martes, 28 de septiembre de 2021

¡Tienes que ser! Parte III

Ésta vez
no me desgañitaré
gritando ¡Tienes que ser!
en medio de conciertos
Punk-Heavies
y proclamas comunistas.
Pero seguiré
pensando en ella,
más calmado,
hasta que lleguen
esos primeros segundos
en los que le estudie la cara.

¡Tienes que ser!
son pretensiones
que allanan el camino
y expectativas
desde lo mágico.
Porque el miedo
nunca desaparece,
sólo se aprende
a sobrellevarlo
un poquito mejor.
¡Tienes que ser!
es un estribillo coreado
por miles de personas,
ahora sentadas
por las restricciones.
Es un mantra
entre dos testigos
que sufrieron
casi lo mismo,
cada uno a su manera.
Así que tuvimos
que acompañarnos
entre sudores revolucionarios
con ansias de libertad, 
pero de la buena.
¡Tienes que ser!
es una buena y mala
noticia  que comparten
tiempo y espacio
contradiciendo
leyes universales,
que además,
significan lo mismo
e implican 
una distancia insuperable.
¡Tienes que ser!
es mirar al abismo
a los ojos
y no marcharte derrotado.
Es el deseo ateo
que con más fuerza
pediste y protegiste.
El que te pone
en el centro de todo
sin que nadie
se de cuenta.
Porque lo llevas
por dentro,
en silencio,
clasificando un sentimiento
como secreto de sumario.

¡Tienes que ser!
vuelve a venir
con las musas,
las mismas
que no dejas de echar
de menos nunca.
¡Tienes que ser!
lo ha gritado 
todo el mundo
alguna vez
aunque no lo supieran,
porque tener hij@s
es eso,
temer sus pequeñas
emnacipaciones,
que no es que te distancien,
sino que te hacen
perder control,
y para eso,
nunca se está preparado.

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