martes, 9 de julio de 2024

No nos conocemos de nada

No será mía la idea 
de escribirte sin conocernos,
al menos genuinamente,
pero la vida son 
influencias y repercusiones,
y si no acordaros 
de Aristóteles 
durante el bachillerato,
está todo inventado.
Pero de ninguna manera
quiero que te lo tomes
como un plagio,
como si fuera un intruso 
o un trampero.

Te lo digo de verdad,
te lo voy a escribir,
porque cuando me aprenda
tu nombre,
pasarás a tener 
unos significados
que nadie te
había contado antes.
Es lo que tiene
no esperar nada
y encontrártelo 
sin la presión 
de tener que demostrar nada.

Cuando me conozcas
y me des permiso,
voy a entrar con todo,
arrasando si es lo que quieres 
o delicado si es lo que necesitas.
Tus normas 
y tu consentimiento 
serán lo primero. 
Después me abriré en canal,
solidario, asertivo y comprometido 
para que tires la puerta abajo.
Incluso así 
guardaré mis secretos,
mis zonas profundas,
lugares tan oscuros 
como deslumbrantes,
pero que solo 
son míos hasta que diga lo contrario.
También mis normas
y mi consentimiento serán 
para ti lo primero.

Y nos descubriremos
a través de una sensibilidad 
extraordinaria,
independientemente
del género o de la ausencia del mismo.
Te daré dos besos 
desde el principio 
para saludarte,
pero es que te daré otros dos
para decirte
que nos veremos pronto.
Llegarás a escuchar
cómo te escucho
y te sentirás extrañ@,
aturdid@ y confundid@
porque no estabas
acostumbrado a tal hazaña.
Hoy día,
escuchar,
es de valientes.

Cuando nos conozcamos 
no querremos hacer
otra cosa que seguir conociéndonos,
como si fuera 
una asignatura pendiente 
a la que le dedicamos
mucho tiempo y mucho esfuerzo.
Será un bien tan preciado,
el de conocernos,
que todo sabrá a recompensa,
a esa canción de radio 
que te mueres
por seguir escuchando.

No nos conocemos de nada,
todavía,
pero cuando suceda,
será como desplegar 
el abanico
que llevas en el bolso 
para intentar aportar 
algo de ternura,
ciertamente un bienestar 
tan espontáneo 
como esos cinco minutos 
donde te tomas un descanso 
en un día frenético.

Querremos conocer 
el amplio presente,
también el dilatado pasado
y por qué no,
habrá curiosidad 
por cómo evoluciona 
un futuro 
que estará 
en nuestras manos.
Comenzaremos a cuidarnos,
a llamarnos,
a tenernos en cuenta 
y pensarnos,
como cuando éramos adolescentes 
y nuestro mundo
empezaba y terminaba
en un palmo.

No me aprenderé 
tus apellidos 
porque para eso
siempre he sido muy malo,
pero tú nombre 
entre los comunes 
no pasará desapercibido 
ni en vano.
Nunca llegaré tarde
y en el momento
en que te moleste 
mínimamente 
tendré que marcharme 
con pena pero sin rencor.
Conmigo siempre vas 
a tener salida.

Quizá tengamos
nuestro primer encuentro
viajando en trasporte público,
durante una velada en el bar 
o al chocar, por casualidad,
cuando algun@ de l@s dos
no estemos en nuestro
mejor momento.
Llevo como aval
a mi equipo de personas,
a mis círculos imperfectos,
a mis trozos de memoria desechos
para refutar todo mi caché.

No romantizo la idea
de escribirte 
sin conocerte de nada,
pero como me conozco,
pá que me invitas,
aunque claro,
tú no lo sabías.
No es que lo deje todo
es que formarás parte 
de mi todo
y cuando eso ocurra,
desearás haberme conocido 
de niño, de niña, de niñe.

No digas que no te avisé.

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