le ha tocado ser
la punta de lanza,
pero Samuel ya no está
igual que no están
todos los nombres
grabado en el palo
de la lanza.
Hay demasiadas lanzas
como esta.
A quien no le parezca
lo suficientemente grave
que sepa
que se encuentra
en peligro,
que está en riesgo
de caer en las fauces
de la homofobia
y de transmitírselo
a sus hij@s.
Está a un paso
de procurar insultos,
a cinco
de arrinconamientos
y a diez
de pegar palizas;
por tanto a once
de ser asesinos
porque vuestro
pensamiento criminal
ya os hace
el trabajo sucio.
Samuel ha salido por la tele
pero,
cuántas historias
se habrán perdido,
cuántas no verán la luz,
cuántas más
engordarán la lista
como si fuera
la de un simple compra.
Es menester pasar a la acción.
Un@ de l@s próxim@s
puedes ser tu hij@
dentro de 15 años
¿Te imaginas?
Morir por ser homosexual,
o trans,
o lo que quiera ser
que le apetezca ser.
En el siglo XXI.
En democracia.
¿En sociedades sanas?
Mucho discurso
contra el odio
pero las flores son
para los muertos
de siempre.
Siempre son
las mismas madres
las que lloran.
Lloran lágrimas
de sangre
a la salida de una discoteca,
o en el vagón del metro,
o en una cuneta perdida.
Pérdida irreversible
y profundamente dolorosa
hasta el final de tus días.
Días que ya no valen nada.
La nada más absoluta.
Absolutamente triste
morir
por pensar, sentir, decir o hacer
diferente
a como piensan, sienten,
dicen o hacen ellos.
Ellos y nosotras.
Nosotras y el bando enemigo.
Enemigo que alza el brazo
victorioso.
Victoria de la caza de una presa.
Presas que se repiten
en el tiempo.
Ya no nos queda tiempo.
Son ellos o nosotras.
_ A Samuel, a todas las Samuelas y a todes
les Samueles_
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