establecemos unas normas.
Ell@s van a entrar de lleno
en los juegos reglados;
van a sentir una necesidad
imperiosa de inventarse normas
para los juegos,
así que hippies, enteraos,
las normas son buenas y necesarias.
La primera norma es que
la historia debe tener
un principio y un final,
como toda buena historia
y como toda vida conocida.
La segunda es que
a quién le toque empezar
tiene que decir "érase una vez",
el ritual de las frases.
La tercera tiene que ver
con las nuevas oportunidades,
si te toca una imagen
que te parece difícil
de introducir en la historia
como elemento o personaje,
tienes dos oportunidades más
para tirar el dado de nuevo.
A partir de ahí, por turnos,
los dados vuelan y giran,
dando volteretas
hasta que caen,
se deslizan
y posan con suavidad
quedando estéticamente inmóviles.
Con una docena de imágenes
han aparecido
escarabajos de la época egipcia,
robots, dos cocodrilos,
uno malo y otro parlanchín,
una oveja depredadora,
casitas y castillos,
amig@s y puentes,
también una fuente,
el libro como cuento o historia,
una terrorífica tormenta,
la propia imagen de un dado,
un paracaidista,
una fabrica de construcción,
una obra de teatro,
sustos de muerte,
persecuciones,
mochilas con comida y agua,
y hasta l@s propi@s
Enzo y Gala
como personajes protagonistas,
como no.
Las risas y el misterio,
el pensamiento al cien por cien,
la imaginación al doscientos
y la emoción fuera de los márgenes.
La creatividad para salir
del paso,
el enlace inesperado,
la conjunción que lo une todo.
Aquí todo dios
se queda con la boca abierta.
Qué divertido y qué ilusionante
juntarse con personas
y contarse,
contarse lo que una quiera
y como quiera,
dando rienda suelta
a la fantasía y al temor.
Porque si lo expresamos,
es que en algún momento
tenía que ser contado
y me parece una ocasión
estupenda para hacerlo.
Ojalá todas las noches
nos de la alegría
para contar una nueva historia
y redescubrirnos
a través de las palabras
y un mundo ficiticio.
Ojalá nos de la vida,
y la noche
y la propia muerte
para caer de risa
sin sentir la obligación
de tener que contener nada más.
Que estamos todo
el puto día reteniendo
como para que en casa
haya que estar siempre
a la altura de cada circunstancia.
Si tengo que tirar
los dados 🎲🎲,
os deseo
una familia como la mía;
no porque sea mía,
sino porque formo parte
de lo mismo que ell@s:
una historia
que puede ser contada
por seis lados.