porque parece que
no ha sido suficiente,
así que tendremos
que aprovechar
cualquier rendija,
cualquier hueco y grieta,
cualquier resquicio
e incluso cualquier precipicio
para señalar lo que
nos parece justo.
Qué miedos tienen
los que no se posicionan
por la igualdad de derechos
bajo el manto diverso
de cada condición.
Qué hostias padecen
para no ponerse coloraos.
Qué más hace falta
para que algo cambie.
Esto también se lucha en casa,
en la calle y en las primeras escuelas,
y quien diga lo contrario
se equivoca,
se engaña
y por tanto resulta perjudicial.
El contexto hace demasiado tiempo
que dejó de importar.
Ahora solo buscan justificar
lo injustificable
para no dar un paso hacia adelante,
para no tomar partido
de algo que te dicen
es personal.
¡A la mierda!
diría Labordeta desde la palestra.
A la mierda quien se ponga de lado
y no defienda a su compañera;
a la mierda quien
guarde silencio
ante los atrocidades
que sufren las mujeres;
a la mierda las mujeres
con discursos de hombres.
¡A la mierda!
Y una mierda para quien tenga dudas,
no porque las tenga,
sino porque las utiliza
para crimininalizarte
y obviar toda tu lucha.
Una mierda también
para quien te diga
que esto no debería ser político,
porque no solo es que debe serlo,
sino que debería ser ideológico,
como una manera natural de entender
la convivencia entre los seres vivos.
Quien no quiera atender
a las desigualdades,
quien no quiera intervenirlas,
quien no desee atajarlas
con todas sus fuerzas,
todavía se encuentra
a medio camino
de lo que ofrece
la realidad de las sociedades.
Que sí, que vale,
es una opción
el no querer verlo,
el no aceptarlo,
el no estar de acuerdo.
Una opción perjudicial
como la del negacionista,
como la del que va en contra,
como la de quien ejerce la violencia
y todas las formas
que se conocen de ejercerla,
desde las más explícita
hasta la más sibilina.
Porque también suma,
porque sigue engordando
al monstruo de nuestras vidas,
porque sigue categorizado
niveles, estatutus, privilegios.
¡A la mierda reaccionarios!
cantaría el grupo vallecano.
La lucha sigue
y el camino está marcado;
será cuestión de años,
quizá de siglos,
pero cada vez somos más,
imparabales,
juntas,
aquelarre.
Combate por la igualdad real
entre mujeres y hombres
en todos los ámbitos existentes,
porque hasta que esto no sea,
no podrán ser realmente.
Plantéalo desde el enfoque
que te dé la gana,
pero tómatelo en serio
porque siguen desapareciendo,
porque siguen sufriendo,
porque siguen siendo ninguneadas
por el hecho de ser mujer.
Feminismo o barbarie.
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