jueves, 30 de septiembre de 2021

Voy a contar un cuento a Gala

Eso fue lo que nos dijo
sin venir a cuento.
Porque sus elaboraciones
son distintas a las nuestras.
Siete palabras
que forman 
una frase compleja
con una intención
comunicativa inequívoca.

De alguna manera,
él ya sabe
quién es ella,
y busca desesperadamente
verla a través
del ombligo de mamá;
o tocarla al tacto
de la tripa creciente
con forma de tobogán;
o determinar
que "no sale"
porque todavía
no es tiempo
de que nos llegue.

'Voy a contar un cuento a alguien"
es donar
toda tu fortuna,
ceder el patrimonio
y nacionalizar
todas tus empresas.
Sería como enseñar
tu cuerpo desnudo
sin pudor
ni vergüenza,
sin intención
malhechora alguna.

Voy a contar un cuento,
en este caso a Gala,
es empezar a cuidarla
desde el simbolismo,
sin la tangibilidad
de las propiedades
que nos ofrecen los objetos.
Es empezar a quererla
desde la primera 
palabra que le escribí;
es más,
es empezar a desearla
desde aquel primer
pensamiento
que ya huele a añejo.

Voy a contar un cuento a Gala
es mirarse a los ojos
y descubrir la verdad,
sentir la guerra
y escuchar aquella canción
de manera incansable,
insaciable.
Es el máximo orgullo
de poder morirse tranquilo.

Voy a contar un cuento a Gala
será real,
como todos lo cuentos
que llevas,
imposibles de contar.
Será otro acierto
que añadir a la libreta.
Será otro éxito
del que poder hablar.

Cuando dijiste
sin venir a cuento
"voy a contar un cuento a Gala",
no sabemos si está
bien dicho gramaticalmente,
pero nos miramos
sonrientes
sin mediar palabra,
sabiendo que era
el primer pequeño cuidado
que la dedicabas.

martes, 28 de septiembre de 2021

¡Tienes que ser! Parte III

Ésta vez
no me desgañitaré
gritando ¡Tienes que ser!
en medio de conciertos
Punk-Heavies
y proclamas comunistas.
Pero seguiré
pensando en ella,
más calmado,
hasta que lleguen
esos primeros segundos
en los que le estudie la cara.

¡Tienes que ser!
son pretensiones
que allanan el camino
y expectativas
desde lo mágico.
Porque el miedo
nunca desaparece,
sólo se aprende
a sobrellevarlo
un poquito mejor.
¡Tienes que ser!
es un estribillo coreado
por miles de personas,
ahora sentadas
por las restricciones.
Es un mantra
entre dos testigos
que sufrieron
casi lo mismo,
cada uno a su manera.
Así que tuvimos
que acompañarnos
entre sudores revolucionarios
con ansias de libertad, 
pero de la buena.
¡Tienes que ser!
es una buena y mala
noticia  que comparten
tiempo y espacio
contradiciendo
leyes universales,
que además,
significan lo mismo
e implican 
una distancia insuperable.
¡Tienes que ser!
es mirar al abismo
a los ojos
y no marcharte derrotado.
Es el deseo ateo
que con más fuerza
pediste y protegiste.
El que te pone
en el centro de todo
sin que nadie
se de cuenta.
Porque lo llevas
por dentro,
en silencio,
clasificando un sentimiento
como secreto de sumario.

¡Tienes que ser!
vuelve a venir
con las musas,
las mismas
que no dejas de echar
de menos nunca.
¡Tienes que ser!
lo ha gritado 
todo el mundo
alguna vez
aunque no lo supieran,
porque tener hij@s
es eso,
temer sus pequeñas
emnacipaciones,
que no es que te distancien,
sino que te hacen
perder control,
y para eso,
nunca se está preparado.

sábado, 25 de septiembre de 2021

¿Y después de la Escuela qué?

Después de la Escuela
lentejas,
lentejas insípidas,
viudas y pegadas.
Porque a partir 
del segundo ciclo
casi nadie
se esfuerza en cocinar.

Después de la Escuela
casi nada.
Del calor de la trinchera
a desangrarte
en campo abierto
mientras los responsables
nos acomodamos
en la grada del circo romano.

¡Qué bien les ha venido
el Covid (recordad, en masculino,
que no os engañen)
a algunos 
para capitalizar
decisiones injustificables!

Después de la Escuela,
cuando habían conquistado
el hecho de saltar la vacío
por decisión propia,
ahora se ven empujad@s
por el barranco.
Porque es lo que toca.
Porque hacerse mayor
nunca estuvo
lo suficientemente cuidado.
Porque es el mayor
y más grave salto
dentro de las
etapas educativas.
Aquí comienza el declive
si es que no ha 
empezado antes
en escuelas poco amables.

El pesimismo
y la tristeza
son inevitables
y vienen
después de la Escuela.
Partimos desde aquí
aunque luego
estemos doce años,
como mínimo,
intentando derribar muros
y destruir los tradicionalismos.
Y ésta es  la única
buena noticia
de este relato;
hacerte cargo
de la parte
que te corresponde,
a tu manera,
con tus incoherencias
y carencias.

Después de la Escuela
ya no existe
un espacio exterior
pedagógico,
sólo hay un recreo
impersonal y furtivo.
Después de la Escuela
ya no son meritori@s
de un acompañamiento
emocional,
porque precisamente,
hacerse mayor
en este país,
es cosificarse
dentro de una maceta.
Después de la Escuela
no podéis volver a llorar
porque se identifica
con debilidad,
y cada vez
tenéis menos 
permiso para nada.

Pero,
después de la Escuela,
también os encontraréis
con buenas maestras
que se saben limitadas...
...¿y quién no lo está?...
pero sudarán sangre
para propiciaros
bienestar.
Vivenciareis
experiencias positivas
que servirán
de empuje,
de aliento,
de desahogo.
Pero sobre todo,
siempre volveréis a casa,
donde os estaremos
esperando
para intentar compensar
todo lo que os ha quedado
pendiente.

Todo lo que viene
después de la Escuela
es un poquito peor,
pero con nuestra compañía,
intentaremos
seguir mejorando.
Decían: ¿Y después de
la pandemia qué?
Pero antes había
que contestar:
¿Y después de la Escuela qué?

_A todas las niñas, niños y familias
que nos hemos despedido
de nuestras Escuelas,
si,
con mayúscula la primera_

viernes, 24 de septiembre de 2021

Te llevo siempre IX

Con la finalización
de este cuaderno
y el comiENZO
del siguiente,
vuelve a cambiar todo,
pero eso lo dejaremos
para el invierno
que viene.
Mientras,
he de reconocer
que he vuelto
a dar en la clave
entre noviembre de 2020
y este presente
de septiembre de 2021.
Porque esto no para
como no para
la fábrica de noche.
Porque esto no acaba
como jamás se acabarán
los números.
Porque esto es
justo y necesario
como reza en su verdad
el cura de oficio.
Porque es lo que necesito
como necesito
comer, respirar, cagar.
Porque esto es lo que quiero
como quiere el niño
el relato donde se esfuerza
en expresar sus demandas.

Por suerte y por desgracia,
otra vez ha habido
nacimientos
y muertes
correspondientemente,
y aclaro esta duda
porque bien podria haberse
relacionado al revés;
olas pandémicas
numeradas
y velas en cada
aniversario
que me ha dado la gana
celebrar;
rituales kuadrilleros
y homenajes anónimos;
reflexiones sobre la crianza,
relatos a objetos
y pensamientos
en voz alta.
Una minuciosa descripción
de tu presencia
y mi acompañamiento;
aprendizajes fervientes
y alguna que otra decepción
que te pone en tu sitio.
Han vuelto a estar de M.O.D.A
la música y los conciertos
pese a las restricciones.
Han habido bombas sorpresas,
exclusivas de portada
y barrigas en alza.
He cumplido con las peticiones
y está mal que lo diga,
también con las expectativas.

Soy un creador de contenido
emancipado
y sin cláusulas.
Lo que me apetece,
lo que me sale.
Sin monetizar
y pernoctando.
'Todo' se viene
porque 'todo'
siempre llega,
y lo 'mejor',
todavía,
está por venir.

Sin miedo al fracaso,
sin ganas de éxito.

Por todas mis compañeras
y en este caso,
por mí primero.

_A este noveno cuaderno
que tiene el lomo partido
como el torturado
que se consume
a la sombra_

jueves, 23 de septiembre de 2021

comiENZO

Su nombre implica
un reinicio.
Su nombre se incluye
en una palabra
que da pie
a nuevas cosas.
Eso me pasó a mí
desde el día en que llegó.

Un descubrimiento
en forma de persona
y morfema.
Desde cero.
Partir desde lo conocido
hacia donde
no sabe nadie.
Gramaticalmente 
Inconfundible,
simbólicamente
esperanzador,
conceptualmente
brillante.
La abstracción máxima
de lo imaginativo,
nos conduce
por carreteras vírgenes
sin arcén,
de paisajes extenuantes
y destinos improvisados.

"Dar comienzo a",
se fraguó
un histórico
3 de marzo.
Ojalá hubierais
estado todas
para haber curado
vuestras heridas pendientes.
Cada vez que le nombro,
reseteo en intenciones
y emoción.
Porque en eso consiste
nombrar a las personas,
en practicar
el ejercicio empático
de ponerte a su nivel,
a su altura,
siendo refugio
y abrigo
de un sombra
todavía pura.
Como el regazo
que fortalece
el vínculo.
Como la palabra
que tienes
en la punta de la lengua
y al final
la acabas escupiendo
con más satisfacción
qué vergüenza.

La palabra comiENZO
es un nombre masculino
que denota
nacimiento,
origen,
raíz.
Y comiENZO
se conjuga como
el más absoluto PRESENTE
en la primera
persona del singular.
Así te defino.
Eso es lo que
significas para mí.

Es algo más
que tenemos en común
además de haber
nacido un veintitres;
el que nuestros nombres
se incluyan en una palabra
de varios usos.
Porque sí,
papá también
se incluye
en una palabra
que es transversal
a nuestra convivencia:
EDUcación.

sábado, 18 de septiembre de 2021

Arropar, arrimar, arrullar

Tendríamos que hablar más
de nuestras palabras favoritas;
aquellas que utilizamos
como el as en la manga
que siempre llevamos;
o como ese gustito
que te da
al pronunciarlas;
o como ese cuidado
que tienes
de utilizarlas 
en su adecuado contexto.

A las palabras
también se las acompaña,
y se las mima,
y se las quiere.
Y quien no,
que pierda la voz,
que no pueda
escuchar de si mismo,
la melodía de la unión
de las letras,
desgraciados.

Las palabras se descubren,
te sorprenden,
las encuentras azar,
causa o coincidencia.
Las aprendes, las interiorizas,
las practicas, las incluyes
en la memoria
de las cosas importantes.
Las conjugas, las concuerdas,
las inventas y las mal usas.
Las palabras son agradecidas
aunque no satisfagan
tus gustos.
Son de ida y vuelta
y dramáticas.
Interpretables y necesarias.
Todas las palabras son preciosas,
lo feo es cómo las escribes.

Las palabras son la 
primera y última cosa
con condición
de hermanas
y de únicas
al mismo tiempo.
Son para fliparlo.
Merece la pena
y mucho más la alegría,
tener una lista favorita
en tu bolsillo.
Y jugarlas, y adornarlas,
y utilizarlas deliberadamente
para el bien.
Que hagan historia,
que sean festivas,
que se follen
las unas a las otras
mientras los mediocres
se matan a pajas.

'Marcar la diferencia'
son tres palabras
intransferibles,
vitalicias,
sempiternas.
El blindaje del arte
de lo oral,
de lo escrito,
de lo escuchado.
Son procrastinadoras
de lo que tenemos pendiente
de manera urgente.

Las palabras tienen
sus sinónimos,
pero no se pueden
sustituir en esencia;
y tienen sus antónimos,
pero nunca ha habido
guerra entre ellas.
La pena es que no hayan
conseguido emanciparse
del ser humano.
¿Os podéis imaginar
a una palabra 
cruzando un paso de cebra?
¿O sujetando una puerta al pasar?
¿O paseando a un perro?
Antológico.

Dicen de la comida,
del agua
o del aire, 
pero sin palabras
no somos nada
ni nadie.
Las tres palabras del título
sólo son una muestra,
una excusa,
un enaltecimiento
de mi ciencia favorita.

miércoles, 15 de septiembre de 2021

La balada de Bermeo

Rememoramos
el descenso del Sella
cuatro años después.
Ésta vez
en forma de lluvia
autodeterminada
de los cielos euskaldunes.

Con el sol turístico
de Gaztelugatxe,
nos tomamos
nuestro primer pintxo.
Caminantes
de una ermita
cerrada por Covid
y posibles desprendimientos.
Allí lo único
qué se derribó,
fueron las emociones.
La diversión circense
de jugar con la Tita Ana,
y el desequilibrio
sin riesgos
de que te cogiera en brazos
el Tito Bubi.

Una casa de montaña
en un pueblo de pescadores.
Hicimos de ella
nuestra sala de psico
y nuestro parque de bolas.
El conjunto
de una pedagogía mixta,
dirían en los coles.
Una siesta con sabor
a despedida de solter@
y un kilómetro recorrido
de los cuatro que tiene
el bosque de Oma.
Porque en Euskadi
primero sale el arcoíris
y luego te cae la del pulpo.

Pudimos notar desde verja,
la resistencia de Gernika,
y de sus árboles,
y de sus gentes.
Historia viva reciente,
referente.
Fuimos diques,
peatonalizando
cada baldosa,
cada piedra 
que pisábamos.
Hicimos de nuestro
salón-cocina
una guarida festiva
con un sofá-cama
intercambiable.
Una terraza salvavidas
de humos incomprendidos
y charlas existenciales.

Playas que no 
son de nadie
más que del viento,
Mundaka de traca.
El puente de Bizkaia.
El metro de Bilbao.
La lluvia y los paraguas,
sin excusas,
sin reproches.
Cerveceras asadas
y tatus de máquina.
Helados de césped
y preguntas
de conocimiento
de grupo
pese a la individualidad
de los ajenos.
Barrigas en alza.
Herman@s de Bermeo.

Es obligatorio
viajar con ellas,
pero lo que es
indiscutible
es tenerlas en
nuestras vidas.

viernes, 10 de septiembre de 2021

Tenemos que hablar contigo. 22 de junio.

Tenemos unas cosa
muy importante
que contarte, hijo.
¿Te vienes al sofá?
Mamá le contó
que tenía un bebé
dentro de la barriga
y que según pasara
el tiempo
iba a ir creciendo.
Que se iba a convertir
en hermano mayor,
en Tate, como papá,
y que nos hacía
mucha ilusión
compartirlo con él.
Que nos sentíamos
muy felices.

Él tocaba 
la barriga de mamá
con la delicadeza
de un examen corregido
a conciencia
mientras repetía
la palabra 'bebé'.
Si hijo,
todavía no sabemos
si será hermano o hermana.
Como el silencio de un simposio,
nos mirábamos sonrientes
esperando reacciones
de última hora.
Cada una encaja
las cosas como puede,
y nosotras lo hicimos
con serenidad y armonía
por una vez.

Habiéndonos dicho todo,
el cachorro mostró
su emoción
corriendo de un 
lado para otro,
saltando en su camita,
gritando con negativas.
Fue su manera natural
de encajar esa
primera presentación.
Fue chocante verle,
pero hasta que no
comprendamos
que tenemos más saberes
dentro de nuestras
niñas y niños
que dentro de nuestro
propio egoísmo y orgullo,
no podremos dar
ese paso hacia delante
que nos están pidiendo
urgentemente
las sociedades.

Oficialmente,
si todo sigue su curso,
seremos una más,
otra pincelada más
al lienzo de nuestra vida.

jueves, 9 de septiembre de 2021

La balada de Bareyo

Nos fuimos unos días
a pernoctar
a un establo de vacas,
en Ajo.
Teníamos un jardín virgen
y un porche con vistas
al ganado.
La puerta del apartamento
se mantenía abierta
para entrar y salir
a nuestro antojo,
como en los pueblos.
Instruimos a un
ejército de caracoles
y por primera vez
quisiste jugar al fútbol,
eso sí,
con una pelota
de Ladybug.
Porque tienes
consolidado
el gusto por transformarte
en lo que más te apetezca
en cada momento.
Como cuando decides
ser un lobo
y perseguir a mamá
por los escasos
metros cuadrados
de La Mariana.

En esos días
nos orientó Elena,
la perra pastora.
Y nos compadecimos
de Sultán,
el toro encadenado.
Pintamos el faro
de un Cabo
demasiado transitado.
Buscamos al lobo
en los recovecos
de la Ojereda.
Caminamos por Isla,
que no es una isla,
con olor a infancia.
Atravesamos en barcaza
el estrecho entre
Santoña y Laredo,
donde dejamos huella
con nuestros pies descalzos,
en la arena
de una playa infinita.
Fuimos sobao y anchoa.
Subimos en carro
al castilo
de Castro Urdiales.
Confraternizamos
como influencers
con burros y caballos.
Y probamos 
todos los parques
que estuvieron
a nuestro alcance
y a nuestra altura.

Los saltos en el sofá,
las duchas compartidas,
el insomnio de
las luces de emergencia,
el olor a estiércol,
la llave en la cerradura,
la hierba recién cortada,
el cielo estrellado,
la lluvia amortiguante,
un regalo con forma de niebla,
las fugas nocturnas,
los encuentros nocturnos,
hacer la cama como
si estuviésemos en casa,
las incontables
tostadas con tomate,
las videollamadas 
a l@s abuel@s, 
la nostalgia
de nuestros animales,
Fernando el ganadero que,
con 45 años de experiencia,
no ha disfrutado
de un sólo día de vacaciones.

Éstas son las observaciones
que ensayamos,
las minuciosamente delicadas
que no todo el mundo
extrae de sus vacaciones.
Por eso las nuestras
no son unos días 
de descanso sin más,
sino que es el curso
de formación
más importante
que tenemos 
durante el año.

El día que nos fuimos
Elena parió una camada,
y supimos que todo estaba
interconectado.

martes, 7 de septiembre de 2021

Septiembre siempre es empezar

Septiembre
es como el nuevo
año fiscal
para la infancia
y acompañantes.
Algunas preparamos el mes
durante las semanas previas
para intentar allanar el camino.
Otros,
por dejadez o desconocimiento,
van a pelo
con la venda puesta,
y esto no debería ser así.

Se merecen
una explicación,
qué digo una,
miles.
Necesitan un contexto
bien pensado,
delicado y seguro.
Exigen cercanía
y mira de alturas
porque son
seres dependientes.
Un blindaje sistemático
de sus intereses,
de sus demandas,
de sus satisfacciones.
Una espera extraordinaria
hasta que te den permiso.
La magia, la ilusión,
lo emocionante de cada detalle.
Se merecen la absoluta
brillantez
de quiénes les acompañan.
No me refiero sólo
a lo institucional
ni al marco profesional,
sino a quiénes
se ponen zapatillas
de andar por casa.
Ahí empieza todo,
por lo menos 
en mi caso/casa.

Ellas y ellos
no nos han pedido nada.
Y los mandamos 
a una guerra impuesta
sin estrategias,
ni plazos,
ni técnicas.
Un 'salvense quien pueda'
que producirá secuelas
y daños colaterales.
Somos cuervos que,
sin duda,
podríamos hacer
mejores planteamientos,
pero no hacemos el esfuerzo,
no preparamos el ambiente,
no les tenemos en cuenta.
Claro que salen de todo,
claro que pueden con todo,
son una suerte de aves Fénix
pero,
¿a qué coste?,
¿por qué nos cuesta tanto
hilar un poquito más fino?,
¿qué nos cuesta ser
un poquito mejores?
Por ellos,
por ellas,
NO VALE TODO,
¿hasta cuándo?

Septiembre siempre es empezar,
y en muy contados casos,
se empieza con buen pie
en este país.
Septiembre es un sitio que,
aunque se hayan dispuesto
la condiciones favorables necesarias,
siempre resultan insuficientes.
Lo siento niños y niñas,
perdóname hijo.


jueves, 2 de septiembre de 2021

La balada de Suances

Otro verano
más que merecido,
que hacemos
de avanzadilla
hacia el norte.

Las cosas han cambiado
un poquillo.
Tú vas atrás,
sin acompañamiento directo.
Yo sigo siendo 
el mejor copiloto.
Y mamá suma
kilómetros (1720),
otra vez con
la barriga en alza.
Nada podía fallar
y nada falló.
Resolvimos los conflictos
sabiendo que alguien más
venía de camino.

De nuevo la playa,
inmensa,
te hizo el pasillo
hacia la gloria.
Carreteras invadidas
de vacas, caballos,
burros, ovejas,
cabras y babosas.
Con eso ya tenías
suficiente,
pero mamá y papá
te lo queríamos
mostrar todo,
para que cuando no estemos,
partas del techo
en lugar del suelo.

Nos hicimos Los Locos
en una playa acorralada.
Soplamos fuerte
dentro de una cueva
para que salieran
todas las estrellas.
Hicimos equilibrios
en acantilados
nacidos de la fuerza del agua
con molinos a pie de mar.
Visitamos un bosque
de Secuoyas
para recordarnos que somos
insignificantes,
pero también legendarias.
Exploramos miradores,
conquistamos castillos
y volvimos a pueblos
que habían perdido
todo su encanto
debido a la masificación.

Gente,
demasiada gente;
pero están en su derecho,
al fin y la cabo
nosotras también
formamos parte.
Nos llegaron a decir
que Cantabria
estaba infestada
de gente de Madrid y Euskadi.

Nos adentramos en
hábitats y ecosistemas
artificiales,
con especies
que no conocías,
que estaban muy lejos
de su casa.
Hablo de las contradicciones
y de las incoherencias
en la crianza.
Sí, nosotras también
pasamos por el aro.
Nada nos hace especiales
ni mejores.

Así transcurrieron
nuestros días en Suances,
con camiseta de manga larga
y sudadera.
Encontramos justo
lo que estábamos buscando.

Otra vez un colecho
exclusivo de las vacaciones.
Y otra vez una 
clínica privada,
pero por motivos
más amables.
Vimos su cuerpo,
sus formas,
el relieve de su silueta,
el latido del corazón
sonando descontrolado.
Sesenta pavos.

Nos emboscaron
algunas nubes
en la bahía de Santander.
Cenamos pizza
con sabor alicantino.
Y nos acordamos del Titi
comprándole
la ya tradicional
camiseta de fútbol local.
Nos hartamos de embutido
e hidratos.
Hicimos nuestros,
parques bien pensados.
Nos arropamos
por las noches
como el deseo 
mejor cumplido del verano,
cada vez más urgentes.
Y montaste delante
en el coche de mamá,
con papá,
saltándonos las normas
en un micro cosmos
con retales de paraíso,
para que sintieras
la emergente sensación
de vacío de las cuestas abajo.

Hemos vuelto a bailar
en el norte.
Ya sin sustos
ni complejos.
Habiendo aprendido
en escasos días
más cosas,
que en un curso
de un sistema precario.
Te ofrecimos dejarle
el chupete a los elefantes
de Cabárceno,
pero de un trompazo
y sin lamentos,
preferiste emplazarte
a la vuelta,
en casa, 
sin elementos mágicos
ni virguerías innecesarias.

miércoles, 1 de septiembre de 2021

Su cama de 90

Su cama de 90 por 1,93
porque su cuerpo
nos iba pidiendo
más espacio.
Lo de hacerse mayor
no va despacio,
como rápido conquista
los cambios
que se le exigen.

Gana altura y dimensión.
Una perspectiva acantilado 
que requiere de una valla
de seguridad
por el riesgo de caída.
'Silencio Bruno'
es el mantra que se repite
para quitarse el miedo
tras la sensación de vacío.

Almohadas, cojines
y sábanas comerciales.
Peluches, muñecos
y cada noche
objetos inverosímiles
con los que poder
conciliar el sueño.
Y debajo cajones.
Cajones para guardar
tesoros,
trastos en desuso
y zonas susceptibles
de ser jugadas
para el escondite.

Una cama que simboliza
el hecho de hacerse mayor.
Porque ya lo es
aunque siga pareciendo
tan pequeño.
Porque ahora 
parece más pequeño
en un espacio
que se extiende,
mientras resta hueco
a la habitación.
Porque ya nada
volverá a ser como antes.
Abruma la sensación
de perder dependencia.
Más a mí que a él.
Son pequeños cachitos
que se desprenden
del control adulto.
Es lo que le toca
para que su crianza
siga siendo sana
por mucho que nos apene.

Su cama de mayores
coincide con la última
conquista de retirarse
el pañal nocturno.
Una decisión
que le hemos empujado
a tomar
para cerrarnos la boca,
otra vez.

Ojalá se quedara
con el chupete toda la vida,
y con el bibi
de las mañanas,
pero es inminente,
crece y madura
a sus anchas,
es cuestión de tiempo
y de voluntades.
Hacer de las resistencias
un juego de privilegios
en las relaciones.
Un estrecho conocimiento
de las necesidades del otro.
Un respeto mutuo y sagrado.
Un tiempo que nos damos
conociendo de sobra
el resultado.

Una cama de mayores que,
si hace como sus pamadres,
compartirá con su pareja
a los diecisiete años
mientras todas dormimos
bajo el mismo techo.
Porque la nuestra,
nuestra historia,
comenzó en una cama de 90,
la misma que tienes
tú ahora.

A soñar.