más mayores,
mejores
y con otras gentes.
El pueblo del norte
al que acudir
cuando buscas algo
de alivio,
porque las yeguas
y las lagartijas
siguen en el mismo sitio
y eso tranquiliza.
Hemos descubierto
menos lugares
de los que nos quedan,
y los hemos transitado
con quien merece la alegría
ocupar el tiempo,
el espacio y la vida.
Por eso tenemos
tanta suerte,
siempre que mirar
implique mirar hacia arriba.
Como lo de levantarse
por las mañanas
y saludar por la ventana
al monte Susarón.
Me implico en lo que
de aprendan los nombres,
los nombres propios
que dan contexto
y posibilitan la socialización.
La ermita sigue cerrada
a cal y canto,
excepto cuando
sale en procesión
la virgen de Las Nieves
implorando que en invierno
haga el clima que necesitamos.
Como clausurado
está el puente de Forfogones,
un elemento articial que se hizo
para las vistas
en lugar de para hacer camino,
así nos va.
El puerto de Las Señales
y las vacas de alta montaña,
los búnkeres republicanos
que nos recuerdan
el lado bueno de la historia
y el columpio de Riaño
para la panorámica
y el vértigo
que nos hagan sentir cosas nuevas.
No gastarse un duro
en gastronomía
porque las comidas
y cenas caseras
te aseguran el postre
y la siesta
y un poco de ahorro
para seguir viajando.
Os hacéis mayores
aunque os empeñeis
en querer dormir
acompañad@s.
Y lo entiendo,
porque cuando me da
por pensar
que ya no necesitéis
que nos tumbemos
a vuestro lado,
siento que me muero.
El salón de juegos
y su ejército de peluches,
el escondite,
el pilla-pilla,
todas las interacciones
que os pide el cuerpo
mientras intento grabaros
para que no se me escape
ni un solo detalle.
Todos los gritos
que caben en un pueblo
reunidos en dos casas
con puertas de acceso independientes.
Y pese a que molesten
de vez en cuando,
no son más que
las proyecciones
de lo que queréis
ser de mayores,
por eso respiramos,
esperamos pacientes
y nos lo tomamos
con filosofía.
Preceptos filosóficos
que van incluidos
en todas y cada una
de las explicaciones
que intentamos daros,
porque no basta
con ser PaMadres,
hay que ser buenas acompañantes.
Hasta el verano que viene, Puebla,
o quizá nos veamos
en diciembre,
sea como sea
y hasta entonces,
gracias por toda
la colección de recuerdos
que hará de sus adolescencias
algo nostálgico y deseado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario