del tabaco.
Porque aquí
todo el mundo fuma
o se echa sus caladitas
indirectas.
Somos cigarreras
que van a la guerra
mientras los soldados
se quedan en casa
con las crías.
Y lo hacemos
por buenos motivos,
los de ir a la guerra
para volver a vernos.
Así que damos
las manos
a nuestros soldados,
que muertos de pena
se marchan enamorados.
Las cigarreras
les robamos su querer
y lo guardamos
para cuando sea
pertinente sacarlo
al frío más inhóspito.
Aseguramos
el amor vitalicio
por las cosas,
las personas
y las ideas.
Solas nos quedamos
ante el abismo
de lo desconocido
y lo desconcertante,
como lo hicieron
nuestras bisabuelas,
abuelas, madres
y todas las mujeres
del este mundo.
Le echamos el humo
a la cara del soldado enemigo.
La fragancia
y la elegancia
de las cosas
que tienen
que ser cambiadas.
La Kuadrilla mi perdición
por encima de cualquier
causa que implique
la muerte.
"Sol y luna,
luna y cielo,
¿dónde estuviste anoche?
que mis ojos no te vieron.
Aunque le ponga al puente
cañones de artillería..."
...pienso pasar a verte
sea de noche o sea de día,
porque a mi Kuadrilla
no se la confina,
ni se la restringe,
es la salvaguarda
de mis cuatros esquinas.
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