un 28 de septiembre de 2022
(la fecha es para acordarnos siempre).
También estaba sola
en el salón
y lo hizo sobre
la tapa de plástico
de un envase huevos.
Un poquito por azar
o por lo que fuera,
se mantuvo el tiempo suficiente
como para poder descubrirla
y sufrir su caída hacia atrás
sobre una alfombra acolchada.
Es genial estar en sus
primeras conquistas posturales
y observar como expresa gestos
de deslumbramiento,
de sorpresa,
un proceso de digestión
de cosas que no sabían
que se podían hacer
y que de repente,
han sido posible.
Cuando esto sucede,
hablamos de significantes
de accesibilidad y competencia.
De pasos que les conducen
a un medio
para llegar más tarde
a otros lugares más lejanos.
Un pasito más,
literalmente un culetazo más,
para sacar de la chistera
el concepto de perspectiva.
A veces, solo es eso.
Perspectiva o un cambio de la misma.
En ocasiones,
lo tenemos tan cerca
que somos incapaz de verlo;
me refiero a las ideas,
a las personas, a las cosas.
Puede que solo sea cuestión
de cambiar de perspectiva
para encontrar
lo que tanto tiempo
llevamos buscando.
Toda esta reflexión
me la regaló mi hija
sin querer nada a cambio.
Por eso te lo escribo
y te lo explico,
para que sepas
que incluso desde antes de nacer
ya me estabas dando cosas
sin que yo todavía
te diera nada.
Solo mi voz
a través de la carne
y un tacto que te llegaba
por ondas.
Tú y lo que implicas
sois susceptibles de ser descritas
y/o escritas en verso libre,
para que un futuro,
donde la memoria
ya no alcance a nadie,
podáis redescubrir
qué, cómo, cuándo y cuánto
fuisteis.
También por si ayuda
a alguien ubicarse
en qué podría fijarse
o a qué podría dedicarse.
Recuerdo, de adolescentes,
cuando tu madre
se sentaba sobre mis piernas
o yo sobre las suyas;
un peso que no pesa nada
aunque la materia
tenga sus leyes físicas.
Y ahora os sostenemos
a vosotr@s, aunque sepáis
hacerlo por vosotr@s mism@s.
Quizá, l@s mayores, deberíamos
volver a darnos el permiso para
sentarnos un@s encima de otr@s
como signo de amor, cariño
y primeras historias de noviazgo.
Acabas de terminar
tu tercer día de Escuela
y este texto ya ha caducado.
Te has apoyado sobre tus pies
para ponerte de pie,
mientras con tus manos
hacías fuerza en mi pierna.
Pero esta conquista postural
ya para otro día.
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