sábado, 8 de febrero de 2020

Criminales

Vuelves a casa
un Viernes
del trabajo.
Desconectas
las alertas
y las defensas
te bajan.
Solo esperas
cosas bonitas.
Vas en la Renfe
y enfrente
se sienta 
una chica
que no se quita
el abrigo
ni el gorro.
Y cuando
menos lo esperas
ocurre.
Suena su móvil.
Lo coge.
Descuelga.
Transcribo:

- [...]
- Hola, si, volviendo a casa.
- [...]
- No. Este finde libro. Los dos días. Sábado y Domingo.
- [...]
- ¿Por qué?
- [...]
- No, no, no. Espera, eso no es así.
- [...] [...] [...]
- Mira Miguel, esta semana estuve dos días de baja por salud. No me tenéis que quitar un día libre. He estado mala.
- [...] [...] [...]
- Que no, vamos a ver. Que he estado mala, no me he quedado en casa porque me haya dado la gana. Además ya presenté el justificante.
- [...]

SUBE EL TONO

- Que no Miguel, que no. Yo he faltado dos días al trabajo por motivos de salud. La seguridad social me lo cubre y ganaré menos dinero esos días, lo asumo. Pero eso no quiere decir
que podáis mover mis días libres porque os haga falta gente. Ese no es mi problema. No es mi problema.
- [...] [...] [...]
- Que no me puedes hacer esto. Que no voy a perder mis días libres por haber faltado por enfermedad ¿Por qué no lo quieres entender? Llevo razón.
- [...] [...] [...]

A ESTAS ALTURAS EL VAGÓN SE ESTÁ ENTERANDO DE TODA LA CONVERSACIÓN.

- Pues si eres un mandao y sabes que no está bien no lo hagas Miguel. Es ilegal. No me hagas el lío. Esto no es así.
- [...] [...] [...]
- Pues ya está, que no. Si eres un mandao dile a Gema que me llame y me lo diga ella. Dale mi número, le voy a decir lo mismo.
- [...]
- No, no. Dile a Gema que me llame. Estoy en mi derecho joder. Solo estuve mala. No me tenéis que quitar los días libres. No podéis.
- [...] [...] [...]
- Que le digas a Gema que me llame y ya está. No te lo voy a repetir. Me pertenece el fin de semana libre. No voy a ir a trabajar. Apáñatelas como quieras Miguel.
- [...]
- Aunque seas un mandao no puedes hacerme esto. No voy a hablar más contigo. Adiós.

CUELGA. TODO EL VAGÓN NOS SENTÍAMOS COMPAÑERAS. NUESTRAS MIRADAS CÓMPLICES LO DECÍAN.

La víctima me mira y me dice:
- Dime que llevo razón por favor.
- La llevas. Y si legalmente no fuera así, debería serlo- contesto angustiado.

Sonreímos con miedo.

Cuando bajo del vagón,
con la mandíbula
muy apretada,
de mi boca sale
solo una palabra
como un suspiro
que se pierde:
(((CRIMINALES)))

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