y escribo en plural
porque somos una máquina
perfectamente engrasada.
Apenas dos meses
para llegar a la meta
y echo la vista atrás
para enorgullecerme
de todas ellas;
también alzo la mirada
y me invade un
ejército de mariposas
por la confianza y el compromiso,
los nervios van intrínsecos.
Todo el mundo sabe
que mamá se va a estudiar
cuando sale de casa
a horas que no acostumbra.
El deseo de permanencia
de las cuatro,
lo procrastinamos en su día
hasta el próximo verano.
El calor va asomando
y el crecimiento
nos ha atravesado de lleno,
pero cada una tiene su papel,
cada cual tiene su funciones,
y aquí está cumpliendo
todo el mundo hasta
las trancas.
Nosotras no amamos el mar,
pero amamos al maestro
que amaba el mar
y les prometió a sus niñ@s
una visita en autobús.
Emocionarse todavía es posible
y aprender de modelos rompedores
también.
En cierta medida,
esto se lo dedicamos
a Antoni Benaige
y a su escuelita
laica, gratuita y diversa
en un pueblo reprimido
por el catolicismo
y silenciado por el
auge del franquismo.
Se trata de eso,
de intentar meternos
por los huecos estrechos
para crear posibilidades
y alternativas nuevas,
explorar horizontes vírgenes
y dar los pasos
que nadie consiguió dar antes.
En casa también somos modelo.
Quien se quiera meter
en un proceso de oposición
que nos llame y nos pregunte
por la organización, la logística
y el cuidado de
las oportunidades
que tenemos de estar juntas.
A estas alturas
ya nada puede salir mal,
más allá del examen,
hemos vuelto a recorrer
el camino de una manera
tan formidable que,
independientemente
del resultado,
ya hemos vuelto a vencer.
Nacimos para eso
y nos lo repetimos
diariamente
tanto al levantarnos
como a la hora temprana
de dejar caer los párpados,
que proporcionalmente
es igual de temprana
que la hora de levantarnos.
Hace poco,
una gurú del espíritu
cuestionó el término
de escuela por caer
en la trampa de todo
el sistema curricular
que limita el modelo educativo.
No estoy de acuerdo,
le faltaba el contexto histórico
del pasado,
el sesgo político
y la identidad de clase.
Aquí se oposita
para volver a la esencia
del republicanismo,
donde la religión
será relegada a los sitios sagrados
y donde todo el mundo
aprende del todo el mundo,
con unos saberes de ida y vuelta
que no provoquen
discriminación ni marginación.
La figura de la maestra
nos la sabemos de memoria,
la tenemos en casa
y no la desaprovechamos
ni un solo segundo,
aunque a veces nos equivoquemos,
aunque a veces nos resulte tediosa,
sus valores trascienden
y acaban permitiéndonos ser
como queremos.
Estamos cerca
de no volver a tenernos
que despedir tantas veces al día.
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