Las calles,
las plazas
y los parques
están llenos
de cristales,
cuidado
donde pisas,
ya no hay
tierra virgen.
La deconstrucción
del mundo
que conocemos
es necesaria,
pero nunca
a través de
las armas,
los contratos globalizados
ni la sobreexplotación.
Si caminar
ya no es seguro
y pasear resulta
arriesgado,
¿solo nos queda
combatir
imaginando
sentados
desde casa?
- ¡No!, ¡qué no te engañen!
Descálzate y hazte daño
abriendo el paso
de los que necesitamos
un empujoncito.
Podemos cortarnos,
pero jamás
permitirnos
el lujo
de desangrarnos.
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