y una contracciones reveladoras
a principios de semana.
Cuando sientes que todo
va a precipitarse
y luego huele a agua
de lago estancada.
El niño confinado,
las aulas desatadas
y un estrés del malo
que se conoce
el camino de vuelta.
Bueno, habéis dado
con una jabata
con más cojones
que cualquier patriota
con megáfono,
y con unos ovarios
que a todos
nos hacen faltan.
¡Payasos!
que estáis confundid@s
en esto de las fortalezas
y las debilidades;
se llaman sensibilidades,
sin roles,
ni historia,
ni tradiciones.
Ha sido la primera vez
que he tenido en cuenta
la posibilidad de no estar
en el parto
por tener el Covid;
o peor aún,
que el expulsivo
se realice con fiebre.
Un abanico de opciones
nada halagüeñas
que me causan pavor,
pero cada una con las suyas ¿no?
Todo suena lógico
cuando vemos al reo
mirar entre los barrotes
pero
¿qué hostias sabremos nosotros
de reos, barrotes y miradas?
Chúpate esa
semana 26.
Te ha sumado 10 semanas
y no te has enterado.
Nos vestimos de flores
en pleno invierno
a espera de la lluvia
que calme nuestra sed
de ser empapadas.
Una catarata de fuego
sobre tierra
en la que crece la hierba
para tumbarnos
a contar estrellas
Semana a constelacion
en un viaje
de siete días
haciendo el resumen
en domingo.
Cómo me gustan los domingos
desde la resaca del 3 de marzo
y desde la niebla
del 23 de diciembre.
Mujeres embarazadas
abandonadas sanitariamente
poniendo en riesgo
su salud mental.
Aquí también
ha habido triaje.
Lo que pasa es que
la infancia y las mujeres
son Expósitos históricos
del sistema.
Normal que busquen
otras vías que encima
serán tratadas
como piratas.
Si aguantas
un poquito más hija,
serás de febrero
como tú padre;
el mes más corto
del padre más bajo,
pero del mes más amable
y del papá más majo.
Hoy tampoco
iremos a misa,
pero nos levantaremos temprano
para despejar las aceras
a las vecinas
que quieran hacerlo.
Porque somos
algo superior
a los dogmas,
a las leyes,
a las normas.
Somos puro amor
y la envidia de la carroña.