aunque por lo menos
ha tenido la coherencia
que le caracteriza.
Que sintamos de verdad
el invierno
coloca las cosas en su sitio,
y créeme si te digo
que lo necesitamos.
Escribo sobre los Meses
como si fueran personas
y l@s desgrano desde dentro
hacia fuera
para que a nadie
se le escapen los detalles.
Estamos durmiendo mucho mejor,
menos hoy,
por eso de ser la excepción
que rompe la norma.
Nos ha venido
una factura de gas y de luz
por un importe de 716 euros
para que no se nos olvide
quiénes son el enemigo.
Y he rechazado
la posibilidad de
un cambio de casa
porque todavía no tengo el nombre
de la siguiente.
Menos mal que ha vuelto el frío
aunque sea temporalmente caduco.
Heladas de noche,
aire gélido
y la luna desarropada
dando ejemplo.
Febrero no es cualquier cosa
ni cualquier sitio;
es mi refugio,
mi sentencia,
mi fotografía.
Siempre habrá gente
pasándolo mal,
pero tengo el derecho
a simplificarlo todo
de vez en cuando.
El mes más bajito
al mismo tiempo
que es el mes
que pega el salto más grande,
tal y como hacía yo.
Febrero nunca ha sido
el mes del amor,
sino el de la confrontación
por eso de intentar
de ser auténticas,
una sola vez,
pero serlo,
conseguirlo.
Me dueles cada vez
que te despides
y me emociono
con tu advenimiento,
como los amores de verano
que se reencuentran
de año en año
en aquel lugar mágico
que ya lo será
para toda sus vidas.
En febrero se pinta
con acuarelas,
con el trazo fino y definido
del dónde quieres llegar.
Quién te acompañe
en febrero saldrá mejor
hubiera salido o no
a aplaudir en aquellos días
a las ocho de la tarde
a las sanitarias.
Seguimos jodidas,
pero todavía con fuerzas
y con la intención suficiente
de componer nuevas canciones,
de escribir nuevos textos,
de dibujar nuevas portadas.
La verdad es que si fueran
todos febreros,
el camino sería más llevadero.
Por lo pronto,
edúcate en la amabilidad,
criate en libertad
y escucha más y mejor
a la gente.
Prepárate para las coincidencias de marzo.
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