que las amistades
no las rompe la distancia,
del dolor que cargamos
por no vernos
surgen grietas abismales
e imposibles
de ser reparadas.
Nuestro statu quo,
la de dos amigas
que se aman
en Distrito Centro
y se llegan en 20 minutos
con un tren de alta velocidad.
A medio camino
entre lo público y lo privado,
como el sitio donde
nos conocimos.

Así que Lara,
como una clara de huevo
o una clara de luna,
ha venido para alumbrarnos
y hacer nuevos descubrimientos.
En este mes de marzo,
en este mes de la mujer,
volvemos a repetir
NI UNA MENOS
con esta nueva segoviana.
Un dardo en el centro
de la diana.
Una cachorra
que ya tiene las cosas claras;
lo dice su ceño fruncido
y sus mofletes montaña.
Porque su madre ha sido cueva
durante más de nueve meses;
un accidente geográfico
digno de ser visitado.
Y ahora,
por fuera la lava,
es momento de lamerse
en manada.
Mis ganas
de subiros
a la espalda,
no para que veáis
desde más alto,
sino para utilizar
una palabra
que sólo utilizo con vosotras:
SOTENEROS.

Lara y su parque temático,
en el que me monto
sin esperar cola.
Lara y su parque acuático,
por el que fluyo infante
recordando los sueños
incorruptos.
Lara y su parque geográfico,
con el que emprendo
un viaje
que me gustaría
sólo fuese de ida,
para clavar en la tierra mojada
mi tienda de campaña,
aparcar mi moto junto al árbol
y mecerme en la hamaca
hasta conseguir el descanso.
El colmo de verte
y la calma de cogerte
con los colmillos bien afilados
para el ataque
a los que quieran
acercarse
sin tener en cuenta
la dignidad
que llevas en la etiqueta.
Si a alguien
se le ocurre,
que se prepare para su muerte.
Lo dicho,
mi bicho,
que te pincho
con mi barba alfombra
para que tengas 
otro refugio,
porque tus pamadres
ya son palacio.

Tú eras del 8 de marzo,
pero viniste el cuatro
para tenerlo todo preparado.
Lara, este es mi primer homenaje,
gigante,
no olvides
que siempre tendré
nuevos que darte.
Por si todavía
no te lo ha dicho nadie,
quiero dedicarte
el primer GRACIAS,
mi estandarte.

miércoles, 9 de marzo de 2022

Esa especie de puzzle

La poesía implícita 
de la literatura infantil.
Esa especie de puzzle
entre la ilustración
y el texto que le acompaña,
como la madre que 
duerme a su hija
en regazo mientras
baila al son del tarareo.
Palabras imposibles
que existen
porque deben
ser aprendidas
y el primer paso
es pronunciarlas.
Dan igual las edades.
Tenemos la capacidad
de adaptación.
El esfuerzo del análisis
y la transformación.
Pasar cada página
con la delicadeza
del tacto
al tocar a un recién nacido.
Ojalá nos tocasen así
durante toda la vida,
pese a las arrugas,
pese al desgaste,
pese a las malas experiencias.
La historia de cada día
y la historia de cada noche.
Repetirlas hasta la saciedad
porque eso les aporta seguridad,
hasta que sean capaces
de anticipar las suficientes cosas
como para que el sobresalto
no les haga tambalearse.
Son como las estrellas
que titilan de madrugada,
silenciosas pero imponentes
ante una mirada
que sólo aporta cosas buenas.
La tapa dura
y la hoja blanda
para que estén 
representadas
todas las partes
importantes.
El llanto que comunica
pero no llega a ahogarse
porque hemos comprendido
lo que tiene que ser atendido.
Un comienzo,
un desarrollo
y un final
donde se incluyen
todas las notas musicales,
porque el arte
es camaleónico 
y alberga
las cuatro estaciones.
La memoria
de lo que una vez
te contaron
y muchos años después
reproduces con tus retoños.
Somos las clases populares
que tienen su razón de ser
tanto en cuanto
hagamos  presente
la transmisión oral.
El romancero gitano,
feminista y republicano.
La transversalidad
de cada cuento
a través de sus conceptos,
temas e ideas.
Como decía,
la poesía implícita
de la literatura infantil.

domingo, 6 de marzo de 2022

Mi Mentxu (Hécmen)

¡Ohhh mi capitán!
exclamo desde los diez años
sin descanso.
Porque solo tengo uno
y además es de mi barrio,
soy de su equipo.
Fuimos creciendo
en progresismo
y su historia
es tan antigua
como la nuestra.
El periodismo,
la radio
y la ingeniería,
un marco donde
sentirse a salvo.

Paso a paso,
con orden
y todo a su debido
momento.
Un plan perfecto.
Así actúan ellas,
mi capitán
y mi comandanta,
expertas en altas horas
de madrugada.
Europeístas y comunitarias,
se recorren el mapa
con la prudencia y la humildad
que a la OTAN le hace falta.
Y te lo cuentan,
te lo explican,
la memoria de una amistad
de niños, de niñas,
la utopía en su última etapa.

Si acogieron a mi hijo
como alguien importante
y preciado,
ahora albergan
la suya propia,
tan bonita como Sudamérica
llena de naturaleza,
idiomas
y conocimientos en pareja.
Ay Carmen,
no sabes las veces
que nos hemos
emborrachado antes.
Y las que nos quedan,
cuando estés,
por detrás y por delante,
sin alcóhol, ni guantes.
La idea de tocarte
y estremecerme,
otra simiente
de la camada de infantes,
olerte vicalvareña,
por la gloria de tus pamadres.
Las que te guiarán
al norte,
a tierras gallegas
y campos de vid y trigo.
Pero también a Albacete,
una aldea de casas
con gentes tradicionales
que no harán
más que quererte.

Mi Mentxu,
mi apodo,
mi Hécmen.
Antes de saberte
ya jugaba
con tu nombre.
Con el permiso de tu padre,
por la gloria de tu madre,
te hacemos hueco
desde hace meses
para que reclames,
cuando te hagas presente,
el espacio que te mereces.
La alegría de l@s runners
sin ápice de postureo
que recorren las calles
para hacerte el homenaje.
Como la bola curva
que golpea tu padre,
suave, delicada
y con estilo
para ser el winner
de los que menos tienen.
Serás la rodilla sana
que nos hará de soporte
y la voz lejana
que llegue a cualquier parte.

Trendic Topic
de las redes sociales,
Carmen,
la guinda del postre,
otra niña
que se hará mujer
entre millones
para marcarles el camino
a los perdidos,
a los incautos,
a los ignorantes.
Se estrenan tus abuelas
y abuelos en condición
de nuevos cuidadores,
de estrellas fugaces
que te darán luz
por la noche
como ya hicieron
con tus pamadres.
Con ellas compartes
y te divides
tus vocales,
las que sonarán
tan fuertes y amplias
como el rayo
que no cesa.
Porque tú no cejas
en tu empeño
de darnos la alegría
que por días
quieren quitarnos
los de arriba,
sin saber 
que tú,
desde abajo,
ya nos has llegado a todas.

_A mi Mentxu y a sus pamadres
Rubén y Sara_

viernes, 4 de marzo de 2022

La verdad

Quién diga poseer la verdad
es el mayor
de los impostores.
Ahora, quién defienda
la verdad
para acoger
al resto de la humanidad,
ése, ésos,
son los buenos.
Como verdad son
los desplazados y refugiados
vengan de donde vengan.
Todo el rigor
vacío de rédito
será lo único
que nos salve.

La legitimidad del miedo
es una verdad absoluta
que nos conduce
a lugares distintos
según como sintamos.
No nos hace mejores
ni peores,
y tampoco tendría
que hacernos equidistantes.
El análisis, la reflexión
y la organización de los esfuerzos
que se vayan a depositar,
es lo único que ayudará
a gestionar la información
para ponerla de nuestro lado,
del de todos y todas,
sin excepciones,
por mucho
hijo del gran puto
que exista.
Porque sino
seríamos ellos,
y yo prefiero estar muerte.

Las bombas 
que nunca hemos utilizado,
las mandamos ahora
para que las utilicen otros,
para tener más oportunidades
aunque eso quiera decir
que ellos tengan menos.
Nunca nos atrevimos
a sublevarnos,
sin embargo ahora
somos expertos geopolíticos.
De internacionalistas nada chavales.
Siempre miramos a otro lado
cuando ni siquiera
nos alcanzaba la vista.
Ahora parece
que se nos pone
la piel de gallina,
vaya doble rasero,
no sé cómo podemos
convivir con nuestras
incoherencias y levantarnos
al día siguiente.

Es durete transitar
por este mundo,
pero me resulta insoportable
la mentira y el cinismo,
eso es una certeza universal.
Por eso tendemos
a simplificarlo todo,
porque sino querríamos
morirnos varias veces al día.
Nunca hay justificación
para una guerra
porque seremos
las de siempre
las que salgamos perdiendo.
Yo no quiero esto
para mis hij@s,
ni para mis amig@s,
ni para las personas
que quiero
o incluso para las que me dan igual.
Quiero que vivir en paz
sea la única verdad.

miércoles, 2 de marzo de 2022

Marcescente

Dicho de un hoja
que después de secarse
permanece en la planta.

Así hemos vivido
los últimos días de febrero
y los primeros de marzo.
Nos hemos vaciado
por dentro
para ofrecer todo
lo que estábamos
dispuestas a dar.
Un caudal extenuante
de fluido
compuesto
por sangre y agua
en forma de parto
y emoción.
Hemos puesto 
encima de la mesa
toda nuestra voluntad
de seguir haciendo las cosas
lo mejor que sabemos.
Y lo hemos conseguido,
porque aunque exhaustas,
estamos colmadas
de bienestar.

Febrero se marchita
para permanecer
en marzo intactas,
esperando la lluvia
y todo lo nuevo
por aprender.
Nos vestimos de exploradoras
con el ánimo de descubrirnos
y descubrirles
en las nuevas circunstancias.
No nos asusta,
pero sí que avanzamos
con cautela
ante las posibles
adversidades,
que las habrá,
para poder confrontarlas
con la misma mirada
de respeto de siempre,
con la humildad
que le falta a Europa
y con la contundencia
del NO A LA GUERRA.

Un mes de marzo
en el que caben
las palabras
casa, hogar y familia,
conciliando por una vez,
todo y lo único
que necesitamos:
a nosotras mismas.
Nunca dormiremos
lo suficiente,
pero es que
no queremos perdernos nada.
El tiempo apremia,
y precisamente por eso
no gastaremos en vano
ni un solo segundo.

Somos las hojas secas
de lo que alguna vez
perdiste, 
arraigadas radicalmente
a la única cosa
que nos pueda salvar,
se llame cómo se llame,
se pongan cómo se pongan.