en brazos de la madre.
Ésta se la traspasa al padre
como si de mercancía se tratara,
que está apoyado en la
puerta transparente.
Cruzan tres hombres
y papá
con su niña en brazos
manteniendo el berrinche,
llama la atención de ésta
señalando a los
- ¡Mira, que viene el coco!
Pienso malintencionadamente
cuántos
los que piensen que papá
A su vez pienso
cuántos
serán el famoso coco
de otros cuantos
Y más desorientado que nunca,
me da por pensar,
cuándo abriremos los ojos
para entender que los
únicos cocos que existen
son los que ganan elecciones.
QUE LOS RESTOS DE POESÍA
SE HUMANICEN
Y QUE EL COCO
SIGA SIENDO COSA DE CUENTOS.
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