lanzar una crítica
que saber recibirla,
encajarla y asumirla.
Estamos equivocadas
si pensamos
que las personas
que no se callan nada
son el tipo de personas
que hacen falta.
Hay una línea muy fina
entre la humildad
y la prepotencia.
Lo mismo pasa
con el tomar y el dar.
Es mucho más simple,
mecánico
y está mejor visto
el dar.
Sin embargo,
para tomar,
hay que estar
mucho más preparada.
Es más revolucionario
el aceptar recibir
palabras, personas o cosas.
Un proceso
de metamorfosis
y madurez
que solo algunas
llegan a comprender.
Esas son las personas
que me gustan.
Entre dar y tomar,
prefiero tomar
conscientemente
me enfrente
a lo que me enfrente,
y de vez en cuando,
dar alguna
que otra hostia.
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