miércoles, 17 de julio de 2024

325 días después

Hoy se conocerán las notas,
pero eso será para otro texto.
Hoy culmina la participación 
de la corredora de fondo.
Hoy se termina la soledad,
el aislamiento y comienza 
el acercamiento tan anhelado,
algo parecido 
a lo que debería ocurrir 
con l@s reos.

Casi un año después 
sabremos si se han
cumplido las expectativas 
y cuánto habrá 
que reinventarse de nuevo.
Las maestras nunca colgarán 
sus lápices y libros,
pero por lo pronto,
ahora toca asumir los resultados,
encajar cada golpe
que no vimos venir 
y seguir desafiantes 
cuando se esté preparada.

Y lo haremos sobre
terreno seguro 
porque el vuelo del colibrí 
consiguió sofocar el incendio,
cumplir el deseo,
calmar la ansiedad,
hacer realidad el sueño 
de dedicacarse a lo que una ama
por vocación.
Los días de oposición 
resultan insignificantes
en comparación 
a cuando aprobaste 
la carrera en un apartamento 
céntrico de Granada 
allá por 2010.

Nos hemos hartado 
a echarte de menos 
durante los fines de semana;
nos hemos acostumbrado 
a hacer el ritual del sueño 
sin tu presencia;
hemos disfrutado de planes 
sabiendo que te los 
mercerías tanto como nosotras;
y hemos crecido en paralelo 
mientras mirábamos 
por la ventana
como te marchabas 
con la mochila cargada de compromiso.

Pero una vez más 
seguimos siendo las mismas,
tú y todas,
desde el día 1 hasta el día 325.
No sacaremos la mejor nota,
pero a excelencia, sensibilidad,
delicadeza y máximo cuidado
de los detalles pequeños
no nos supera nadie.
Trescientos veinticinco días.
Se dice pronto 
aunque parezca 
una eternidad.
Una vez pasada la hazaña 
te das cuenta
que la intensidad
de cada momento 
no eran más que sutiles partes 
de todo lo que nos quedaba
por experimentar.

La madurez familiar
con la que hemos afrontado 
el proceso
debería estudiarse
en cada academia preparatoria,
cada una en su etapa,
con un desarrollo evolutivo diferente,
con estrategias diversas 
para confrontar con
las adversidades 
y con objetivos distintos 
durante el tránsito hacia 
lo desconocido.
Qué bien lo hemos hecho,
tú y todas,
sin secuelas ni heridas,
alguna cicatriz y algún 
que otro susto.
Un reflejo absoluto
de lo que fuimos, somos y seremos.

Otra obra de arte
que ha tardado 325 días 
en terminarse 
y ya no nos queda sitio
en el salón para exponerla.
Pero nos quedan las ventanas,
para que vea el barrio entero 
la capacidad y el poder
de superarse.
Que no hace falta ser nadie
en concreto para llegar
a sitios especiales.
Ha sido duro,
pero estelarmente bonito 
vivir en esta patria 
que te has inventado.

Te damos las gracias y la paz 
sin que suene a misa
de iglesia
aunque te adoremos 
como a una diosa.
Que tu voz sea puñal
y tu movimiento 
el batir de las
de una colibrí 
que lidera la batalla 
de un barrio 
por salir adelante.

_A estos últimos 325 días_

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