miércoles, 11 de diciembre de 2019

El momento del biberón

En la hora
del biberón
se suceden
movimientos,
acciones
e intenciones
de acomodamiento,
ensartes,
acoples
y encajes
naturales
que nos llevan
a ser lo mismo
durante unos minutos.

La succión que no une
sintiendo bajar
la leches caliente
por dentro del cuerpo.
La simbiosis
entre el pamadre
y el hijo.
La sincronización 
del latido.
La vinculación
de todo lo acontecido.

Debe ser parecido
a cuando se da
el pecho
pero a nuestra manera,
porque nuestra manera
es esta
y no existe
nada mejor
para nosotras.

El baile de tus dedos
con tu pelo
procurándote
el rizo
que te asemeja
más a tus mayores.
El juego
del encuentro
a solas.
La coresponsabilidad
de los cuidados.
El compromiso
del respeto.
El deseo
del cariño.

La temperatura
va subiendo
y te afanas
en que el biberón
no se acabe nunca.
Pero se acabará.
Y no está mal.
Buscaremos
otros momentos
para representar
juntas
lo mismo.
Da igual
que el biberón
sea de 60,
120 o 210,
solo es una excusa más
para tragarnos
sin limitaciones.

Cuando te tiras
el eructo
sacas de ti
las malas experiencias,
que las hay,
y pensamos
al unísono
¡Salud y República!

Otro de mis momentos
favoritos.
Biberón se escribe 
con B de Barrio.
Cuando tomas
el biberón,
el barrio respira
aliviado
de todo
lo que sufre
a diario.

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