desde que aboga
que de lo cotidiano
se llega al deseo.
El propósito es otro.
El objetivo es conseguir
que lo cotidiano
sea siempre lo deseable
¿Me explico?
que la rutina sea deseo
y no que la rutina
tenga que pasar a ser un deseo,
no es lo mismo lo
mires por donde lo mires.
Vivir intensamente lo cotidiano
como si cada detalle
fuera más importante
que el anterior,
es lo que provoca
que se cumplan los deseos.
Pero claro,
para eso tiene
que haber un interés
por las palabras
y un esfuerzo
por la coherencia
a la hora de construir
la frase,
y ahí, una vez más,
lo mires por donde lo mires,
no me pillais,
os aventajo,
siempre con humildad y modestia.
Porque eso es la cotidianeidad
de los días,
cuando germinan intensamente
cualquiera de las emociones
que necesitan ser
ya no solo atendidas,
sino acogidas.
No hay nada más deseable
que eso,
porque una vez cumplido eso,
se te cumple automáticamente
todo lo anterior.
Podemos hablar de cosas,
de ideas o incluso de personas,
si tu deseo es desearlas,
no hay mayor deseo
que la convivencia diaria.
Y la convivencia es cotidiana,
compuesta de rutinas y hábitos
que dan lugar a sorpresas
y descubrimientos
que se pueden volver cotidianas
y por tanto,
más que deseables.
Los pactos, las negociaciones,
los susurros, los límites
y por supuesto
la posibilidad de cambiar de opinión,
es la mayor cotidianeidad
que se me ocurre.
Si las bases de lo
constitucionalmente aceptable
fueran esas,
yo sería el mayor y mejor
constitucionalista.
Por tanto e insisto,
no es pasar de lo cotidiano al deseo,
es hacer de lo cotidiano
un deseo constante.
No sé si está idea
sorprenderá a alguien,
pero el problema es que hace
mucho tiempo que dejamos
de sorprendernos.
Ojalá más huracanes,
más vendavales,
más mareas
que se lo lleven todo por delante,
por una vez,
duren lo que duren.
Brindo por lo cotidiano.
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