de mi vida,
hace mucho,
que estaba
en el plano
de reducir daños.
Me explico.
Ante un abanico amplio
de frentes abiertos
y con la emoción
a flor de piel,
mi estrategia pasaba
por abarcarlo todo
en pequeñas dosis
y rangos menores.
Complacer todas
las incertidumbres,
al menos en parte,
con todo el coste
que supusiera.
Ahora,
un poco más maduro
y racionalmente más humano,
escojo y me posiciono,
priorizo lo que me parece
más urgentemente atajable,
elijo y desecho
pese al riesgo
de perderlo todo.
Me parece
más práctico,
más coherente
y más honesto.
Me demuestro
sin descanso
lo que me resulta
más importante,
lo que verdaderamente
me hace sentir bien
más allá de lo
que piensen los demás.
Esto no quiere decir
que pase
por encima del resto
cuyo control
no poseo.
Quiero decir
que me valoro,
que me cuido
y que lo tengo claro.
Reducir daños
ya me suena
a algo incompleto,
falso en su enfoque
y tóxico en sus resultados.
Voy de frente
con ciertas barreras
y resistencias
que me ayuden
a blindar
la perspectiva
que siempre
me ha hecho falta,
porque sin ella,
estoy perdido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario