Otro curso que se
nos va en un suspiro.
De la alegría desbordada
al cierto vacío existencial
en apenas un año
que parecen segundos.
La mujer de verde 💚
me ha vuelto a enseñar
el camino hacia la felicidad.
Una señal para
buscarnos un disfraz
en carnaval.
Y el baúl, como siempre,
ha dado para mucho
aunque nunca resulte suficiente.
No es cuestión de inconformismo,
esto va de justicia profesional
y emocional
y me la bufa quien
no lo quiera entender;
estamos tan por encima
de lo mundano y lo mediocre
que pocas cosas
que no dependan de nosotras
consiguen afectarme.
Y te diré,
en acústico sentadas en el sofá,
que sinmigo también
estarás bien
aunque no sea lo mismo.
Pero es que sintigo
se que también estaré bien
aunque ni por asomo
pueda ser lo mismo.
Nacimos para muchas cosas
y una de ellas es para estar juntas,
con una pedagogía tan sensible
con lo humano,
como comprometida
con la práctica de nuestras funciones.
Agradecértelo con un
popurrí de canciones
me parece justo y necesario,
sin ánimo de romantizar
ningún título
ni ninguna letra,
con la intención
de emocionarse
a todo volumen y a todo trapo,
quedando recogido
en un movie maker
que debería ser el tercero,
pero la pandemia
nos robó el primero.
A partir de ahí,
Como si fueras a morir mañana
se convirtió en un mantra
porque al final siempre
quedamos las de siempre.
En una ciudad que no descansa,
nosotras, desveladas,
esperamos La llamada
a despacho
que nos haga
desplegar el paracaídas.
Tres veces en cinco cursos
está por encima
de cualquier probabilidad.
Pero vinimos a eso,
a romper las estadísticas
de lo establecido
con un tipo de acompañamiento
especial, que no mejor,
pero sí exclusivo,
por la composición de la pareja.
Mira como bailan,
delirantes, incesantes, inclementes
en un jardín que nos lo dio todo.
Ahí nacimos, crecimos,
nos desarrollamos y nos mantenemos.
Es imposible que se me agoten
las palabras,
ya no solo
por la increíble ristra de vocablos
en nuestro idioma,
sino porque para decir
y repetir las mismas cosas,
se pueden decir de muchas maneras
para que parezcan
increíblemente nuevas.
Llevamos tres pequeñas
revoluciones
poniéndolo todo
patas arribas,
por las nubes,
con el punto de mira
ajardinado
y una zona de encuentro
donde sentir
la pertenencia
no solo a un grupo,
sino a un concepto: La Pandillita.
Un concepto que crece,
se desarrolla y vence
a cualquiera meritocracia
de la vida adulta.
Nuestro amor será leyenda,
aunque algunas canciones
no sean de nuestro gusto,
por el pretérito hedonismo,
por un futuro comanche,
no seremos un mito,
seremos un clásico.
Lo hacemos bonito,
prosa,
pedagogía,
rebeldía.
_A mi Bewüi y a nuestro tercero (23/24)