sábado, 8 de septiembre de 2018

Pinzas y migas

Mi madre jamás
tuvo que comprar
pinzas.
Todas aquellas
que se precipitaban
al vacío
más las desaparecidas
y abandonadas
por egoísmo,
las recogía yo
como el más 
preciado tesoro
de la infancia.
Casi nadie sabe
que la palabra
"destender"
no existe
y llevamos
toda la vida
usándola.
Igual que nadie
se da cuenta
al sacudir las migas
por las ventanas
que es una bonita
forma metafórica
de desechar
las penas
sin necesidad
de terapia.

A día de hoy
que ya no vivo
con mi madre,
sigo recogiendo
las pinzas
que me encuentro
y sigo sacudiendo
las migas
por la ventaba
sin que nadie 
me vea.

Casi tres años
y todavía
no he comprado
pinzas
ni me han llamado
la atención,

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