nos llevan
a tierra
manchega.
Es verdad
que no somos l@s mism@s,
ni lo seremos,
pero nos seguimos
arropando.
De merienda
por la vega
entre farolas,
niñ@s
y la misma camiseta,
morada.
Haciendo de reír
como en el mejor
espectáculo
de Verano.
Verano
asesino
encontrando
a sus víctimas
perfectas.
Nos bebemos
incansables
pese al hielo
derretido
por la tarea
y el deber
inconfundible
de sanar,
de mejorar
ante tanto
profesional,
de mejorar
porque tod@s
somos pacientes
que nunca
pidieron cita.
La tierra
escupe
lo que no es de
la tierra,
pero nosotras,
echamos
raíces
allí donde vamos
haciendo
como si la tierra
no tuviera dueño.
Expropiamos
por artículo
kuadrillero
aquello que no
nos parece justo
con tintes
sectarios
dicen algun@s...
Camino a
la plaza
donde por
la noche
será
maltratada
en lugar
del animal,
porque los toros
fuimos nosotros,
las vacas
fuimos nosotras,
los pájaros
fuimos tod@s.
Queriéndonos
como pocas veces
nos habíamos
querido,
nos chupábamos
infantes
el sabor salado del sudor
quedando
la cara mojada
y el corazón empapado.
¡No te olvides de donde vienes!
cantaban
señalando
a unas tripas
todavía
tímidas.
Sembramos
juntas
la tierra
del albero
para que
en lugar
de sangre,
se regara
con trocitos
de nosotras.
Abrazadas
sin perímetro
tangible,
nos hicieron
hueco,
sonó el himno
y dormimos
al calor
de las cuestas,
en bragas,
noche toledana.
No es cómo se ve, sino lo que íbamos a hacer |
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