miércoles, 30 de junio de 2021

Junio

La intensidad 
de la claridad de junio.
Otro mes para reciclar
de ritmos frenéticos
y decisiones precipitadas.
El que suele cerrar
los cursos
y perpetrar
conciliaciones malogradas.
Donde las carreteras
se desahogan
y las aceras queman.
Empiezan los chapoteos
en la piscina
y el augurio
de las vacaciones.
Cárcel para algunos,
ilusionante para otros.
Porque una vez más
nos dividimos
entre los que 
lo han conseguido
y entre los que
se han quedado a las puertas.
Los que tenían claro
que no iban a llegar
lo sabían desde
el principio.

Cartas encima de la mesa
en junio.
Junio sorpresa
y preventivo.
El advenimiento de junio
que marcará septiembre,
el mes reencuentro
y novedoso
que te hará 
olvidarlo todo.
Junio balance 
Junio de ítems.
Junio metodológico.
Un mes para dormir menos,
con ruidos que entran
por la ventana,
ahora abierta.
Junio descubrimiento.
El nuevo proyecto
de junio.
Cangrejeras en junio
y sudores sofocantes.
Botella de oxígeno para 
llegar a la cima.
Artificios y
fuegos artificiales.

Sirenas de ciudad
y madrugones
que ya han perdido
su esencia.
Tuberías tibias
y cuerpos invernales.
Caminamos despacio
porque las plantas
de los pies
no soportan más
el tacto.
Junio secreto.
Junio de asignaturas pendientes.
Junio de ombligos al aire
y acondicionados aparatos.

Vástago junio 
que sujeta el verano,
dure lo que dure,
cada año más extenso,
cada vez más complejo.

martes, 29 de junio de 2021

No voy a abandonar

No voy a abandonar
lo que me parece justo,
mucho menos
por lo contrario.
Me encantaría
ser recordado
por los del otro bando,
como el hijo del gran puto
que no les permitió
dormir tranquilos.

He abandonado
cosas y materias,
personas nunca.
Fe en dios
nunca tuve
por lo que no me vi
en la obligación
de abandonarle.
Siempre me he permitido
el amor necesario
como para estar
bien rodeado
de fraternidad.
Conozco el amor
y su etimología,
por suerte
nunca me ha abandonado,
aquí se mantiene,
fuerte y con espinas
para quien se atreva
a rozarlo con 
malas intenciones.

No voy a abandonar
ningún barco,
ni ningún tren,
ni a ninguna amiga,
ni a ningún animal,
ni a ninguna
buena hostia
que se me ponga
por delante.

No voy a abandonarme.
No voy a abandonar
el gusto por ser yo.
Me perfilaré
como lo hago
con la barba
para seguir creciendo
en emoción.
No voy a abandonar
los errores inocentes
que expanden
el aprendizaje.
No voy a abandonar
mis ideas
porque tengo
espacio de sobra
para hacerle hueco
a las nuevas.

No voy a abandonarte,
a tí que lees esto,
porque me queda
demasiado que darte.

miércoles, 23 de junio de 2021

Dosañosymedio

Parece que ha pasado
tanto tiempo
cuando en realidad
sólo ha habido migajas.
Y esa es la buena noticia.

Celebro tu vida
y tu trayectoria
sin espacios
entre las letras
porque todavía
no hemos llegado
a nuestro primer
punto y seguido.
Cosechar 
victoria tras victoria
me tiene extasiado,
pero para eso luché
toda mi adolescencia.

Cualquier descripción
se queda corta.
Todos los relatos
resultan insuficientes.
Todos los dioses,
los ególatras
y los mojones
que te mirasen a la cara,
pasarían irreductiblemente
a la condición de mortales.

Nunca he dejado
de dar las gracias,
pero a partir de ti,
los agradecimientos
cobraron nuevos significados.
Igual que el amor,
tan profundo
como las fosas
de Las Marianas.
O como la dignidad,
similar a la de
los pueblos emancipados.

Tú me has cambiado
el iris
y la córnea
y el globo ocular.
Ya no sé mirar sin verte,
entendiendo el prisma
como tenerte
siempre presente.
Me subo a tu cresta
y surfeo torpe
para caerme
en tus manos,
finas y abiertas,
con uñas de colores.
Y me balanceo
en tu sonrisa
de media luna
como si fuera
el descubrimiento
prehistórico
del fuego.

Te como la boca,
los mocos
y la mierda
porque eres carne,
hueso
e ideario
de lo que elegimos.
Te celebro
en el curro,
en las manis
y en la Plaza de las Mujeres.
Te conmemoro
cada noche
en cada sueño
y en cada miedo.
Te homenajeo
siempre que puedo
aunque nunca
sea suficiente.
Por eso escribo,
para quitarme
esta ansiedad
de demostrarte
todo lo que te quiero.


_A tus dosañosymedio_

Dejar el pañal

En contraposición
de las convicciones
históricas hegemónicas,
dejar el pañal
no es una decisión
del adulto.
(Tranquis, desarrollo la idea)

Dejar el pañal
puede que sea parecido
a cuando te emancipas,
quedándote con cierta
sensación de vacío.
Podría ser como cuando
vas a coger el metro
por primera vez
a solas
y no sabes
qué pasillo coger.
La incertidumbre
se debe parecer
a cuando te enfrentas
a un examen
que te has preparado
a medias.
(Lo planteo en Condicional)

Hablamos de un momento
donde, a través
de la mejora de la autonomía,
se llega a la independencia
en el control de esfínteres.

El verano y el calorcito
no son herramientas
para dejar el pañal,
sólo son excusas
sin base pedagógica
que se han ido asumiendo
por transmisión oral.
Las educadoras
que entrenan militarmente
a los niños y las niñas
para "quitarles" el pañal,
tampoco son
la herramienta acertada.
Poned en duda
su planteamiento
y confrontadlas
con humildad.
Casi la totalidad
de los colegios
que existen,
sean públicos,
concertados y/o privados,
se equivocan cuando
prohíben, obligan y fuerzan
a las niñas y los niños
a acudir al centro sin pañal.
Se equivocan
como el que decide
ser de derechas.
Así que toca señalarles
y combatirles.
(Esta es la parte tradicional)

Dejar el pañal
implica un relato
con inicio, nudo y desenlace.
Dejar el pañal
es haber estado siempre
debidamente acompañad@.
Dejar el pañal
es conseguir
bajarse el pantalón
y luego subírselo
sin la necesidad
de unas manos ajenas,
sólo con matices
de unas manos amigas.
Dejar el pañal
significa tener en cuenta
la RAE y llamar a las cosas
por su nombre:
pis, caca, ano, vulva,
ingles, piernas....
Dejar el pañal
es anticipar las ganas
y tener gusto
por la ejecución.
Dejar el pañal es humano,
no tiene
ápices mecánicos.
Dejar el pañal
es mantenerlo seco
con un exquisito
manejo de la situación.
Dejar el pañal
lleva implícito
"el hacerse mayores"
dentro de su corta
existencia.
(Esta es la parte pedagógica)

Mi hijo parece
que va a conseguirlo
por méritos propios
antes de que pudiera
recibir el primer
portazo del colegio.
Nos va la vida
en cambiar estas
situaciones de violencia.
No se lo podemos permitir
porque los mismos
que ponen el grito en el cielo
cuando arde un contenedor,
puede que sean los mismos
que dejen a tu hijo
con caca en el pantalón
hasta que puedas
salir del trabajo,
llegar al colegio,
cambiarle,
y pedirle perdón entre lágrimas.
NO.
NI UNA.


viernes, 18 de junio de 2021

Manifiesto de los martes por la tarde

Que los martes
mi hijo me castigue
no es una verdad
que él utilice en mi contra.
Sólo es una
interpretación adulta
embadurnada de
culpabilidad y complejos.

No le puedo exigir
que comprenda
que los martes
se rompa nuestra
rutina exclusiva.
Por qué cojones
tiene que entender
que los martes
llego más tarde
por trabajo
y que le acompañarán
otras personas que le quieren
pero que no son yo.

Con qué cara sudorosa
le busco para darle un beso
y me rechaza
porque estoy
fuera de contexto
nada más llegar.
Con qué palabras,
pocas y sencillas,
le cuento que ya he llegado
para quedarme
y que me gustaría
saber cómo lo ha pasado.
Es demasiado pequeño
para gestionarlo
y yo un corto de miras
por no conseguir
adaptarme (todavía)
a los martes.

Arrastro tanto
que me impide
ser neutral y objetivo,
y mira que lo intento.
Pero cada martes
tropiezo con la misma piedra
y me siento víctima
cuando en realidad
sólo soy un actor
en fuera de juego.
Me convierto en esa canción
que tanto llevabas esperando
y la satisfacción al escucharla
se queda a medio camino.

Hace muchos años
escribí el texto de 
"Manifiesto de una
mañana incívica",
donde describía
mi precariedad laboral;
ahora, con un trabajo
que me completa
y al que complemento,
manifiesto mi precariedad
emocional para atender
ciertas necesidades.
Sigo odiando los martes,
pero ya no pongo
la diana en el mismo sitio.

Cada martes llego a casa
con el propósito
de hacerlo un poquito mejor
que el anterior,
y a veces lo consigo
y otras no,
porque son demasiados
factores los que me apabullan.
No quiero que suene
a justificación barata,
sino a enmienda
para seguir consolidando
el proyecto de crianza.
Y esto no lo puedo hacer solo.
Es verdad,
como me dijo,
que somos un equipo.
Así que nos sentamos
mientras la cena se enfriaba,
para discutir los términos
y la condiciones
que había que añadir
a la cláusula.
Y duele un poco
porque salen a flote
las equivocaciones
que cometemos
y los errores por
los que le pedimos
perdón
todas las noches.
Pero son justos
y necesarios
para seguir blindando
un acompañamiento ejemplar,
porque nuestro hijo
es el mismo
esté con quién esté;
somos nosotras
las que viramos
de una idea a otra,
de una actitud a otra,
de una dirección a otra,
alejándonos de la
coherencia que se nos demanda.

Los martes,
pese al desgaste,
debemos abrir la puerta
con sutileza,
flexibilizar los abrazos
y esperar pacientes
con toda la disponibilidad
que podamos,
la posibilidad de 
que no quiera un cuento,
de que salte sin filtro
encima del sofá,
de que grite descontrolado
por cada rincón de casa,
de que no haya atisbos
de sonrisa
porque primero nos tiene
que expresar
unas cuántas cosas.
Así que toca,
más que nunca,
armarse de cosquillas,
con las manos abiertas
para cuando las quiera,
con pies descalzos
para sentir lo mismo,
de palabras más comprensivas
y honestas, si cabe,
para intentar acercarnos
con esa humildad
que requieren 
los martes,
nuestro hijo
y nosotras.


jueves, 17 de junio de 2021

Bien, entre bromas y bajoneo

En esas estamos, 
porque cuando algo
te hace mucha ilusión
y te decepcionan
o te decepcionas,
pues hay que quitarle
hierro al asunto
porque no nos va
la vida en ello (o si),
pero en realidad
te da un por culo
que flipas.

Por eso, para reducir daños
o simplificarlo todo,
bromeamos
con una sonrisa forzada.
Porque se espera de ti
que siempre estés
al pie del cañón,
jugándotela,
arriesgándote.

Pero la broma es un arte,
no la puede utilizar
cualquiera.
Por eso a casi todos
se nos nota
cuando bromeamos
y en realidad
estamos en la mierda,
nadie es tan tonto.
Nos hace más humanos,
menos mecánicos.
Utilizar los conductos
de ventilación necesarios
para no caer en
una profunda depresión
es una técnica
de supervivencia
que sanará más
o menos,
pero nos mantiene
erguidas en el ring.

Claro que tenemos
derecho al bajonazo.
El tiempo que requieras,
los modos que selecciones
y la gente que te apetezca
que te acompañen.
Porque aquí
no es todo voluntad,
aquí hablamos
de respetar
a quién elijo
y a quién no
para un determinado
momento.

Así que sí,
para bromear
todo el mundo me vale,
pero para la bajona,
sí necesito
de ciertos cuidados,
me veo en la obligación
de filtrar,
eso sí,
sin acritud.

Contestando a tu pregunta,
casi siempre estoy bien,
con mis matices
y mis grises.
Gracias
por tenerme
en cuenta,
pero sobre todo,
gracias por preguntar,
porque no hay hecho
más respetuoso
que el de una pregunta
bien intencionada,
aunque si me preguntas,
tienes que estar preparada
a partes iguales
tanto para el si
como para el no.

lunes, 14 de junio de 2021

"Yo no soy el dueño de mis emociones"

La máxima expresión
de esa frase es cuando
se te pone la piel de gallina.
Ese relámpago corporal
que riega eléctrico
todos tus miembros
y te sacude
como el escalofrío
sobre el que no tienes
capacidad de control.

Ese gustillo sin
temperatura definida
que te revuelve
el sentido del tacto
por algún
estimulo exterior,
como una canción,
o uno interior,
como un recuerdo.

La capacidad de emocionarse
en sus términos
más primarios
donde no decides
ni el cuándo,
ni el cómo.
Cuando la arbitrariedad
te regala
una corrida por la calle.
Cuando entendemos
que no hay amos,
sino cuando amas
sin saber muy bien
los motivos
pero haces caso
a lo que sientes.

Accidentes 'corpográficos'
por tus piernas
y tus brazos
porque te has emocionado
y no lo has visto venir.
Y nos empeñamos
en esconderlo,
¿por qué?
Cuando se te ponga
la piel de gallina,
coge a quien
tengas la lado
y dile que te mire,
exígele que te comprenda,
que todavía es posible
emocionarse
ante una flor seca.
Que vea la lágrima
y todo el contenido
que la significa.
Que el relieve rompa
con la uniformidad
de la llanura
y te pierdas,
de vez en cuando,
con el permiso necesario,
por donde te venga en gana.

Yo no soy el dueño
de mis emociones,
pero sí que lo soy
de esconderlas
o gritártelas
a los cuatro vientos.

Nota de autor: título cogido de una canción de Robe de su último disco 'Mayeútica'.

sábado, 12 de junio de 2021

El señor de Provanco

Otra maldita despedida
que se precipita
como la peor de
las pesadillas.

Otro hombre bueno
que se marcha
obligado
por una enfermedad.
Un hombre infatigable,
generoso y rural.
Guardián de cuevas,
protector del norte.
Orgullo bilbaíno
que desprende
a raudales su hijo.
Un hijo
que es mi amigo,
que viaja desconsolado
de Madrid a Bilbao.
Porque aunque te avisen,
imagino que nunca
se está preparado
para el último adiós.
Porque aunque
seas muy fuerte,
tienes el derecho
de desahacerte
en cachitos pequeños
y meterte en la cama
como un ovillo.
Porque aunque
te sientas acompañado,
nunca estás lo suficientemente
acompañado.
Aquí no hay
fórmulas ni reglas,
sólo llantos y dolor
hasta que el tiempo
sea capaz de apaciguar
un poco el vacío.

Es mi amigo
el que ha perdido 
a su padre
que seguro camina
ahora entre
campos amarillos
y caminos divertidos.
Siendo muy egoísta
y pidiendo perdón
por adelantado,
no puedo evitarlo,
me encantaría abrazarte
y quedarme 
a vivir en tu pecho,
cuidarte la espalda
y prometerte
que nada más
te hará daño.
Desde mi más 
sincero egoísmo,
te miraría a los ojos
hasta que consiguieras
dormirte como un niño.
Desde mi más
egoísta necesidad,
cogería un tren
para estar más cerca,
para que me dieses
de hostias
si eso ayudara,
para quedarme sentado,
esperando tu mandato.

Pero no Bubi,
te llamo como
te llama mi hijo,
que es de lo 
más inocente
que ahora dispongo.
Suelen decir
que para algunas cosas
no existen palabras,
pero sí que existen,
sólo que algunas veces
tienen que aguardar
el momento preciso.
Pues yo te pienso,
y te escribo
y te digo,
que te quiero
y que lo siento mucho.
Que gracias
por ser cómo eres
y qué suerte de
los que te hayan influido
como seguro
hizo tu padre.
Que quiero caminar
a tu lado
aunque tenga que ser
unos pasos por detrás.
Que acogería
a tu madre
y a tu hermana
como si fueran
la sangre
que transita mi cuerpo.
Que cuando vuelvas
a tu segunda casa
te habré construido
cientos
para que elijas
cuál habitar.
Que te voy a dar 
mi mano
para llevarte
a los sitios más amables
que conozco.

La irracionalidad
de las pérdidas
nos hacen insignificantes,
pero los significados
son para toda la vida
pasada la muerte.

Si quieres,
cuando vuelvas,
te reservo mi regazo
para que duermas
del tirón,
tal y como un día
se lo procuraste
a mi hijo.
Te lo debo,
te quiero,
te espero.

Siento escribir
desde el YO,
pero sólo lo hacía
pensando en el TÚ.

_A Josebi y su familia. A la ciudad de Bilbao_

viernes, 11 de junio de 2021

La fuente del barrio

Precintaron las fuentes
durante el confinamiento
más duro.

Recuerdo que en
aquellos primeros paseos
con lupa tras la barbarie,
el cachorro,
con un año
y un puñado de meses,
se acercaba erguido
y tambaleante
a las fuentes
y me miraba como
preguntando qué era eso.
La atracción 
de pulsar un botón
y que no pasara nada,
era tan decepcionante
como cuando no sabes
resolver un acertijo.

Las fuentes vuelven
a estar operativas,
ésas mismas
que no cuidan casi nadie.
Las que lamen los perros
las que tienen restos
de globos de agua,
las que hacen de foso
porque no filtra bien
el sumidero.

El caso es que
el cachorro
las redescubre.
Me pide ayuda
para pulsar un botón
para el que no tiene,
todavía,
la fuerza suficiente.
Lo hago
y sale un chorro de agua
generoso.
Él lo mira
y pone su mano
como quien
descubre el mar
y la sensación
de incertidumbre
por primera vez.
Pone la otra mano
y juega a lavárselas
con una magia rutinaria.
Los zapatos de tela
de verano
se le mojan
porque es la primera vez
que se enfrenta
a una fuente de barrio
y no sabe cómo posicionarse.
Ya lo aprenderá.
Pero la humedad
le molesta,
ya sabe expresar
lo que no le gusta
y lo que no quiere.
¡No quiero!
Son cuatro o cinco veces
las que tengo
que accionar la fuente
para que él
acabe sus ensayos.
Cuando termina espeta:
- Vamos a la biblioteca.

Abandonamos la fuente
sabiendo
que en su mayoría,
sólo somos agua.

miércoles, 9 de junio de 2021

Vade retro

Del latín,
ve hacia atrás
o actitud de rechazar
algo o a alguien.
De mis cojones,
que te pires puto toli.

Intentar ser buena persona
no implica soportarlo
todo ni a tod@s.
A partir de ahora,
que te acompañe
la expresión 'vade retro'
como debería acompañarte
la del 'te quiero' y el  'gracias'.

El vade retro
no te excluye,
sino que te honra
de los que no tienen
que estar a tu lado.
Los sitios amables
para los meritorios 
de hechos.
Los lugares respetuosos
para los que
ejercen la bondad.
Y arenas movedizas
para los ofendiditos posturales.

Piensa en cuántos
vade retro
tienes pendientes lanzar
y conjúralos 
como si fuera
un hechizo
de Harry Potter
para acabar 
con las sombras.

Por mucho que duela,
si es amigo,
familiar
o compañero de trabajo,
vade retro al canto,
porque las ateas
sólo tenemos una vida
y ningún dios
que nos obligue a
aguantar subnormales.

lunes, 7 de junio de 2021

El beso de Klimt

Me la sudan
El beso de Klimt
y todos los esnobs
que lo utilizan
como conocimiento
postural.

Me importan una mierda
los besos retratados.
Yo lo que quiero
es besarte
y dejarte la baba.
Que sientas
la fuerza de mis labios
e imprimirte las grietas
en tu pómulo.
Besarte sin
contener el aire
y mirarte a los ojos
a modo de evaluación.

Necesito ya,
que me des permiso
para quitarnos
las mascarillas
y hacer piel con piel.
Quiero escuchar
el sonido del beso
y que retumbe
en el sitio
más recóndito.
Me urge decirte
sin mediar palabra,
pero utilizando
cada parte de mi boca,
que me importas.
Que te acuerdes siempre
del lugar
y del momento
en que te abordé
con todas mis armas.
Que dibujes 
en tu memoria
la forma que tendría
el último beso
que te diera.

Es imperativo
eliminar
la equidistancia
de las telas homologadas
para que puedas
estudiar mi sonrisa
y entender mis debilidades.
El remedio pasa
por empezar
y terminar el día
besando.

A tí
que lees esto,
quiero besarte
como siempre
y como nunca,
quiero que sepas que
El beso de Klimt
me la suda,
y que el oro,
está dentro de mi boca.

viernes, 4 de junio de 2021

La risa tonta

Cuando dije
que todo
era susceptible
de ser descrito,
no mentía.

Mis pamadres
me dijeron de pequeño
que tenía que hacer pis
sentado en la taza del váter
cuando estuviese
en casa.
Ahora,
con casa propia,
bueno,
en régimen de alquiler,
también meo sentado.
Dónde va a parar,
mucho más cómodo
e higiénico.

El caso es que
como postre para la cena
me tomé una
rodaja de sandía
que previsiblemente
podría causarme
cierta reacción
leve de alergia.
Así que me entró
el picorcito
en las encías
y comencé
a estornudar.

Antes de seguir 
viendo la peli en el salón,
fui al baño
para hacer pis
en pleno apogeo
de estornudos.
Resbalaba el orín
hacia el agua
estancada del inodoro
cuando estrepitoso
surgió el estornudo
y se me escapó un pedo
sin olor
con sonido hueco
por los ecos 
del sanitario.
Desde el salón nace
una carcajada melódica
y cómica
que contagia a la mía,
dando comienzo
una batalla por turnos
donde cada
episódica risa
motivaba que la siguiente
creciera en intensidad.
Así durante
un minuto agonizante
emulando aquellas
clases de la ESO
donde no conseguíamos
contener la risa.

Qué risa tonta la nuestra.
No somos Quevedo,
pero sí,
sorprendentemente
también nos tiramos pedos.
Chúpate esa, pudor.

miércoles, 2 de junio de 2021

Mayo

Mayo inconcluso
nos trae la peor
noticia de todas.
Ni siquiera
el previsible final
de la pandemia
puede ser celebrado
por este calor
que aprieta.
Y encima quieren
que dejemos de tomar
café caliente
y cocido hirviendo
alegando que no son
de temporada.

Los amantes del calor
se han apropiado
del concepto de
'buen tiempo',
como los supuestos
patriotas lo han hecho
con las banderas.

Los denominados
fachas del sol.
Me lloverán las críticas,
pero mientras llueva,
seré capaz de soportarlo.

Cuando alguien dice
que hace frío
con veinte grados
a la sombra.
Cuando no se quitan
las cazadoras
en el metro.
Cuando duermen
a pierna suelta
sin gota de aire
y las ventanas cerradas.
No tenéis barrio
ni vergüenza.

La temperatura
también va de bandos,
y en España hay
una aplastante mayoría.
Por eso los nostálgicos
viajamos al norte
buscando a Noviembre
y a Marzo.
Porque no queremos
que nos quiten
los abrazos bien dados;
ni el contacto
suave de la tela pirenaica;
ni las noches tapadas
entrecruzando las piernas.

Por todo ello
no me gusta mayo.
No por lo que es en si,
sino por lo que
viene después.
Así que,
rememorando viejos
juegos de infancia:
"Declaró la guerra a mi
peor enemigo que es..."