martes, 26 de noviembre de 2024

Palos en las ruedas

Un análisis subjetivo 
dadas las circunstancias.
¿Es determinante
la parte proporcional 
que nos quitan en
una jornada de huelga?
Entiendo que sí.
¿Es una trampa 
o una consecuencia
que a veces sirve para excusarnos?
Quizá las dos cosas,
pero igualmente lícitas.
La clave está en nuestro sueldo que,
siendo muy precario,
no nos da margen de maniobra.

Hace tiempo me dijeron
que era importante,
pero no fundamental.
Le dije que se equivocaba,
que nuestra mayor reclamación 
era y es una nómina digna,
que por ahí empieza todo 
y que luego viene lo demás.
Agradecí el esfuerzo de cobrar 
por encima del convenio:
es de bien nacidos
ser agradecidos.
Pero también hay que ser justas,
no se desprende un apoyo real
a nuestras reivindicaciones 
desde hace varios años
por motivos que desconozco.
También muy lícito, por cierto.

Es difícil movilizarse
con estas condiciones,
con la obviedad de
que necesitamos y merecemos
mucho más,
con el reconocimiento y la fuerza
de nuestro empuje, en bloque.
En todo caso, como personas
únicas e individuales, físicas
y con plenas facultades,
cada cual toma sus decisiones.
Todos estos procesos son más 
que legítimos 
aunque a mí me parezcan 
más que mejorables 
y ciertamente incoherentes.

Somos muchas,
aunque quizás
no las suficientes,
como para darnos cuentas
que en uno de los sectores 
por excelencia basado en los cuidados
hacia otras personas,
la voz cantante,
el músculo,
el liderazgo,
vuelve a no ser manejado 
por las mujeres.
Llevo nueve años
padeciendo el término
de mi mochila
y resulta que la mochila
del convenio todavía 
no se ha revisado.
Contarme otra.

Los servicios mínimos 
fijados por el ayuntamiento,
abusivos y malintencionados,
garantizan más que de sobra
la calidad del servicio.
Otra cuestión diferente 
es la posición que se elige
para justificarse en ellos.
Aquí reina la asertividad
y la empatía 
menos cuando no reina
la asertividad y la empatía.
Me parece reprochable 
que nos metamos palos
en nuestras propias ruedas.
Pero es una lucha más,
un combate para el que siempre
salimos derrotadas
antes de que empiece.

En la gran mayoría de los casos
falta conciencia de clase,
cultura de la reivindicación 
y compromiso con la resolución 
de nuestros malestares.
No puedo decir que es tarde,
pero una de las conclusiones 
es que siempre resulta insuficiente.
No solo es el desgaste 
que te produce el sistema,
es la impotencia 
ante nuestras propias
mediocridades,
a las cuáles,
cada una,
dota de significados muy diversos,
una vez más,
tan lícitos como 
los que fueran sus contrarios.

Insisto en que es una
reflexión totalmente subjetiva;
si alguien no está de acuerdo 
que conteste,
se abra un BLOG 
o tire la mochila 
que le han impuesto.
Y sí,
somos trabajadoras,
compañeras y amigas,
por tanto en una cuestión feminista.
Lo escribo desde 
la parte privilegiada,
la de ser un hombre,
pero también desde la parte 
sensible, consciente
y comprometida.
No fui yo quien dijo:
"¿y para cuándo un día del hombre?"
Esto es gravísimo.
Resistimos y venceremos.

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