sábado, 31 de julio de 2021

Ruidos de la noche

El ruido de las ciudades
es insoportable
de noche.
Cuando ya esté amaneciendo
aunque todavía
esté oscuro,
comienzan a escucharse
ruidos como:

El rechinar 
de una cuerda de tender.
El cierre metálico
de un local abriéndose.
El autobús de cabecera
en su itinerario.
Los ruidos ilegales
de las motos.
Adolescentes borrachos
regresando a casa.
Sirenas sin rumbo
aunque no haya tráfico,
que todo el mundo se entere.
Mi gato comiendo
como si estuvieran
de obras en el portal.
Portazos de los vecinos
sin empatía.
Ladridos de perros
con insomnio.
El motor de la nevera
arrancando.
El puto mosquito
afiliado la verano.
El derrape de un cartuli
en la soledad del asfalto.
El cláxon de un payaso
que se cree en hora punta.
El camión de la basura
haciendo de las suyas.
El volumen de la televisión
traspasando paredes
de treinta centímetros.
Cisternas a deshora.
Ventiladores de techo
que no dan más de si.
La alarma de un instituto
deshabitado.
Voces y griterío de garito
en plena calle.

Lo que ya no se escucha
en las ciudades son
los distintos cantares
de los pájaros.
La carrera pomposa
del conejo.
El grillo de la
madrugada fresca.
El llanto del bebé
de la casa de enfrente.
El toser de la vecina de abajo
con jornada de veinte horas.
El silbido del aire
que repone el aliento.
El choque de las hojas
del árbol que se quiere
colar por la ventana.
El crujido del sol
al posarse en la persiana.
A la gente follar.

Ya no es lo que
escuchamos y lo que no.
Es lo que hemos 
querido olvidar escuchar
y lo que no nos atrevemos
a volver a escuchar.

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