tanto tiempo
cuando en realidad
sólo ha habido migajas.
Y esa es la buena noticia.
Celebro tu vida
y tu trayectoria
sin espacios
entre las letras
porque todavía
no hemos llegado
a nuestro primer
punto y seguido.
Cosechar
victoria tras victoria
me tiene extasiado,
pero para eso luché
toda mi adolescencia.
Cualquier descripción
se queda corta.
Todos los relatos
resultan insuficientes.
Todos los dioses,
los ególatras
y los mojones
que te mirasen a la cara,
pasarían irreductiblemente
a la condición de mortales.
Nunca he dejado
de dar las gracias,
pero a partir de ti,
los agradecimientos
cobraron nuevos significados.
Igual que el amor,
tan profundo
como las fosas
de Las Marianas.
O como la dignidad,
similar a la de
los pueblos emancipados.
Tú me has cambiado
el iris
y la córnea
y el globo ocular.
Ya no sé mirar sin verte,
entendiendo el prisma
como tenerte
siempre presente.
Me subo a tu cresta
y surfeo torpe
para caerme
en tus manos,
finas y abiertas,
con uñas de colores.
Y me balanceo
en tu sonrisa
de media luna
como si fuera
el descubrimiento
prehistórico
del fuego.
Te como la boca,
los mocos
y la mierda
porque eres carne,
hueso
e ideario
de lo que elegimos.
Te celebro
en el curro,
en las manis
y en la Plaza de las Mujeres.
Te conmemoro
cada noche
en cada sueño
y en cada miedo.
Te homenajeo
siempre que puedo
aunque nunca
sea suficiente.
Por eso escribo,
para quitarme
esta ansiedad
de demostrarte
todo lo que te quiero.
_A tus dosañosymedio_
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